Aagesen se estrena con un alegato en favor de la ciencia en pleno auge de la desinformación
“Hay que respetar a las entidades científicas: nos protegen”, ha reivindicado la nueva vicepresidenta en un traspaso de poderes de marcado acento climático
Nueva etapa, misma agenda. La llegada de Sara Aagesen a la vicepresidencia tercera del Gobierno y al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico es un mensaje de total continuidad respecto a los seis años de Teresa Ribera al frente de la cartera, con una prioridad por encima del resto: la lucha contra la emergencia climática. “Estamos viviendo la mayor catástrofe natural de este siglo en España. El cambio climático ya está aquí y tenemos que seguir trabajando en la reducción de emisiones”, ha subrayado la hasta ahora secretaria de Estado de Energía. “Los problemas y los desafíos son demasiado grandes como para perder el tiempo en cuestionar lo que es incuestionable. Dediquemos nuestra capacidad de diálogo en identificar las mejores soluciones y a cuidar la democracia”, ha afirmado, por su parte, Ribera, que en unos días asumirá como mano derecha de Ursula Von der Leyen en el nuevo Ejecutivo comunitario.
En plena oleada de desinformación climática, sobre todo a raíz de la destructiva dana de Valencia, la nueva vicepresidenta ha centrado su discurso en la defensa cerrada de la evidencia empírica como guía de la acción política. “Hay que respetar a las entidades científicas, porque nos protegen. La ciencia lleva avisándonos años, décadas. Creo en el trabajo desde la ciencia y en el conocimiento técnico”, ha afianzado al tiempo que recordaba que España es un país “especialmente vulnerable” a los efectos del calentamiento global.
“Los eventos extremos han costado, según la Comisión Europea, un 7,7% del PIB español. Es el triple de la media de la UE”, ha deslizado Aagesen. Una vulnerabilidad que obliga a acelerar en “políticas de adaptación, protección de las zonas inundables y de la salud frente a las altas temperaturas y nuevos vectores de enfermedad y adaptación del sistema hídrico a sequías cada vez más agudas”. La protección de la biodiversidad, ha recordado en un discurso de marcado acento ambientalista, “es nuestra propia protección”.
En plena crecida de los discursos anti-Estado, la hasta ahora mano derecha de Ribera —con quien ha compartido más de 20 años de trayectoria profesional— también ha aprovechado el acto de traspaso de la cartera ministerial para mandar un mensaje de defensa nítida del servicio público: “Creo, también, en el servicio público para los ciudadanos: qué importantes son los servicios públicos, como ha quedado ahora [tras la dana] y siempre demostrado”.
Ingeniera química de formación y técnica reputada, aunque de escaso peso político, la llegada de Aagesen a la vicepresidencia es una nítida señal de clara prolongación de la era Ribera. “Este ministerio debe garantizar resultados ambientales, sociales y económicos. Con un único camino posible, el del diálogo, la colaboración y el trabajo”, ha dicho al tiempo que se fijaba varias prioridades para su mandato: “Adaptar la sociedad y la economía a los impactos de la emergencia climática, poner en valor el patrimonio natural, seguir liderando la descarbonización e impulsando la transición energética, impulsando el almacenamiento y la red de transporte, conseguir la autonomía estratégica y tecnológica, y proseguir la lucha contra la despoblación”.
Ataques a agencias y expertos ambientales
Las palabras de apoyo del conocimiento científico y técnico por parte de la nueva vicepresidenta llegan en un momento de ataques desbocados contra algunos estamentos como la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y otros expertos del ámbito ambiental.
La ofensiva contra los meteorólogos y otros científicos del clima se había multiplicado ya en España desde hace unos años, a menudo coincidiendo con episodios de mucho calor o en situaciones de agravamiento de la sequía. Los avisos y análisis de estos especialistas son respondidos a menudo con burlas o insultos en redes sociales, intentando desprestigiar el trabajo científico de aquellos expertos que informan de eventos meteorológicos extremos o que alertan de su relación con el cambio climático.
Sin embargo, con el desastre de la dana y la ola de desinformación ocurrida de forma posterior, esta ofensiva ha alcanzado otro nivel. En buena medida, esto se debe a que esta vez no han sido solo usuarios desconocidos o cuentas anónimas los que han salido a corregir a estos especialistas, sino responsables políticos como el propio líder del PP, Alberto Nuñez Feijóo, que justo después de la catástrofe responsabilizó públicamente de la deficiente gestión de la emergencia a la información aportada por la Aemet y la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ). Unas acusaciones que han dolido de forma especial entre los funcionarios de la propia Aemet, que muchas horas antes de la catástrofe lanzaron avisos rojos, el nivel más alto de advertencia que existe, en un procedimiento que ha sido respaldado por la propia Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La estrategia del PP de disparar a todas partes para contrarrestar las críticas contra la gestión de la emergencia del presidente de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, está impactando de lleno en técnicos y especialistas que no tienen nada que ver con la política. Hasta el punto de que un juzgado de Valencia ha parado ya incluso un intento de abrir una causa judicial contra responsables de la Aemet y la CHJ, tras una denuncia del pseudosindicato Manos Limpias. La situación es todavía más grave en el caso de científicos como Fernando Valladares, que está sufriendo un acoso continuado y graves amenazas en las redes sociales. Más de 800 organizaciones sociales y medioambientales han firmado un manifiesto de apoyo al científico.
Veinte años en la “silla eléctrica”
En el acto de estreno de Aagesen, la vicepresidenta saliente ha recordado sus dos décadas largas dedicadas a la lucha contra el cambio climático y prometía “no parar ahora”, con su salto a la arena política comunitaria tras seis años al frente de un cargo que hasta su llegada en 2018 —como ella misma recordaba en tono de broma— era una “silla eléctrica”. “Sara: tú puedes con esto y con mucho más”, ha espetado Ribera a su sucesora. “Tienes una gran talla intelectual y humana, una gran vocación de servicio público y un gran carácter: que nadie se confunda”.
Visiblemente emocionada, sobre todo al referirse a su familia, a su marido, Mariano Bacigalupo, consejero de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), y a sus hijas —”tratados no siempre de manera razonable, con inmerecida dureza y destino de ataques personales injustificados solamente por ser hijas o marido”—, Ribera llamaba a “pensar en esto también, porque esto también es democracia”. “La responsabilidad institucional no debe ser a coste de un sacrificio humano más allá de lo razonable”, ha incidido. “Debatamos, sí, pero tratemos con respeto a las personas, porque necesitamos que la gente se anime a trabajar en lo público”.
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