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España sufre un episodio “excepcional” de intrusión de polvo sahariano

El pico máximo de la calima en el país, que afecta a la calidad del aire, se produjo en la tarde del sábado en el municipio almeriense de Benahadux

Varias personas caminan por la sierra de Córdoba, donde la calima tapa el sol y eleva las temperaturas, este domingo.
Varias personas caminan por la sierra de Córdoba, donde la calima tapa el sol y eleva las temperaturas, este domingo.Salas (EFE)
Victoria Torres Benayas

La nueva incursión de polvo sahariano que afecta a España desde el pasado fin de semana ha sido calificada de “excepcional” por el Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus, el programa de observación de la Tierra financiado por la UE, tanto por su duración como por su extensión, ya que están siendo varios días de calima que no solo ha cubierto amplias zonas de la península Ibérica, sino que ha viajado hasta el sureste de Francia, ha cruzado Alemania y Polonia, y ha alcanzado Estonia y el sur de Escandinavia. Según cifras facilitadas a este diario por la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), en España se han llegado a medir concentraciones de hasta 341 microgramos por metro cúbico (µg/m³) de partículas PM₁₀ (aquellas de un diámetro menor de 10 micras y que son capaces de penetrar en los pulmones) el sábado en Almería, cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) fija como límite de seguridad una exposición media diaria de 45 μg/m³. Sin embargo, estos valores, aunque muy altos, no son de récord: en el peor episodio hasta la fecha se llegó a una concentración media de 1.779 µg/m³ también en Almería y un pico de 3.000 el 15 de marzo de 2022.

En una nota de prensa, el Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus ha informado este lunes de que rastrea este nuevo episodio de transporte de polvo “a gran escala por toda Europa” procedente del desierto que comenzó el sábado pasado tras “una serie repetida de episodios de polvo sahariano en Europa en las últimas semanas” y que ha provocado “altas concentraciones de PM₁₀ en el suelo de la Península y partes de Francia y Alemania”.

La previsión del Barcelona Dust Regional Center, el centro que gestiona y coordina la investigación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) relacionada con las tormentas de arena y el polvo subsahariano para Europa, África del norte y Oriente Próximo, apunta a que la larga lengua de polvo en suspensión, que se notó en Dinamarca el pasado fin de semana, llegará el miércoles a Suecia y Finlandia.

Ernest Werner, jefe de estudios de desarrollo y director técnico del Barcelona Dust, un proyecto desarrollado entre Aemet y el Barcelona Supercomputing Center, explica por teléfono a EL PAÍS que en España “lo peor ya ha pasado”. El pico de la manta de polvo, que empezó a notarse ya a última hora del viernes, se produjo durante el fin de semana y “ha dejado máximos de PM₁₀ que han superado los 300 µg/m³ en varias localidades de Andalucía y los 200 en Castilla-La Mancha”. También se han superado los 50 “en muchas otras localidades, sobre todo de la mitad este y norte peninsular”, añade Werner. Este lunes, según detalla Werner, la masa de polvo se está desplazando hacia el este del Mediterráneo y se prevé que el martes acabe el episodio en la Península y Baleares.

Según datos de la European Environment Agency (EEA, por sus siglas en inglés) el pico máximo de la calima en España se produjo sobre las seis de la tarde del sábado en Benahadux (Almería), cuando se llegó a 341 microgramos de estas partículas por metro cúbico, seguido de Almería capital, cuando a las diez de la noche de ese mismo día estaban respirando concentraciones de 300.

Al mediodía, era de 291 en Melilla, tercera localidad del ranking, mientras que se llegó a 256 en Málaga, a 252 en Granada, a 249 en Motril (Granada) y a 247 en Córdoba. De momento no hay cálculos sobre la media diaria, pero Werner considera que se han podido superar los 100 y hasta los 200 µg/m³ en el sur de Andalucía y Murcia, cuando la UE establece un límite de 50. Este lunes, Werner espera concentraciones menores, de 100, en Cataluña, Comunidad Valenciana, Murcia y Almería y de 50 en Baleares.

Lo que preocupa a los científicos es que se trata de un fenómeno aparentemente en aumento, la cuestión es saber si efectivamente es así y por qué. “Este último episodio de polvo sahariano es el tercero de las últimas dos semanas y está relacionado con el patrón climático que condujo a un episodio cálido en Europa occidental en los últimos días”, detalla en la nota Mark Parrington, científico principal del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de Copernicus.

Se refiere a Kathleen, un borrascón que fue nombrado el 4 de abril por Servicio Meteorológico Irlandés. “Desde su posición, al oeste de la Península, generó unos potentes vientos procedentes del sur que han arrastrado una masa de aire muy cálido, cargada de polvo en suspensión”, explica Rubén del Campo, portavoz de Aemet. La masa, además de una muy mala calidad del aire sobre todo en el sur y el litoral mediterráneo, dejó temperaturas muy cálidas, entre 5° y 10° por encima de lo habitual, tanto que a lo largo del fin de semana se batieron 14 récords de temperatura máxima y mínima más alta, con noches tropicales, en las que no se baja de 20°, en Bilbao y Santander por primera vez en este mes. Este lunes, un frente asociado a otra borrasca profunda, Pierrick, irá barriendo la calima que dejó Kathleen. “El viento, de componente norte y noroeste, irá limpiando de polvo en suspensión la atmósfera”, indica Del Campo

Parrington indica que “los dos episodios anteriores se produjeron principalmente sobre el Mediterráneo y el sur de Europa” pero, en esta ocasión, “algunos efectos, como la deposición seca de polvo en los coches, se produjeron hasta en el norte de Escandinavia el pasado fin de semana”. “Si bien no es inusual que las columnas de polvo del Sáhara lleguen a Europa”, admite Parrington, sí que “ha habido un aumento en la intensidad y frecuencia de tales episodios en los últimos años, lo que podría atribuirse a cambios en los patrones de circulación atmosférica”, causados a su vez por el cambio climático.

Al respeto, Werner, que califica este episodio de “fuerte o incluso muy fuerte, pero no de récord” como el de 2022, admite que faltan datos y estudios al respecto, ya que el Barcelona Dust tiene 14 años y se requieren series de 30. “Es interesante porque es difícil que el polvo llegue a latitudes tan altas”, comenta el científico español, cuya impresión es que las intrusiones “han aumentado” en las últimas décadas y se producen de forma más frecuente fuera de temporada, que era el verano. “¿Casualidad?”, se pregunta, para responder que “probablemente no”, pero “son necesarios más datos y estudios para poder concluir nada” y atribuir el aumento a “una circulación atmosférica alterada” por la mano del hombre.

El polvo en suspensión es muy nocivo para la salud, ya que afecta al sistema respiratorio. Los pocos estudios que hay al respecto indican que provoca un aumento del riesgo de mortalidad en personas con enfermedad de base, así como un incremento del estrés oxidativo y de la hipertensión, un empeoramiento de los problemas respiratorios y cardiovasculares e, incluso, de la prematuridad y del bajo peso al nacer. Por todo eso, se recomienda que las personas más vulnerables se protejan con mascarillas y eviten hacer deporte al aire libre.

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Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.
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