El Reina Sofía rinde homenaje a José Gutiérrez Solana

El Museo Reina Sofía ha decidido rendir homenaje al pintor y escritor José Gutiérrez Solana (Madrid, 1886-1945) con exposición con la que pretende redescubrir a uno de los artistas más importantes de la primera mitad del siglo XX. Para ello, se han seleccionado 94 pinturas, 17 grabados, 59 dibujos, una escultura, siete libros y algunos objetos, fruto de más de dos años de búsqueda.

La exposición pretende mostrar una visión rica y completa del pintor, centrándose en el periodo comprendido entre 1918 y 1940, su etapa de plena madurez artística. 160 de las obras proceden de colecciones privadas, por lo que en su mayoría son piezas muy pocas veces vistas en España. Además, por primera vez se puede ver reunida una importante selección de trabajos sobre papel, algunos de ellos con su correspondiente versión en pintura.

La evolución de la trayectoria artística de Solana no experimentó unos cambios significativos, por lo que los comisarios María José Salazar y Andrés Trapiello han planteado un recorrido circular en torno a los temas recurrentes tratados en sus obras: muerte, religión, toros, arrabales, oficios, fiestas, con obras como La tertulia del Café de Pombo, Cabezas y caretas, El circo, La cupletista o El cartel del crimen. Junto a la obra pictórica, la exposición trata de poner de relieve la producción literaria de Solana con la exhibición de sus libros publicados y la inclusión de sus propios textos para explicar algunas de las pinturas.

Artista contemplador de la vida, el espectáculo, la España difícil y anacrónica de su tiempo y de las gentes de su entorno, Solana está considerado como uno de los creados más complejos, singulares y fascinantes del panorama pictórico español del pasado siglo. Olvidado durante años, debido principalmente a los malos recuerdos que su temática provocaba, ha sido considerado como un "epílogo del 98", hombre directo, poco amigo de convencionalismos con una obra marcada por un profundo realismo, con personajes de profundas miradas, en la que muestra vida y muerte como realidades inseparables.

Camilo José Cela fue el impulsor de la obra literaria de Solana, a la que dedicó su discurso de ingreso en la Academia Española, "uno de los mejores textos de Cela, al que la literatura española debe mucho por ese descubrimiento", según Andrés Trapiello, para quien no existe diferencia entre el Solana pintor y el escritor.

En opinión del comisario, Picasso y Solana son parte de una realidad común, tan moderno uno como el otro. "Solana no es superior a Picasso, pero en modo alguno es inferior", es un pintor, un escritor, un creador de un mundo único, "un mundo enormemente melancólico pero no deprimente". Solana dio "una impronta, como nadie, a esa España que no es la de la generación del 98, ya que no es un pintor social, ni de denuncia. A Solana le mueve el principio esencial de la compasión", por lo que hay que atenuar ese lado sombrío, "estereotipo que le ha hecho mucho daño".