España despide una ola de calor “extraordinaria” y se prepara para otra subida de las temperaturas

La segunda ola de calor del verano en España ha terminado, en teoría, este martes tras al menos nueve días con unas temperaturas infernales de entre 39° y 45°, lo que en zonas como Galicia ha supuesto una anomalía de entre 5 y 20 grados por encima de lo normal para la época del año. Aunque los termómetros dan ahora una pequeña tregua, el calor sofocante va a volver y la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) vigila muy de cerca la situación por si se volvieran a dar las condiciones de ola de calor a partir del jueves. De hecho, está por ver si ha finalizado o continúa, porque dos olas de calor separadas por un día se consideran una única ola de calor, explican fuentes de Aemet.

A falta de un análisis climatológico en profundidad, Aemet califica ya esta ola de “extraordinaria e histórica”. “Se va a colar en el top tres de las peores en intensidad, duración y extensión”, certifica su portavoz Beatriz Hervella. Tiene un carácter excepcional porque estas tres variables han coincidido. Es más, “puede colarse en el puesto uno o dos del podio en algún parámetro”, subraya Hervella. Hay un registro unificado de temperaturas desde 1976.

La ola empezó oficialmente el domingo, pero Aemet analiza si el sábado previo ya se cumplían los tres criterios que lo determinan o, incluso, si se siguen cumpliendo estos días “por la mínima”. Estos nueve días la empatan con la tercera más duradera desde que hay registros, la de junio de 2017. También opta al menos al tercer puesto en cuanto a extensión, donde hay un empate entre dos olas con 36 provincias. En el segundo lugar, hay otro empate con 38. Este 16 de julio, 33 provincias tuvieron aviso naranja ―el segundo nivel de una escala de tres―, y cinco más rojo ―alerta máxima―: 38 provincias. Por último, para conocer la intensidad del episodio, es clave determinar su anomalía, la desviación entre la temperatura a partir de la cual se puede hablar de ola y la finalmente alcanzada. La ola más potente hasta ahora fue la de agosto del año pasado, que tuvo una anomalía de 4,1°.

Demuestra la intensidad de la ola que de domingo a domingo se tumbaron 240 récords en 90 de los 240 observatorios de la red principal de Aemet, según el recuento del meteorólogo de RTVE Andrés Gómez. De ellos, 117 son absolutos ―nunca se ha registrado tanto calor― y 124 del mes de julio. “Muchos récords se han batido en las mismas estaciones varios días consecutivos, hay que hacer una criba para quedarse con el valor más alto”, explica Gómez. Algunos no se han batido por décimas, como es lo habitual, sino por dos y tres grados. Según el contador puesto en marcha por el meteorólogo de eltiempo.es Roberto Granda, hasta el lunes se habían batido 105 récords. “En muchas estaciones se han superado los registros absolutos de máxima y mínima”, destaca el profesional.

La persistencia de la ola ha sido muy llamativa. En Córdoba, han sumado ocho días seguidos con más de 42° por primera vez en los registros, como destaca Cordópolis, mientras que en Andújar (Jaén) nueve de los 17 primeros días del mes los termómetros han estado por encima de 40°, según la Asociación Meteorológica del Sureste.

Los efectos han sido devastadores: se calcula que 510 muertes entre el 10 y el 16 de julio son atribuibles al aumento de temperaturas, además de terribles incendios forestales, que han calcinado más de 20.000 hectáreas. Los expertos no dudan de que el calentamiento global está detrás de la excepcionalidad de este episodio. El cambio climático, recuerda Rubén del Campo, también portavoz de Aemet, no causa las olas, pero hace que sean “más recurrentes, intensas y duraderas” y un episodio “tan inusual en todos los aspectos como este es un claro ejemplo”.

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“No es una ola de calor normal, está dopada por el cambio climático”, resume por su parte el investigador de Aemet Juan Jesús González Alemán. “Si alguna vez puede sentirse los impactos directos del cambio climático inducido por el hombre, es ahora”, apunta Mika Rantanen, del Instituto Meteorológico de Finlandia, sobre la ola que España exporta ahora a Reino Unido y Francia.

El calor proseguirá, pero no tan intenso, ni extenso en el tiempo. Este martes, explica Hervella, ya “no hay un 10% del territorio afectado por temperaturas extremas”, pero se mantendrán en algunas zonas, con avisos naranjas en la ribera del Ebro de La Rioja, Navarra y Zaragoza. “El descenso de las temperaturas será de entre 5 y 8 grados en el tercio norte, excepto Aragón y Cataluña”, detalla la portavoz. En Madrid y Extremadura, la caída será de 4 grados. Las anomalías en las máximas siguen siendo positivas: en el prelitoral del tercio este hará de entre 5º y 10° por encima de lo normal y en Navarra, de 10° a 12°.

El miércoles, el descenso llegará al noreste, con entre 4° y 6° menos en el interior del País Vasco y Navarra, y de 2° a 3° en Cataluña y Comunidad Valenciana. Por el contrario, la mitad occidental volverá a sufrir un ascenso de las máximas “relevante y significativo”, de entre 4° y 6°, asociado a una “cuña anticiclónica”, explica Hervella. Los avisos volverán a activarse en el suroeste. Córdoba, Granada y Jaén volverán al naranja por máximas de 40° a 42° en la campiña cordobesa, la cuenca del Genil y Cazorla, Segura, Morena y Condado; mientras que hará 40° en la Siberia extremeña. En el suroeste, excepto la costa granadina, y en el noreste, así como ambos archipiélagos, la anomalía será de 5° a 10°.

A partir del jueves, las máximas ascenderán en la mitad norte y Comunidad Valenciana, así como en Canarias, y se superarán los 35° en la mitad sur, la meseta Norte, el valle del Ebro, Mallorca y zonas de Canarias, y los 40° en los valles del Guadalquivir, Guadiana y Tajo, y localmente en el sur de las islas centrales canarias.

En la Comunidad Valenciana, un estudio climatológico de Aemet concluye que “no hay precedentes de un inicio de verano tan cálido”. “Cuando pasó el verano de 2003, el más cálido hasta entonces en el continente en los últimos 500 años, pensamos que tardaríamos décadas en ver algo similar, pero los registros de 2022 los superan”, destaca. “Quizá el verano más fresco del resto de nuestras vidas no vaya a ser, pero seguramente habrá muchos veranos peores. Cuando nuestros hijos tengan nuestra edad, un verano como el actual será normalito”, alerta Fernando Valladares, ecólogo del Centro Superior de Investigaciones Científicas.