Cyril Dion, documentalista: “Necesitamos reducir la cantidad de coches y tener más árboles para enfriar nuestras ciudades”
El director francés presenta su nueva miniserie ‘Un Mundo Nuevo’ en la que explora la transformación de algunas comunidades en lugares más sostenibles
“Consume poco”, “trabaja menos” y “ten tiempo para hacer el amor y leer”. Son algunas de las propuesta que transmite el poeta, documentalista y activista medioambiental Cyril Dion (Poissy, Francia, 45 años). Primero con Demain (Mañana, 2015) y luego con Animals (2021) se ha convertido en un referente del cine ecologista. Antes de nada fue activista, ayudó a llevar a juicio al Estado francés en 2021 por inacción frente al cambio climático, un caso que se conoce como el caso del siglo. Siente que lleva más de 15 años alertando sobre lo mismo sin que ocurra nada. “A veces quiero gritar”, confiesa en la introducción de su miniserie Un Mundo Nuevo (2023), que presentó la semana pasada en Madrid, durante el Another Way Film Festival.
Pregunta. ¿Qué ha cambiado en los últimos 20 años en cómo se expresa el activismo medioambiental a través del cine?
Respuesta. Lo principal es que ya estamos experimentando las consecuencias del cambio climático. Quiero decir, ya no es una idea. Si hace 20 años hubieras hecho una película sobre esto, como hizo Al Gore, por ejemplo, simplemente tratarías de explicar a la gente qué es el cambio climático y qué podría suceder. Ahora eso ya no es lo importante, necesitamos explicar a la gente cómo podemos cambiar la sociedad, todos juntos; pasar de un punto en el que el capitalismo y el hacer dinero sean el objetivo principal a otro en el que proteger el mundo vivo sea nuestra meta más importante.
Ya hemos cruzado seis de los nueve límites planetarios
P. ¿Qué características convierten a una sociedad en realmente sostenible?
R. Una sociedad verdaderamente sostenible es aquella en la que todas las actividades que realizamos, especialmente las económicas, se encuentran dentro de los límites planetarios ―son nueve, según la teoría de Johan Rockström, imprescindible para dimensionar la resiliencia del planeta frente a la crisis climática―. Ya hemos cruzado seis de los nueve límites planetarios. Por eso, debemos asegurarnos de que si hacemos algo, no debería afectar el clima, ni hacer desaparecer especies, ni talar bosques. Ese es el punto central de la economía simbiótica, una economía que regenera el mundo natural en lugar de destruirlo.
P. ¿Una economía que pregone la austeridad como algo positivo?
R. No sé si es austeridad, es sobriedad. Es usar menos energía y menos material. Para mí, la sobriedad es una oportunidad para reinventar la sociedad de una manera diferente, para dejar de lado la idea de que el progreso es más y más y más. Creo que el progreso es mejor y mejor y mejor. Puedes vivir mejor con menos. Eso es exactamente lo que Thoreau solía decir en Walden hace 200 años, que si tienes demasiadas cosas, necesitas ocuparte de ellas. Piensa en todo el tiempo que necesitas para ganar suficiente dinero para comprar todas esas cosas, y luego todo el tiempo que necesitas para dedicarte a cuidar tus posesiones. Así que en algún momento, si tienes menos, tal vez tengas más tiempo para estar con tus amigos, hacer el amor, leer poesía, trabajar en el mundo y no dedicar todo tu tiempo y energía a trabajar y trabajar para ganar más dinero y obtener más cosas. En cierto modo, es una pesadilla.
P. ¿Cómo podemos hacer de nuestras ciudades lugares más sostenibles?
R. Se necesita reducir la cantidad de coches y tener más árboles para enfriar nuestras ciudades. En una calle donde hay árboles, puede hacer tres grados menos que en una donde no hay. Necesitamos aislar los edificios para que usen menos energía en la calefacción o el aire, que puedan producir electricidad renovable, por ejemplo, con paneles solares en los techos. Necesitamos un territorio más resiliente que produzca sus propios alimentos, en lugar de hacer que viajen cientos o miles de kilómetros hasta llegar al plato. Debemos cuidar el agua, porque eso será un gran problema. Emplear menos agua y reciclarla más. También hay que construir ciudades preparadas para las consecuencias del cambio climático, como las tormentas fuertes.
P. ¿Debe ser pacífico el activismo medioambiental?
R. Sí, en su mayoría, sí.
Ya es demasiado tarde para mantenernos por debajo de los 1,5 grados
P. ¿Y en su minoría?
R. Nunca deberíamos ser violentos. Pero la cosa es que cuando has intentado todas las estrategias, cuando has intentado manifestaciones y desobediencia pacífica, cuando has intentado demandar a los Estados o a las grandes corporaciones y llevarlos a juicio, cuando has intentado ganar las elecciones, cuando has intentado alertar a través de los medios de comunicación y aun así nada se mueve, ¿qué puedes hacer? Y esa es una pregunta que los líderes políticos deberían hacerse en lugar de criticar a los activistas que, en algún momento, necesitan ir más allá y gritar que hay un problema. Deberían preguntarse por qué no hicimos nada en estos últimos 30 años, cuando absolutamente sabíamos que el cambio climático existía y ahora estamos en una situación en la que muy pronto será demasiado tarde. De hecho, ya es demasiado tarde para mantenernos por debajo de los 1,5 grados. En cada cambio importante en la sociedad, como en la lucha por los derechos civiles o el fin de la esclavitud, hubo disturbios en algún momento, alguna lucha ardiente. Es la teoría de la confrontación que mostramos en el primer episodio del documental, que dice que en cada lucha tiene a los activistas no violentos y tiene el lado más radical. Así que supongo que en algún momento, si tienes personas que están tratando de evitar que se produzca el cambio, líderes políticos o grandes corporaciones, necesitas tener este tipo de activismo.
P. ¿Colapsología o ecoesperanza?
R. Para mí, la colapsología ha sido malinterpretada en gran medida. Pablo Servini, un buen amigo mío, es una de las personas que inventó el concepto que para mí es mostrar lo que podría suceder, la peor situación, para prevenir que esa situación ocurra. Es como una gran advertencia que dice: ‘vale, si estamos preparados para lo peor, tal vez no suceda’. Así que, de alguna manera, está llena de esperanza. Es una esperanza en la naturaleza humana de que podemos evitar la catástrofe y el colapso. Y no está diciendo que debamos llegar tan lejos, que debamos llegar a un gran colapso para que surja algo diferente. No creo en eso. Necesitamos tener esperanza, pero también necesitamos ser conscientes de la situación y del futuro.
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