Los paleoclimatólogos Ellen Mosley-Thompson y Lonnie Thompson, Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA
El matrimonio de científicos recibe este galardón por dedicar su vida a demostrar a través del estudio de los glaciares que la rapidez del cambio climático no tiene precedentes
Ellen Mosley-Thompson y Lonnie Thompson han dedicado su vida a demostrar, a través de la perforación de los grandes glaciares, que la velocidad del cambio climático actual, provocado por la acción humana, no tiene precedentes. Y, por esto mismo, la pareja de paleoclimatólogos estadounidenses ha sido galardonada este miércoles con el premio de la Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de cambio climático. El jurado ha reconocido la contribución de los Thompson al “conocimiento y la comprensión del cambio climático en el pasado y el presente a través de su persistente dedicación a la investigación con testigos de hielo en los glaciares de alta montaña, que están desapareciendo rápidamente en los trópicos y las latitudes medias”.
Los testigos son catas cilíndricas de hielo a partir de cuya perforación y extracción se obtienen las muestras que los glaciólogos han ido recopilando durante décadas hasta construir una amplia biblioteca del clima del pasado. Su análisis del aire atrapado en las profundidades de los hielos del planeta, tanto en regiones polares como en glaciares de alta montaña, documenta, según el jurado, “la variabilidad climática tropical y sus impactos en ecosistemas y sociedades”. Este registro, que permite retroceder hasta hace 800.000 años —muestras obtenidas en la Antártida en perforaciones de 3.200 metros— y, en los glaciares de alta montaña, hasta hace 20.000 años, confirma que las concentraciones atmosféricas actuales de gases de efecto invernadero no tienen precedente.
“Los glaciares son el sistema de alerta temprana de la Tierra”, ha asegurado a EL PAÍS Lonnie Thompson. “El retroceso de los glaciares de montaña más pequeños y cálidos son los primeros indicadores de un planeta en calentamiento. Sin embargo, ahora, incluso las enormes capas de hielo de Groenlandia y la Antártida se están calentando y derritiendo en los márgenes. Los glaciares son simplemente agua congelada en la tierra, y cuando se derriten, el agua ingresa en los océanos del mundo, contribuyendo significativamente a la aceleración actual del aumento del nivel del mar”.
José Manuel Gutiérrez, director del Instituto de Física de Cantabria y miembro del jurado, explica que las largas series temporales obtenidas por los Thompson, “incluyendo zonas tropicales y de latitudes medias en las que no se contaba con registros tan largos”, evidencian que “el cambio actual no tiene precedentes y se caracteriza por su rapidez”. Además, aclara que “no tiene una causa natural sino que se debe a la acción del ser humano. La prueba más evidente de este cambio es que, de hecho, los glaciares en los que ellos han trabajado en las últimas cuatro décadas están desapareciendo y, por tanto, si no fuera por su trabajo, no hubiéramos contado con esa información”.
Pioneros en masas heladas de alta montaña
Catedráticos en el Byrd Polar and Climate Research Center (BPRC), de la Universidad Estatal de Ohio (EEUU), los Thompson son precursores de la investigación de las masas heladas en alta montaña, cuyo acceso requiere expediciones complejas. Según el oceanógrafo Carlos Duarte, secretario del jurado, estas son “enormemente valiosas”, porque son el único registro climático detallado que permite relacionar las variaciones en el clima con el auge y colapso de antiguas civilizaciones como la inca, entre otras. Además, junto a las burbujas de aire, en el hielo ha quedado atrapado polen y otras impurezas que informan de la evolución de ecosistemas como la selva amazónica y sobre la duración de las corrientes oceánicas de El Niño y La Niña, fenómenos de gran peso en el sistema climático.
Ellen Mosley-Thompson y Lonnie G. Thompson, ambos de 73 años, se conocieron en 1969, en una fiesta de Navidad del departamento de Geología de la Universidad de Marshall, en Virginia, en la que ambos estudiaban —ella fue la segunda mujer estudiante de física en esa universidad—. Se casaron al terminar los estudios. La organización de sus carreras, ella sobre todo concentrada en los polos y él en glaciares de alta montaña, tuvo que ver también con la conciliación familiar: las ausencias de ambos podían prolongarse durante meses, pero no se superponían, de manera que uno podía cuidar de la hija de ambos.
En las últimas cuatro décadas, ella ha dirigido nueve expediciones a la Antártida y seis a Groenlandia. Él ha encabezado medio centenar de expediciones a glaciares de alta montaña en el Himalaya, el Kilimanjaro y los Andes. Una de las más recientes tuvo lugar en 2019, al Huascarán, uno de los picos más altos de los Andes peruanos; pese a las condiciones extremas de alta montaña, con nieve perpetua y falta de oxígeno, extrajeron un testigo de hielo de 471 metros.
Grandes sorpresas
“Hemos tenido grandes sorpresas desde que comenzamos nuestro programa de investigación. De hecho, si lo piensa, si perfora núcleos de hielo de lugares donde nadie más ha perforado, es casi seguro que encontrará algo nuevo y emocionante”, incide Lonnie Thompson, que afirma que cuando empezaron sus expediciones “el cambio climático no era una preocupación”.
Hoy, asegura que “probablemente, el hallazgo más significativo después de haber recuperado núcleos de hielo de 16 países además de la Antártida y Groenlandia es la rapidez con la que se está perdiendo hielo en todo el mundo y el papel que está desempeñando en el aumento del nivel del mar global. Las expediciones de los Thompson han comprobado, por ejemplo, un dramático retroceso de hasta un 93% en los glaciares en Nueva Guinea, en un periodo de 39 años (1980-2018), un 71% en Kilimanjaro (1987-2018), y un 46% en el glaciar peruano de Quelccaya (1976-2020).
El retroceso en los glaciares de todo el planeta ha sido certificado por el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), publicado en agosto de 2021. Según imágenes de satélite, habrían perdido más masa entre 2010 y 2019 que en las décadas desde que se tienen registros. Se estima que, según varíen las emisiones de gases de efecto invernadero, la pérdida de masa de los glaciares en el siglo XXI oscilaría entre el 18 y el 36%. Las mayores pérdidas se han registrado en los Andes, Europa Central, Alaska e Islandia.
Esta problemática tiene consecuencias sobre las poblaciones locales, según la investigación de los Thompson, pues implicaría escasez de agua, con el consiguiente impacto sobre el suministro de alimentos, agua potable y energía hidroeléctrica. Además, a Lonnie Thompson le preocupa “cómo esto va a impactar sobre el aumento del nivel del mar a escala global”. “Hoy no solo están retrocediendo los glaciares de las montañas, sino el hielo en Groenlandia y la Antártida. Los glaciares nos están diciendo que las temperaturas están aumentando y el nivel del mar continuará subiendo”. Inevitablemente, esto “va a desplazar a muchas personas”. Con todo, Thompson se pregunta: “si ya hoy no gestionamos bien la inmigración en nuestro mundo actual ¿cómo afrontaremos el desplazamiento de millones de personas?”.
Inacción política ante el gran reto de nuestro tiempo
Para el científico galardonado, lo que han revelado los testigos de hielo sobre el impacto de cambios en el clima del pasado, contiene importantes lecciones: “Hoy el cambio climático es global. Todas las regiones del planeta van a sufrir su impacto”. Thompson considera que sigue existiendo una alarmante distancia entre la gravedad del cambio climático de la que alerta la ciencia, y la inacción política a escala internacional ante este gran reto de nuestro tiempo: “Necesitamos líderes que trabajen por los intereses de las personas, pero, lamentablemente, hay muchos intereses económicos que están imbricados en los sistemas políticos de todo el mundo. Por eso es importante trasladar el mensaje de que el cambio climático nos impactará a todos, a nuestras economías, de manera muy negativa”.
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