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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El relato alternativo de Mazón para ocultar el fracaso

La pregunta que debemos hacernos es si la persona que no estuvo a la altura de las circunstancias el 29 de octubre, reúne las condiciones para dirigir la reconstrucción

Imagen de una de las protestas contra el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, por su gestión de la dana.
Imagen de una de las protestas contra el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, por su gestión de la dana.Massimiliano Minocri

Los últimos nombramientos producidos en el Consell han logrado desviar, por unos días, la atención pública sobre el comportamiento de Carlos Mazón durante la catástrofe de la dana. Si se trataba de ganar tiempo, como algunos han dicho, la estrategia ha tenido un cierto éxito. Fracasada la operación Teresa Ribera, que el pasado viernes fue confirmada como comisaria europea, en contra de los deseos del Partido Popular, el asunto vuelve a adquirir un carácter más doméstico, que se acentuará conforme pase el tiempo o aparezca un nuevo escándalo para sustituirlo. De las designaciones realizadas por Mazón, —administradas con cuentagotas para que produjeran sobre el cuerpo social los efectos deseados —, la del teniente general Gan Pampols ha sido el que más atención ha despertado. Era lo esperable al tratarse de un militar, por más que esté en situación de retiro, que ocupará la vicepresidencia del Gobierno valenciano.

Hasta el momento, nadie ha discutido la experiencia y los méritos de Gan Pampols para dirigir la reconstrucción. Desde sus primeras apariciones, ha causado una magnífica impresión. Su talante, su cordialidad, su atención con la prensa, revelan a un hombre curtido en estos asuntos, que sabe cómo manejarse y lo hace con destreza. Ahora habrá que ver cómo se desenvuelve en un régimen que ya no es el militar, donde la cadena de mando no siempre fluye en línea recta y a menudo lo hace con sinuosidades. En sus declaraciones, Gan Pampols ha reiterado que su trabajo será el de un especialista, no el de un político. Suponemos que, al insistir en esta diferencia, el teniente general manifiesta su condición apartidista. Pero situarse al margen de los partidos, no evita que la vicepresidencia del Consell sea un cargo político a las órdenes de presidente de la Generalitat. Habrá que tenerlo en cuenta.

Carlos Mazón puede encomendar a Gan Pampols las tareas de reconstrucción, pero sigue siendo su responsable último. El nombramiento del teniente general no hace que sus responsabilidades como presidente pasen a un segundo plano. La pregunta que debemos hacernos es si la persona que no estuvo a la altura de las circunstancias el 29 de octubre, reúne las condiciones para dirigir la reconstrucción. Mazón cree que sí, y se empeña en ello porque se trata de su carrera política. Es comprensible. El problema para los valencianos es que el presidente de la Generalitat no da señales de haber tomado las riendas del gobierno con firmeza. Confuso, dubitativo, parece mucho más preocupado por ocultar sus errores que por dirigir un gobierno, y esa preocupación por encubrir sus faltas le lleva actuaciones tan lamentables como la de su comparecencia en las Cortes, donde las justificaciones imposibles por su comportamiento ocultaron cualquier empatía hacia los afectados.

Un relato alternativo, como el que Mazón trata de construir con el objetivo de ocultar sus errores, no necesita ser cierto para resultar eficaz. La única condición para aceptarlo es que nos parezca verosímil. Cabía pensar que, tras la devastación provocada por la Dana, el presidente hubiera tomado nota y establecería una política acorde con las necesidades de futuro que el cambio climático vaticina. El propio Gan Pampols, en una entrevista publicada en El País, lo advertía: “Lo que ha ocurrido volverá a ocurrir antes o después”. Lejos de tomar nota de ello, el Partido Popular se dispone a aprobar, en el Pleno de las Cortes de la próxima semana, una norma que permitirá construir hoteles a doscientos metros de la playa. ¿Podemos creer a un presidente que da la espalda a la realidad? Ese es el problema de Carlos Mazón, que solo mira por sí mismo y esa preocupación se le nota en exceso.

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