Una histórica ola de calor dispara el riesgo de incendios en Argentina
Buenos Aires alcanza los 41,1 grados, la temperatura más alta registrada desde 1957
Argentina sufre una histórica ola de calor esta semana, con temperaturas máximas que se han acercado hasta los 43 grados en el interior del país. Las altas temperaturas han provocado récords en el consumo eléctrico, cortes de luz y aumentan la amenaza de incendios en áreas ya muy afectadas por la sequía.
El clima cálido y seco, causado por el patrón climático La Niña, ha convertido al país sudamericano en uno de los lugares más calurosos del mundo estos días. En Buenos Aires, los termómetros alcanzaron el martes los 41,1 grados, la segunda temperatura más alta registrada desde que empezaron a realizarse mediciones, en 1906. Solo la supera la alcanzada el 29 de enero de 1957, cuando fue de 43,3 grados.
¡Sigue subiendo la temperatura! 🔥🌞🌡️
— SMN Argentina (@SMN_Argentina) January 11, 2022
A las 16:05h, la Ciudad de Buenos Aires registró 41,1°C. Es la 2° más alta desde 1906. #oladecalor #calor https://t.co/6eNsTCMX91
En Córdoba, en la zona centro, la temperatura llegó a los 42,5 grados, mientras que en la norteña ciudad de Santiago del Estero este miércoles volvían a superarse los 41 grados por segundo día consecutivo, según datos del Servicio Meteorológico Nacional. Este organismo prevé que las temperaturas extremas continúen hasta el sábado.
El récord de temperatura disparó el consumo de electricidad y provocó fallas técnicas y desperfectos en la red que derivaron en un gran apagón. Más de 700.000 personas en Buenos Aires y su área metropolitana pasaron la sofocante tarde del martes sin luz ni ventilador ni aire acondicionado. Gran parte de la red eléctrica se restableció horas después, pero este miércoles cerca de 17.000 personas seguían a oscuras.
A las altas temperaturas se le suma la falta de precipitaciones. El río Paraná, el segundo más importante de Sudamérica, registra su nivel más bajo desde 1945, según la Prefectura naval argentina. En lo que va de enero sus aguas ya han retrocedido más de medio metro a orillas de la ciudad de Santa Fe, se han secado lagunas cercanas y otras han quedado reducidas a su mínima expresión. Su bajo caudal complica además la navegación de los grandes buques exportadores en los que se transporta la soja y el maíz cultivados en Argentina.
Riesgo de una catástrofe ambiental
La sequía y los incendios desatados este verano han llevado al Gobierno a declarar este miércoles la “emergencia ígnea” en todo el territorio por el plazo de un año con el fin de adoptar las medidas necesarias para atender “con carácter inminente” el combate de incendios forestales, rurales o de pastizales, la restauración las de zonas afectadas y la prevención de nuevos focos.
“En virtud del riesgo de superación de la capacidad de respuesta de los medios empeñados en el combate del fuego, la criticidad de la situación y el peligro inminente de una catástrofe ambiental, deviene necesario, imperioso y conveniente proceder a declarar la Emergencia Ígnea en todo el territorio nacional”, dice el decreto publicado en el Boletín Oficial.
El Gobierno se muestra preocupado también por las consecuencias de la escasez de lluvias en el campo argentino, que representa el 9% de la economía del país y es la principal fuente de entrada de divisas. En 2018 se registró la peor sequía en medio siglo, con pérdidas de más de 4.000 millones de dólares. Una situación similar complicaría aún más la difícil situación económica del país.
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