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FIESTAS

Más de 700 fallas arden en la noche de fuego valenciana

Entre dos y tres millones de visitantes han acudido a la fiesta, según las primeras estimaciones

Las Fallas de Valencia han finalizado esta noche con la quema de los 744 monumentos falleros repartidos por toda la ciudad, cuyas críticas y visiones sarcásticas han abarcado este año desde la historia de las culturas mediterráneas hasta la llegada del euro y los fenómenos mediáticos de Operación Triunfo y Harry Potter.

La edición de las Fallas 2002, que según estimaciones provisionales ha atraído entre dos y tres millones de visitantes, también tuvo sus momentos trágicos: un hombre de 34 años perdió la vida el pasado domingo al explotarle los masclets que manipulaba, un niño de 10 años perdió dos dedos de una mano el pasado lunes cuando iba a disparar unos petardos, varias personas resultaron heridas también el domingo cuando el viento y la lluvia hicieron que se desprendieran los remates de varias fallas, y una decena de personas resultaron con heridas leves en diferentes mascletaes.

El fuego purificador que despide la crónica en cartón-piedra de todo un año y da la bienvenida a la Primavera ha comenzado a las 22.00 horas con la quema de las fallas infantiles para posteriormente reducir a cenizas las grandes, todo ello ante la mirada de vecinos y de decenas de miles de turistas, la vigilancia de los bomberos, las lágrimas de las falleras y el permanente ruido provocado por la explosión de petardos en las calles.

Tres excepciones se han librado este año de las llamas. El público ha indultado a los grupos escultóricos La cenicienta (comisión de Sueca-Literato Azorín) y La barbacoa (Exposición-Micer Mascó), mientras que la falla de Duque de Gaeta-Puebla de Farnals ha decidido hacer lo propio con su monumento infantil, algo inédito en la historia fallera de las últimas décadas, alegando que es "irrepetible" por su perfección y por la calidad del modelado de sus figuras.

Inversión fallera

Para 2002, las comisiones falleras han invertido 7.359.687 euros (más de 1.224 millones de pesetas) en la construcción de los 373 monumentos "grandes" y los 371 infantiles, confeccionados por 270 artistas, 87 especialistas artesanos y 1.420 aprendices. El gasto total de las fiestas ha ascendido, según las estimaciones de la Junta Central Fallera, a los 36,4 millones de euros.

Cada año que pasa los festejos josefinos se abren más al mundo y las consultas por internet abarcan a un número cada vez mayor y más exótico de procedencias, mientras que un centenar de inmigrantes forma ya parte de alguna comisión fallera de Valencia, con un censo actual que supera los 90.000 miembros.

El objetivo festivo de estas entidades se ha concretado en los últimos 19 días, hasta llegar a San José, con mascletaes, fuegos artificiales, verbenas, ofrendas florales, pasacalles y concursos de paellas, todo ello aderezado con el colorido de los trajes típicos valencianos, la música de las populares bandas de la provincia y el olor de los buñuelos en cada calle de la ciudad.

Ausencia de la temática del 11-S

Este año la temática ha estado repartida entre los personajes de la transición política española, las actitudes sociales encarnadas por los EEUU de los años 20, el amor, el poder y la fama (incluyendo a Operación Triunfo), así como las aventuras de personajes infantiles como Harry Potter y los Pokémon. El contexto del 11 de septiembre está escasamente representado por decisión casi unánime de artistas y comisiones.

La falla de la plaza del Ayuntamiento, de 24 metros de altura, llevaba por lema Mare Nostrum, era obra de Pedro Baenas y costó 144.243 euros. Las esfinges egipcias, los barcos fenicios y los gladiadores romanos tampoco pudieron defenderse (ni con un euro a modo de escudo) de las llamas que provocó, como cada año y tras un castillo de fuegos artificiales con mascletá incluida, la orden dada por la Fallera Mayor, Sara Martín, desde el balcón principal de la Casa Consistorial.

Junto a ella se encontraban su homóloga Infantil, Alba Cervera, el presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, la alcaldesa, Rita Barberá, y el alcalde de Vitoria, Alfonso Alonso, además de miembros de los gobiernos local y autonómico y representantes de la política, la cultura y la sociedad valencianas.

Las lágrimas de las falleras mayores y sus respectivas Cortes de Honor reflejaban la tristeza de que su reinado en las Fallas de 2002 tocaba a su fin, una vez que las llamas terminaron en diez minutos por derribar el último monumento josefino.

Después de la nit de la cremá coemzaba el trabajo de cuatrocientos bomberos y limpiadores municipales, que tienen como misión controlar y gestionar las más de 3.000 toneladas de cenizas y escombros que siembran la ciudad y hacer que las calles recuperen su estado original.

Hoy los valencianos regresarán a su quehacer diario con la resaca de haber sido la capital festiva del país y los artistas falleros continuarán diseñando las modernas y sarcásticas esculturas que en su día, hace ya bastantes siglos, solo eran palos situados a las puertas de los talleres que se encendían para alumbrar en la oscuridad.

Un momento de la 'cremà' de la falla infantil en la plaza del Ayuntamiento.
Un momento de la 'cremà' de la falla infantil en la plaza del Ayuntamiento.EFE
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