“No tenemos una visión sombría, al contrario, vemos una oportunidad en el colapso del mundo industrial”
El francés Pablo Servigne y el belga Raphaël Stevens se autodefinen como colapsólogos y acaban de presentar en español su libro ‘Otro fin del mundo es posible’
En 2015, el francés Pablo Servigne y el belga Raphaël Stevens publicaron Colapsología (título original: Comment tout peut s’effondrer), una especie de manual para el supuesto desmoronamiento de nuestra civilización industrial que inspiraría la exitosa serie El Colapso. Ahora, aparece en español la continuación de aquel libro —junto a un tercer autor, Gauthier Chapelle—, que esta vez indaga directamente en cómo prepararse para ese desplome civilizatorio: Otro fin del mundo es posible (ambos editados por Arpa). Como explican por videoconferencia, Servigne (1978, Versalles, Francia) y Stevens (1976, Lovaina, Bélgica) se autodefinen como colapsólogos, término inventado por ellos, “un poco de risa”, como especialistas de lo que denominan la “ciencia del colapso”.
Pregunta. ¿Por qué dan por seguro el colapso?
Servigne. No podemos decir con certeza que no habrá colapso y tampoco que sí lo habrá, pero nuestra postura colapsológica es considerar qué va a ocurrir seguro para poder evitarlo o atenuar sus efectos. Es nuestra vida confortable la que provoca las catástrofes, así que estamos obligados a cambiar: ya sea porque queremos, por anticipación, o a la fuerza, obligados por el cambio climático, el fin de las energías fósiles, las guerras…
P. ¿A qué se refieren ustedes cuando hablan de colapso?
Stevens. Cuando se habla de colapso, en singular, se trata del colapso de nuestra civilización, de nuestra sociedad. Y este es el proceso que provoca que el Estado deje de garantizar los servicios básicos (agua, energía, alimentación…) para la población.
P. ¿Cómo se imaginan que es ese futuro para el que dicen que hay que prepararse?
Servigne. No podemos dar detalles, queremos que la gente imagine. Pero está claro que el objetivo de nuestra generación es dejar los combustibles fósiles bajo tierra, eso significa parar, no podremos vivir más de forma industrial. Menos consumo energético significa menos máquinas. Esto cambia todo, la alimentación, el transporte, la forma de calentarse... Por otro lado, hay que prepararse para vivir con la Tierra, sin destruir la biosfera.
P. ¿No creen que las energías renovables puedan sustituir los combustibles fósiles?
Stevens. Las energías renovables son extensiones del actual sistema basado en energías fósiles.
Servigne. La renovable industrial. Hay que diferenciar entre los grandes parques eólicos industriales y la pequeña eólica.
Stevens. Así es, no estamos contra la tecnología, pero sí a favor de una tecnología suave, más democrática, como unos paneles solares low tech. El sistema capitalista monopoliza los medios de producción, hay que conseguir que los ciudadanos se reapropien de la tecnología.
P. ¿Piensan que lo que viene se parece a la serie El Colapso creada por el colectivo Les parasites?
Servigne. Les parasites es un colectivo de jóvenes autores, amigos a los que influyó mucho todo lo que escucharon sobre el colapso. Quisieron hacer una serie muy enfocada en la ayuda mutua entre las personas que se necesita para salir de esto, pero al final el miedo se convirtió en el protagonista principal. Es una serie bastante sombría, que da miedo.
P. ¿No es sombrío el colapso que ustedes se imaginan?
Servigne. No tenemos una visión sombría, al contrario, vemos una oportunidad cuando el mundo industrial colapsa. Hay una oportunidad de cambiar, un mundo que construir. El mensaje principal de nuestro libro es que un colapso puede venir seguido de un renacimiento si tenemos el coraje de cambiar.
P. Defienden que prepararse para el colapso no consiste en hacer acopio de víveres ni en aprender técnicas de supervivencia.
Stevens. No se trata de sobrevivir, sino de vivir.
Servigne. Cuando se anuncia el fin del mundo o una catástrofe, hay gente que almacena comida y se encierra en sí misma para protegerse. Son lo que se llama supervivencialistas. Para nosotros, considerar que podemos escapar con un cerebro competitivo es una prolongación extrema del mundo moderno. Es justo lo contrario, debemos explorar los lazos que tenemos con el mundo. Lo que es peligroso no son las penurias, sino enfrentarse a las penurias con un espíritu competitivo y de egoísmo.
P. ¿Prepararse para un hipotético colapso no puede justamente precipitarlo o desviar los esfuerzos que se necesitan ahora mismo para luchar contra las crisis que se supone pueden provocarlo?
Servigne. Es un riesgo permanente. Hablar de la catástrofe y de colapso puede llevar a cerrar horizontes, por eso no nos dedicamos solo a lanzar alertas, sino también a abrir otras posibilidades. Es un esfuerzo permanente, pues hay una rampa resbaladiza hacia la simplificación, hacia la visión apocalíptica.
P. ¿Qué son las ZAD?
Stevens. Las ZAD son Zonas A Defender, áreas que colectivos de activistas intentan defender, como un bosque o un espacio natural, para que la sociedad de consumo materialista no pueda utilizarlas para crecer todavía más, construyendo una carretera o un aeropuerto. Los activistas se reúnen allí para impedir que avancen las máquinas y establecen comunidades donde se comparten ideas y otras formas de habitar la Tierra, en conexión con los otros seres humanos.
P. En el libro ponen las ZAD y las ecoaldeas como ejemplo de otras formas de vivir en comunidad y en contacto con la naturaleza. ¿Piensan realmente que el resto de la sociedad aceptaría este tipo de cambios?
Servigne. Será diferente en cada país, en cada cultura, pero si no aceptamos cambiar, serán los cambios los que nos maten. Nosotros no tenemos la solución, solo hemos pretendido estimular la imaginación política para inventar nuevas formas de vida. Todo esto es experimental, evidentemente, la solución será colectiva. Pero es como si hay un incendio en un edificio y acuden los bomberos. Tú preguntas: ¿Piensan que los vecinos van a aceptar el incendio? Si no lo aceptan, van a morir.
P. En el libro Colapsología de 2015 afirmaban que una situación imprevista como una pandemia podía desencadenar el colapso. ¿No creen que lo ocurrido con la emergencia sanitaria de la covid ha mostrado que la sociedad moderna es más resistente de lo que se pensaba?
Stevens. Sí, a corto plazo. Pero a largo plazo todavía no sabemos todas las consecuencias de la pandemia.
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