Jan Martínez Ahrens, director de EL PAÍS: “La inteligencia artificial nunca podrá sustituir al periodista en el campo de batalla”
Un grupo de suscriptores del periódico mantiene un encuentro con su máximo responsable editorial en su primer acto público desde que empezó a ejercer el cargo

Medio centenar de los más de 426.000 suscriptores de EL PAÍS llegaron a la sede del periódico en Madrid durante la tarde del pasado viernes para mantener un encuentro con su director, Jan Martínez Ahrens. “Sois los dueños reales de nuestra información y del periódico”, dijo a modo de bienvenida en su primer acto público desde que a principios del pasado mes de junio empezó a ejercer como máximo responsable editorial de este diario. Y durante una conversación con la periodista Ana Fuentes, afirmó: “Aunque estemos en una crisis de desinformación, los grandes periódicos vivimos un momento poderoso. Las armas que nos da la tecnología nos pueden ayudar, incluida la inteligencia artificial, que nunca podrá sustituir al periodista en el campo de batalla”.
Martínez Ahrens se refería por supuesto a cubrir la guerra. Como hace Mohamed Solaimane, colaborador de EL PAÍS desde la Franja de Gaza, el lugar más letal del mundo para ejercer hoy el periodismo. “Lo que él está viendo allí no puede reproducirlo la inteligencia artificial. Otra cosa es que determinadas informaciones sobre la Bolsa se puedan tratar con esta tecnología avisando a los lectores de su uso”. El director de EL PAÍS extendió a otros campos informativos la contraposición del oficio frente a las amenazas de la inteligencia artificial. “Necesitas la fuente. Los documentos. Aquello que te saca del flujo normal de la información”. Y recordó la compleja gestación de la exclusiva mancomunada con The New York Times, The Guardian, Le Monde y Der Spiegel que este periódico publicó mediante la colaboración de Wikileaks en 2010. Aquel Cablegate desveló 250.000 documentos confidenciales del Departamento de Estado de Estados Unidos que arrojaron luz sobre diversos casos de corrupción, escándalos diplomáticos y enredos de espionaje a escala internacional.

Martínez Ahrens contó a los suscriptores del diario que aquella fue una exclusiva de tal magnitud que a la postre participó todo el periódico. Surgió de sus conversaciones sobre Julian Assange con el periodista de EL PAÍS Joseba Elola, que entonces formaba parte del equipo del suplemento Domingo dirigido por Martínez Ahrens, y que dio lugar a una operación de acercamiento a Assange que duró meses y tuvo varios hitos. Una vez establecido el puente, se celebraron una serie de reuniones presenciales y secretas en Ginebra. “Logramos convencer a Assange de que EL PAÍS era la entidad que le hacía falta para tener impacto en lengua española“.
La realidad estadounidense sigue siendo hoy objeto destacado de las coberturas con el segundo mandato de Donald Trump. Martínez Ahrens era corresponsal jefe en Washington cuando Trump ejerció su primera legislatura presidencial y recordó que ese primer Trump, que ya entonces era peligroso y excesivo, se ha quedado corto respecto a lo que vemos ahora. “Trabaja para una base ideológica de extrema derecha. Y uno de sus objetivos está en la búsqueda de un enemigo externo. Entre ellos, el extranjero. Especialmente, el latino y el mexicano. Se les hace saber que se les va a expulsar sin ningún tipo de derechos y lo triste es que una parte de esa comunidad les apoya. Nuestra línea editorial allí es estar en contra de las políticas migratorias de Trump”.
En España es Vox la formación con la que toma cada vez más impulso la ultraderecha. Así lo han advertido varios sondeos durante el último año. Y con especial empuje, el último elaborado por 40dB. para este periódico, que reflejaba hace unos días su mejor resultado desde las elecciones generales de 2023. Para el director de EL PAÍS resulta especialmente preocupante “que pueda estar ganando una fuerza con raíces en el recuerdo terrible de la dictadura que nació de un conflicto ensangrentado y el asesinato de civiles por defender la democracia”. Entre los factores relacionados, sitúa “la extrema polarización y el uso de la violencia verbal por parte de los políticos, algo que los legitima”. Frente a este fenómeno, Martínez Ahrens considera que el medio que dirige tiene que ser la referencia. ”Creo que lo ha conseguido durante los últimos 50 años”.
Para continuar esa senda, la fórmula retoma los valores que dieron pie a la creación de EL PAÍS hace casi medio siglo para defender una democracia que aún no había nacido. “En un momento de tanta radicalización tenemos que primar la reflexión y la información de calidad. No podemos ser militantes de ningún partido, pero sí de muchas causas. Ser un periódico que apele a la reflexión y a los valores del consenso de la democracia, que sea plural e independiente. Algo que forma parte de nuestros valores fundacionales. El ambiente mediático en España se ha enrarecido mucho. Hay medios que practican la militancia. Nosotros somos progresistas, lo hemos sido y lo seremos siempre. Y lo hacemos honestamente”, dijo el director de EL PAÍS, quien sostuvo que la independencia existe porque la verdad existe; que un periodista puede tener su ideología, pero si se atiene a los hechos, a la verificación y el contraste, “la verdad se impone”.

Respecto al ejercicio del oficio, afirmó que “el periodismo es método y transparencia”. Y añadió: “Puede equivocarse, pero si sucede tiene que rectificar y explicar cómo ha sucedido el error. Una de las ventajas de nuestro periódico es que estamos obligados a seguir el método periodístico por el Libro de Estilo. Y tenemos órganos que velan por esa obligación, desde el Comité de Redacción hasta la Defensora del Lector”.
La periodista de este diario Ana Fuentes preguntó al director de EL PAÍS, en el cargo desde hace tres meses, si cuando cambia un director cambia también la línea editorial. Martínez Ahrens respondió que la línea editorial de EL PAÍS está establecida desde su fundación. “Cambian sensibilidades, intereses, y yo tengo algunos a los que presto más atención”. Fuentes también le recordó su fama de exigente. “Hay famas peores”, dijo Martínez Ahrens. “Esta no es una redacción fácil. Solemos ser muy autocríticos. Nos duran muy poco los éxitos y nos fustigamos mucho. Mejor ser exigente y tener la luz encendida a cualquier hora para cumplir nuestro deber, que es informar”.
El 4 de mayo del año que viene este periódico cumplirá sus primeros 50 años. Vistos con perspectiva, su director cree que los valores a seguir defendiendo son los del consenso y la democracia. “Y un llamamiento a escuchar al otro en una sociedad un poco militarizada ideológicamente. EL PAÍS ha sido tremendamente sensible además a los avances sociales. Cuando era redactor jefe de la sección de Sociedad pusimos como banderas la lucha contra la violencia de género —antes mal llamados crímenes pasionales—, la evolución del divorcio o el matrimonio homosexual". Ahora, según el director de este periódico, siguen siendo relevantes, entre otras, las cuestiones de género, la igualdad y la reducción de diferencias en términos económicos. “Hay que saber redistribuir la riqueza, y también crearla”, indicó. “Seguimos siendo una sociedad muy desigual, donde la gente joven no puede comprarse un piso o un coche. Ese es un mensaje que a muchos les llega e interpretan que no pertenecen a esta sociedad y abre el camino a la antipolítica”.
Un suscriptor quiso saber cuánto durará la edición de papel de EL PAÍS a partir del 50º aniversario del año que viene. El director afirmó que “le augura un buen futuro, aunque se predijo su muerte hace muchos años”. Y añadió: “Tengo buenas noticias con el papel. Se ha reducido mucho su venta, pero está empezando a suavizarse la curva de caída. Y tiene un tipo de lector que para mí es el premium. Le doy, como mínimo, muchas décadas de vida por delante”. Otro suscriptor, autoproclamado “lector friki” que conserva un ejemplar de la primera edición de EL PAÍS del 4 de mayo de 1976, quiso saber la opinión que merece a su director la cobertura de los sucesos, campo en el que trabajó durante una época. “Puedes reflejar la sociología real mediante ellos si no entras en los caminos terribles del morbo”. Para otra suscriptora su interés está en el dilema de si el periodismo puede seguir considerándose como el cuarto poder. “Para mí el poder es la influencia”, respondió Martínez Ahrens. “Poder convencer de cosas que sabemos que son verdad. Por ejemplo, haber difundido el horror que se vive en Gaza o los peligros para la democracia en Latinoamérica”.
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