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La conferencia ambiental que hace 50 años subió a un ministro franquista a una bicicleta en Suecia

Se cumple medio siglo de la primera gran cumbre de Naciones Unidas sobre medio ambiente, un modelo de reunión internacional con el que se han conseguido unos resultados insuficientes

López Rodó, ministro comisario del Plan de Desarrollo del régimen de Franco, se traslada en una bicicleta al salón de reuniones de la conferencia de medio ambiente de Estocolmo el 6 de junio de 1972.
López Rodó, ministro comisario del Plan de Desarrollo del régimen de Franco, se traslada en una bicicleta al salón de reuniones de la conferencia de medio ambiente de Estocolmo el 6 de junio de 1972.EFE
Clemente Álvarez

La instantánea muestra a Laureano López Rodó, ministro comisario del Plan de Desarrollo y luego ministro de Asuntos Exteriores del régimen franquista, montando en una bicicleta en Estocolmo durante la primera gran conferencia de Naciones Unidas sobre medio ambiente de la historia, celebrada del 5 al 16 de junio de 1972. Se cumplen ahora 50 años de aquella importante cita internacional, con un encuentro conmemorativo este jueves y viernes en Estocolmo, y una pregunta en el aire: ¿Hasta qué punto valen realmente estas cumbres para resolver desafíos planetarios como el cambio climático, la crisis de la biodiversidad o la contaminación?

La denominada Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972 no es recordada por los acuerdos conseguidos, pero sí por ser la primera vez que se puso en el centro de la agenda internacional los problemas ambientales. “Este modelo de cumbre parece insuficiente, pero tampoco sabemos hacer otra cosa”, comenta Agustí Nieto-Galan, director del Institut d’Història de la Ciència de la Universidad Autónoma de Barcelona, que ha analizado esta reunión histórica y la simbólica foto de López Rodó en bicicleta. “En ese momento muchos países muestran reticencias incluso para la simple organización de la conferencia; en 1972 está la guerra fría, hay grandes desigualdades y pobreza en el mundo, para muchos países el medio ambiente es un problema secundario”, cuenta el historiador catalán, que asegura que la cumbre salió adelante en gran medida por el empuje de los países escandinavos, que estaban preocupados entonces por la lluvia ácida que les llegaba por la industria del Reino Unido.

Para Nieto-Galan, la difusión en los medios de la época de la imagen de López Rodó con una de las 750 bicis facilitadas a los participantes de la conferencia para dar ejemplo ante el mundo es un ejercicio de propaganda similar a la del famoso baño del también ministro franquista Manuel Fraga Iribarne para convencer a los españoles que no había radiactividad en Palomares. “A la diplomacia internacional del franquismo le preocupa mucho dar una visión positiva en ese momento y en la conferencia se esfuerza en mostrar sensibilidad ambiental”, incide este catedrático, que es autor de un capítulo dedicado al ministro en bicicleta del libro Tóxicos invisibles. La construcción de la ignorancia ambiental (Editorial Icaria).

Este interés de la España franquista por vender una imagen distinta del país se comprueba también en el discurso de López Rodó en el plenario de la conferencia, en el que uno de sus puntos principales es la defensa de los derechos de la naturaleza. Como señala el director del Institut d’Història de la Ciència, “el régimen de Franco apoya un ambientalista aristocrático, más relacionado con el paisaje, lo estético, que no tiene nada que ver con el ambientalismo más social que está apareciendo en España en ese momento”.

La conferencia de Estocolmo de hace 50 años estuvo marcada por la ausencia de la Unión Soviética y los países de Europa del Este como respuesta a la no invitación de Alemania Oriental. Además, se produce una gran polémica a raíz de las críticas a EE UU del primer ministro de Suecia, Olof Palme, por la guerra de Vietnam. Y buena parte de la discusión gira en torno a las pruebas nucleares de Francia y China. En este contexto, la delegación Española se sitúa dentro de los países en vías de desarrollo, que reclaman seguir desarrollándose como han hecho antes las naciones más industrializadas. Según palabras del propio López Rodó en una crónica del diario ABC del 8 de junio de 1972, “el tema más serio, la pregunta clave a la que debemos buscar respuesta es la de saber cuáles son los cambios del medio ambiente que podemos aceptar o tolerar en aras del desarrollo económico”.

Pasados 50 años, se han celebrado otras muchas conferencias de Naciones Unidas sobre medio ambiente o cambio climático. Y, aunque se han producido avances, como en la lucha contra la contaminación en los países más desarrollados, la situación ha ido muy a peor en el calentamiento del planeta, la pérdida de biodiversidad o nuevos problemas como la polución provocada por plásticos. Mientras tanto, algunos políticos siguen haciéndose la foto en bicicleta y los países siguen enzarzados en otras disputas. Al igual que en 1972 se escuchó a Olof Palme y a Indira Gandhi alzar la voz contra la guerra, la reunión conmemorativa de 2022 está marcada por el conflicto bélico en Ucrania. “Esta guerra ha demostrado lo frágil que es el mundo y su dependencia de los combustibles fósiles. Es hora de aprender la lección y hacer una clara apuesta de inversión masiva en energías renovables. La dependencia de los combustibles fósiles es un suicidio”, aseguró este miércoles el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

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Sobre la firma

Clemente Álvarez
Es el coordinador de la sección de Clima y Medio Ambiente de EL PAÍS y está especializado en información ambiental, cambio climático y energía. Ha trabajado para distintos medios en España y EE UU, como Univision, Soitu.es, la Huella en La2 de TVE... Fue también uno de los fundadores de la revista Ballena Blanca.

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