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La sequía se alivia en el oeste peninsular, pero se agudiza en el Mediterráneo

El invierno fue el más cálido en España en al menos un siglo y medio y ya van siete estaciones consecutivas con temperaturas muy por encima de lo normal, según el balance climatológico de Aemet

Una canoa abandonada en el pantano de Sau, en enero de 2024.
Una canoa abandonada en el pantano de Sau, en enero de 2024.Emilio Morenatti (AP/LaPresse)
Victoria Torres Benayas

Las buenas noticias, a veces, caen del cielo, pero siempre están desigualmente repartidas. Cruzado el ecuador del año hidrológico, que comenzó el 1 de octubre de 2023 y se acabará el 30 de septiembre de 2024, y superadas ya las dos estaciones más lluviosas, han caído de media en la España peninsular 397 litros por metro cuadrado a 10 de marzo, cuando lo normal en este periodo son 362, por lo que ha llovido un 10% más. El problema, subraya Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), es que “existen grandes diferencias regionales” en ese 10% de más.

Así, “las lluvias han estado claramente por encima de lo habitual en el noroeste de la Península y claramente por debajo en el tercio oriental, sobre todo en las regiones mediterráneas y en los archipiélagos”, explica Del Campo. En cuanto a las cuencas de acumulación de Aemet ―similares, pero no iguales, a las hidrográficas―, en la del Tajo las lluvias se sitúan en torno a un 45% por encima de lo normal; y en las del norte y noroeste, un 32% por encima. Al contrario, en las de Cataluña, del Júcar y del sur de Andalucía “no se llega ni a la mitad de las precipitaciones normales” y, en la cuenca del Segura, “ni a la tercera parte”.

Estas copiosas precipitaciones recogidas en la cuenca del Tajo han permitido a Aemet dar por finalizada allí, aunque “muy por los pelos”, la sequía de larga duración, en la que España en su conjunto entró en diciembre de 2022. “Otras cuencas, las del Júcar, Segura y Norte y Noroeste, no han llegado a estarlo. El Tajo, que sí lo estuvo, ha salido y es la única que lo ha hecho, aunque muy al límite”, detalla el experto. En cambio, la sequía “no solo no se ha paliado, sino que se ha agudizado en el área mediterránea”. En resumen, “se ha producido una recuperación en el noroeste y centro de la Península, pero un empeoramiento en el este y sur de Andalucía” y “prácticamente casi toda España sigue a día de hoy en sequía de larga duración”, la de Cataluña “la más intensa desde que hay registros” y la de Andalucía, “la más duradera, ocho años ya”.

Gracias a las últimas borrascas, la reserva hídrica ha crecido hasta el 56,8% de su capacidad y, pese a que en esta ocasión las lluvias también han llegado a Cataluña, sus pantanos continúan bajo mínimos y han recuperado apenas 0,1%, según los datos difundidos el martes por el Ministerio de Transición Ecológica. Los embalses españoles almacenan 31.844 hectómetros cúbicos de agua, tras aumentar en la última semana en 1.171, el 2,1%.

La causa de esta desigual distribución de las lluvias es que en lo que va de año hidrológico “está predominando un régimen de borrascas atlánticas, que dejan muchas lluvias, sobre todo en el noroeste y otras zonas del oeste peninsular, pero que llegan muy desgastadas al Mediterráneo”. No hay nada de raro en ello. “Unos años predominan las borrascas atlánticas y otros sucede lo contrario, que hay más bajas mediterráneas y más danas”, contextualiza Del Campo, sin que esta alternancia natural se vaya visto acentuada por el cambio climático.

Aunque aún quedan seis meses y medio de año hidrológico, “la mayor parte ya está vendida”, ya que en los primeros seis meses del año suelen caer dos tercios de lo que llueve en todo el año. “Las estaciones más lluviosas son, por este orden, otoño y el invierno, mientras que la primavera puede ser lluviosa, pero es más variable. El verano es el periodo más seco, casi nunca llueve mucho”, recuerda el portavoz de Aemet.

¿Y cómo se espera que sea la primavera en cuanto a lluvias? La predicción estacional del trimestre abril-mayo-junio, publicada este jueves por la agencia, no da una señal clara: hay las mismas probabilidades de que sea más lluviosa que más seca de lo normal, así que puede ocurrir cualquier cosa, detalla el también portavoz de Aemet Cayetano Torres. “Solo en Canarias hay una probabilidad más alta de que sea más seca”, matiza. La predicción estacional para el verano, por desgracia, sí es rotunda: “Hay mayor probabilidad de que sea más seco de lo normal”.

Con estas predicciones en la mano, todo apunta irremediablemente a que España tampoco saldrá este año de la sequía de larga duración. “Tiene que llover mucho, de las sequías solo se sale con estaciones muy muy muy lluviosas. La sequía de 2017-2018 pintaba fatal, pero llegó la primavera de 2018, que fue la más lluviosa con diferencia de toda la serie histórica, y se acabó. Con la de los noventa también se acabó con un solo invierno, el de 1995-1996, que fue extremadamente lluvioso. Pero en esta ocasión, a pesar de haber sido más lluviosos de lo normal, el otoño y el invierno no nos han salvado, la primavera no parece que pueda ser de las más lluviosas y de cómo será el otoño no sabemos nada, es lanzar una moneda al aire”, explica el experto.

Lo que también parece muy claro con las predicciones a seis meses vista es lo de siempre, el calor sin fin. Aemet prevé que la primavera “más cálida de lo normal en todo el país, especialmente en el extremo norte peninsular, Levante, suroeste andaluz y ambos archipiélagos, donde la probabilidad es del 70 al 100%”. Y para el verano, el mapa pinta “extremadamente rojo no solo para España, sino para toda la cuenca mediterránea”. “Hay una altísima probabilidad, de entre un 70 y un 100%, de que sea más cálido”, anota Torres.

El invierno más cálido

Así, a España le esperan dos temporadas más de calor por encima de lo normal tras un invierno que fue nada menos que el más cálido de la serie histórica en España, que arranca en 1961, empatado con el invierno de 2019-2020, según recoge Aemet en su balance climatológico, divulgado también este jueves. Es más, un nuevo informe de reconstrucción climática que abarca hasta 1870 revela que fue “el más cálido en al menos siglo y medio”.

Serie de anomalías de la temperatura media del invierno en la España peninsular desde 1961.
Serie de anomalías de la temperatura media del invierno en la España peninsular desde 1961.AEMET

La temperatura media en el conjunto de la España peninsular fue en invierno de 8,5°, lo que supone 1,9 grados por encima de lo normal. En Baleares también fue muy cálido, pero en Canarias llegó a extremadamente cálido, con una anomalía de 2,5°. España encadena seis inviernos cálidos consecutivos y hace ya seis largos años que no hay una estación fría ―la última fue la primavera de 2018―. “Es más, de las últimas siete estaciones, cuatro han sido las más cálidas de la serie, una ha sido la segunda más cálida y otra la tercera más cálida, es decir, que llevamos dos años en los que las temperaturas no solo son más altas de lo normal, sino muchísimo más altas, de récord”, lamenta Del Campo, para quien semejante acumulación de anomalías y extremos cálidos solo tiene un culpable: el cambio climático.

Según precisa Aemet, del invierno no se salvó ni un mes, ya que tuvieron temperaturas superiores al promedio. Además, fueron frecuentes los episodios cálidos y destacaron, por su intensidad y duración, los que tuvieron lugar entre el 21 de enero y el 9 de febrero y entre el 12 y el 22 de febrero. En cuanto a bajas temperaturas, hubo varios episodios con temperaturas por debajo de las normales, pero ninguno fue una ola de frío.

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Sobre la firma

Victoria Torres Benayas
Redactora de la sección de Madrid, también cubre la información meteorológica. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Navarra, cursó el máster Relaciones Internacionales y los países del Sur en la UCM. En EL PAÍS desde el año 2000, donde ha pasado por portada web, última hora y redes, además de ser profesora de su escuela entre 2007 y 2014.
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