La Pasarela Cibeles cierra pisando fuerte

Jesús del Pozo ha sido el encargado de abrir la última jornada de la pasarela Cibeles y su colección ha confirmado la buena acogida que tienen sus creaciones, esta vez con una apuesta por la vuelta a los años 40. Faldas rectas y cinturas altas y marcadas recuperan la figura curvilínea de la mujer que reinaba en la década más glamourosa de Hollywood. El diseñador rompe el gris invernal con complementos en colores ácidos. Llaman la atención los tocados con motivos florales y las estolas de pieles.

El gallego Antonio Pernas, ya al final de la tarde, ha cerrado la 39ª edición de Cibeles, tras una jornada desigual que daba comienzo con las esperanzadoras expectativas de Jesús del Pozo y Devota & Lomba, pero que poco a poco ha ido decayendo.

Según las propuestas de la última jornada, las mujeres dirán adiós a las creaciones imposibles y a las transparencias y se inspirarán en las primeras décadas del siglo XX a la hora de elegir su vestuario. Sólidos tejidos, de espiguilla, pata de gallo o cheviot; ajustadísimas y estilizadas siluetas alargadas con altos tacones de puntas cuadradas; retorno al vestido y a las faldas, estrechas y modernizadas con cortes, o en evase y chaquetones y abrigos tipo trapecio con mangas japonesas o murciélago, acompañados, principalmente, por pantalones pitillo, son algunas de las propuestas con las que podría resumirse lo visto en Cibeles.

En los cuarenta ha fijado su mirada Jesús del Pozo para crear una colección con la que busca favorecer y resaltar el cuerpo femenino. Sin perder sus conceptos arquitectónicos, sus asimetrías y sus característicos cortes, el diseñador los ha suavizado ostensiblemente, con sobrios trajes de chaqueta, chaquetones tipo capelina y con grandes lazadas, largos bajo la rodilla, y faldas rectas por delante pero con estratégicos cortes en la parte de atrás que las dotan de vuelo y movimiento. Del Pozo, que ha coloreado el invierno con pequeños toque de color rosa, amarillo y azul en una colección basada principalmente en los tierra y grises, utiliza el encaje de lana y sólidos jaspeados de lana cosidos junto a las gasas para confeccionar sus vestidos de noche. Como apuesta clara, los finísimos terciopelos.

Modesto Lomba, de Devota & Lomba, ha sido uno de los diseñadores que más ha convencido al público presente hoy en Cibeles, al que ha trasladado al ambiente francés de La vida en rosa, de Edit Piaff. En un elegante desfile, en el que ha estado presente el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón, acompañado de su esposa, se han visto chaquetas con doble cinturón, bajo el pecho y en la cadera, pantalones pitillo por encima del tobillo, vestidos con cuerpos tipo corsé y prendas con numerosos cortes y gruesos pespuntes en pliegues y costuras. Estampados florales en rosa, tonos bronce, malvas, beiges y marrones para una mujer que, en su versión más agresiva, viste más ajustada en plata, raso brillante y seda plastificada.

A Lemoniez no le ha interesado en esta ocasión formar un fondo de armario y ha optado por presentar una colección con vaporosas gasas de lunares o blusas en georgette de seda en intensos rojos y azules turquesa, así como gruesos y brillantes brocados, todo ello en líneas despegadas. Más urbanos han sido sus tres cuartos en lana pata de gallo y sus abrigos combinados con visón.

Death Metal, ha llamado Duyos a una colección en la que pretende unir dos conceptos muy alejados, pero a la vez con las mismas características, como son la estética de las heroínas del cine europeo de la primera mitad del siglo XX y la música metal, logrando un resultado "salvaje, oscuro, frío". Para ello, ha metalizado clásicas sedas y lanas, así como el estampado geométrico en azul, punto conductor de una colección en la que hubo bastante pieles, capelinas y mangas japonesas en chaquetones y brillantes terciopelos.

Por su parte, Antonio Pernas ha dicho un adiós definitivo al minimalismo al optar, en una colección más arriesgada, por innumerables volantes que forman vestidos y tops, en tul y seda. Las faldas son ajustadas a la cadera, pero amplían volúmenes con grandes volantes asimétricos o godes, y los pantalones de pana son amplios y con grandes bajos. Todavía más diferentes fueron las sofisticadas propuestas de fiesta, con vestidos de fuertes colores fucsia o verde confeccionados a base de unir gasas sin rematar y con costuras hacia afuera.