El director de EL PAÍS reivindica la transparencia en el ejercicio del periodismo: “O es honesto o no es periodismo”
La consejera delegada de Prisa Media, Pilar Gil, presenta a Jan Martínez Ahrens en el Foro de la Nueva Comunicación y destaca su condición de “periodista antes que director, y sobre todo líder”

Es el mejor y el peor de los tiempos para el periodismo, sostiene el director de EL PAÍS, Jan Martínez Ahrens. El mejor, porque nunca hubo tantos lectores, ni el alcance fue tan “profundo y global”, ni los medios generaron tanta información y tan diversa. El peor, porque “al mismo tiempo nunca los riesgos y el descrédito han sido tan altos”. Y ello, debido a la crisis estructural que los medios escritos tradicionales empezaron a sufrir hace tres lustros, con el consiguiente derrumbe de modelo de negocio provocado por la irrupción digital que obligó a cambiar la dinámica de contar lo que pasó ayer y centrarse en narrar “todo lo importante al instante” y en diversos formatos. Una transformación en la que para hacer frente al fortalecimiento de la mentira y la generación de realidades alternativas Martínez Ahrens reivindica la transparencia y la honestidad en el ejercicio del periodismo: “O es honesto o no es periodismo”.
Así ha reflexionado el director de este periódico durante la mañana de este lunes en un desayuno informativo organizado en Madrid por Nueva Economía Forum. Le han acompañado en el acto —al que han asistido diversas personalidades de la vida pública capitalina— el presidente del Grupo Prisa (editor de EL PAÍS), Joseph Oughourlian, y la consejera delegada de Prisa Media, Pilar Gil. Ha sido Gil quien ha presentado a Martínez Ahrens antes de su intervención, y ha destacado su condición de “periodista antes que director, y sobre todo líder”. La consejera delegada de Prisa Media ha recordado que durante su primer encuentro con suscriptores de este periódico celebrado semanas atrás, su director desde el pasado junio afirmó que los periódicos están “en un momento poderoso”. Pilar Gil ha suscrito sus palabras, y ha añadido: “EL PAÍS no ha cambiado su línea editorial. No la ha cambiado desde que se fundó, hace 50 años, porque seguimos y seguiremos defendiendo siempre lo mismo: una democracia progresista, una sociedad diversa, igualitaria y más justa”.
Para llevar a cabo esa labor, Martínez Ahrens reivindica el “compromiso” de EL PAÍS con sus lectores a lo largo del último medio siglo. Y basa en tres ejes el mantenimiento de ese “vínculo profundo con una audiencia fiel y exigente”: el respeto “a la verdad, a la independencia y a la pluralidad”. El primero de esos ejes obedece a que “la verdad es método”, entendido como “práctica periodística”. El segundo principio relaciona la independencia con “buscar los hechos por encima de nuestros prejuicios, separar la información de la opinión y reconocer errores con claridad y transparencia, algo que en EL PAÍS viene asegurado por los mecanismos de control interno como la Defensora del Lector, el Comité de Redacción, el Estatuto de la Redacción y el Libro de Estilo”. Y como tercer pilar, la pluralidad queda anclada en “no dar rienda suelta a cualquier mentira de distinto signo o ser equidistante, sino escuchar a quien razonablemente tiene algo distinto que decir”.
En el giro “copernicano que aún no se ha completado y que dejó a muchos medios en el camino”, el director de este diario reniega de quienes “se volvieron esclavos de la información basura y de un algoritmo cuyas reglas ni siquiera conocían bien”. Y añade que “confundieron el clic con la lectura, cuando la lectura es tiempo y confianza”. Por eso, la crisis de credibilidad mediática “ha sido utilizada por los enemigos del periodismo, que han alimentado el monstruo de la desinformación amparados en la multiplicación de canales y la falta de rigor de algunas plataformas”.
Como ejemplo de ese monstruo está para Martínez Ahrens, que fue jefe de la corresponsalía en Washington de EL PAÍS durante el primer mandato de Donald Trump, el paradigma que representa ahora Estados Unidos, “un país que tenía la mejor prensa del mundo”. Y ahora, desde su regreso a la Casa Blanca, el magnate “apoyado por esa constelación sin escrúpulos ha emprendido una ofensiva contra los medios independientes, ha cerrado programas incómodos, cambiado presentadores hostiles y perseguido a los cómicos que se ríen de él”. Para Martínez Ahrens, “Trump es solo un ejemplo más en un mundo donde la ultraderecha y la intolerancia son cada vez más fuertes, y donde la información basura reafirma los prejuicios”. Un fenómeno “cada vez frecuente y que explica, en parte, cómo en España la ultraderecha es ya la principal fuerza entre los menores de 35 años”. En semejante contexto es donde EL PAÍS, según su director, “debe reafirmarse”.
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