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Las olas de calor y el cambio climático impulsan un repunte de los episodios de contaminación del aire por ozono en España

Un informe de Ecologistas en Acción basado en los datos de casi 500 estaciones oficiales muestra que la mayoría de los españoles ha respirado niveles de este contaminante por encima de los recomendados por la OMS

Miguel Ángel Medina
La boina de contaminación de Madrid, en una imagen de archivo.
La boina de contaminación de Madrid, en una imagen de archivo.Jesús Hellín (Europa Press)

El ozono estratosférico, o el bueno, se sitúa en las capas altas de la atmósfera y nos protege de la de la radiación ultravioleta; mientras que el ozono troposférico, o el malo, es un contaminante de alto poder oxidante que causa graves problemas respiratorios. Ecologistas en Acción ha publicado este martes un informe, basado en los datos hasta septiembre de casi 500 estaciones oficiales, en el que muestra que los episodios de polución del aire en España por este ozono malo se han multiplicado casi por 10 este año impulsados por las olas de calor y el cambio climático. Además, señalan que la mayoría de los españoles (98%) han estado expuestos a niveles insalubres de este gas según las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), si bien los límites legales, más laxos, solo se han superado en el 2,7% del territorio.

“Hemos tenido un repunte del ozono troposférico, pero sin alcanzar todavía los niveles previos a la pandemia”, ha apuntado Miguel Ángel Ceballos, coordinador del informe. “El factor principal que explica esta subida es el incremento de las temperaturas de este verano, ya que ha sido el verano más cálido desde que hay registros y hemos tenido tres olas de calor muy intensas y muy prolongadas en el tiempo. La mayoría de los incumplimientos se han producido en estas olas de calor”, ha añadido.

El ozono es un contaminante complejo que se forma en la superficie terrestre en presencia de radiación solar por la combinación de otros contaminantes denominados precursores, emitidos por el transporte (en especial los vehículos diésel), las centrales termoeléctricas, ciertas actividades industriales o la ganadería intensiva. Se trata de un contaminante secundario que en verano —cuando hay más radiación— afecta sobre todo a zonas cercanas a las grandes ciudades, donde se producen esos contaminantes precursores.

La restricción de la movilidad y de la actividad industrial en 2020 y 2021 a causa de la pandemia supuso una enorme bajada del ozono malo. Este año, la tendencia empieza a cambiar. “Los episodios de contaminación por ozono se producen cuando se superan los 180 microgramos por metro cúbico durante una hora. En 2021 hubo alrededor de 20 episodios así, mientras que este año han sido más de 200 superaciones. Con todo, seguimos por debajo de las 500 ocasiones en que ocurrió esto en 2015″, apunta Ceballos.

Estos picos suponen un grave problema para las personas con enfermedades respiratorias y coronarias. “Numerosos estudios epidemiológicos han demostrado que tienen un efecto sobre la salud y en el aumento de la mortalidad: causa de 1.500 a 1.800 muertes prematuras al año en España, una cantidad similar a los fallecidos en accidentes de tráfico. Además, reduce la capacidad pulmonar, provoca asma, infartos… La mayor parte de gente que muere por culpa del ozono muere durante este tipo de episodios”, continúa el experto. La mayoría de estos episodios ocurrieron en zonas de la Comunidad de Madrid y Cataluña.

Este gas también es tóxico para las plantas y los bosques. La organización ecologista cifra en unos 1.000 millones de euros el coste de la reducción de rendimiento de los cultivos afectados por esta cuestión.

El informe toma como referencia el valor recomendado por la OMS (superar los 100 microgramos de ozono por metro cúbico durante tres días al año). Con este baremo, el aire contaminado por ozono ha afectado en 2022 a 46,8 millones de personas en España, el 98,7% de su población, así como a 503.000 kilómetros cuadrados, el 99,7% del territorio. Solo quedarían fuera el norte de Gran Canaria y de Tenerife, así como las ciudades de Logroño y Pontevedra.

El límite legal europeo, más laxo, supone que se superen los 120 microgramos de ozono por metro cúbico durante 25 días al año, haciendo además promedio con los últimos dos años (en los que hubo pandemia y menos movilidad). Según este límite, en el periodo 2020-2022 tan solo habrían respirado aire contaminado 1,3 millones de personas, un 2,7% del total, en el Prepirineu catalán y el Corredor del Henares, la Sierra Norte y las Cuencas del Alberche y del Tajuña madrileñas. Se espera que la Comisión Europea proponga nuevos límites legales próximamente.

Juan Bárcena, experto en calidad del aire de la organización, ha señalado que las principales vías para actuar frente a este contaminante son “reducir el tráfico motorizado, la adopción de las mejores técnicas industriales, la sustitución de los disolventes orgánicos por agua, el ahorro y la eficiencia energética y el apoyo a las energías renovables en sustitución de las fósiles”. Por eso, ha insistido en que deben ponerse en marcha cuanto antes las zonas de bajas emisiones previstas en la Ley de Cambio Climático, así como crear un Área de Control de Emisiones de los buques en el Océano Atlántico, reducir el tráfico aéreo y evitar nuevas ampliaciones de aeropuertos, penalizar fiscalmente a los vehículos diésel y una moratoria para las grandes explotaciones ganaderas intensivas.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad —es un apasionado de la bicicleta—, consumo y urbanismo, entre otros temas. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’. 

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