El primer viaje en autobús eléctrico entre Barcelona y Madrid tarda 14 horas
La prueba piloto ha tardado más de lo habitual en recorrer los 600 kilómetros debido a los tiempos de repostaje. Los expertos en movilidad creen que estos trayectos serán una realidad en cinco años
Los coches eléctricos son cada día más habituales en nuestras ciudades, si bien los viajes largos con este tipo de vehículos requieren todavía de una buena planificación para saber dónde cargarlos durante el trayecto. Algo similar ocurre todavía con los autobuses eléctricos, cuyas flotas aumentan cada vez más en las urbes, pero que todavía están lejos de ser habituales a la hora de cubrir grandes distancias. Este lunes, las empresas catalanas Circontrol y e-busKar han enlazado por primera vez Barcelona y Madrid con un autobús movido por electricidad. El trayecto piloto ha partido a las seis y media de la mañana desde Sabadell y ha llegado a San Sebastián de los Reyes sobre las ocho y media de la tarde, es decir, 14 horas para recorrer algo más de 600 kilómetros con tres recargas realizadas en Torrefareda (Lleida), Épila (Zaragoza) y Trijueque (Guadalajara). Los expertos creen que este tipo de viajes serán habituales —y más rápidos— en menos de cinco años.
El viaje del denominado Karsan Atak EV 220kwh, con capacidad para 52 personas y una autonomía máxima de 300 kilómetros, se ha realizado sin ruido, sin vibraciones del motor y sin pasajeros. Joan Sardà, portavoz de Circontrol, ha explicado por teléfono durante el primero de los tres repostajes que con este proyecto piloto se ha probado la viabilidad de viajes largos solo con energía eléctrica, si bien ha recordado que aún se trata de un proceso “en pañales”. “Al ser una prueba piloto, hemos hecho una previsión tanto en número de paradas como en tiempo de recarga mucho mayor de lo que corresponde en realidad”, ha añadido Sardà.
Los autobuses eléctricos ya funcionan de forma habitual en algunas ciudades españolas, como Madrid, Barcelona o Valencia, donde poco a poco se van incorporando a las flotas. Además, otras urbes como Alicante, Huesca o Cartagena han realizado pruebas para incorporar este tipo de vehículos que no necesitan combustibles fósiles a su parque de autobuses. Este tipo de viajes son los más eficientes desde un punto de vista medioambiental, como ya ocurre con los trenes.
Un estudio de la fundación PONS Seguridad Vial y Luike de finales de 2020 concluye que el 28% de los encuestados todavía se muestra reacio a adquirir un vehículo eléctrico por falta de infraestructura adecuada para recargarlo. José María López Martínez, del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil Francisco Aparicio Izquierdo (INSIA), explica en este sentido que el vehículo eléctrico funciona muy bien en la ciudad, donde suele haber bastantes puntos de recarga, pero considera que su asignatura pendiente son los lugares para cargarlo en las carreteras y autovías. López Martínez cree que en los próximos tres a cinco años se deben desarrollar las infraestructuras adecuadas para poder ver vehículos eléctricos recorriendo grandes distancias, y que en esa fecha podremos ver autobuses eléctricos realizando trayectos largos de forma habitual.
De hecho, una de las preocupaciones de los usuarios es la desigual presencia de esos cargadores en el territorio nacional. Cataluña se lleva la mayor parte del pastel con 2.691 puntos de este tipo de los 8.545 que hay en España, según un reciente recuento de EL PAÍS. La Comunidad de Madrid, pese a ocupar la segunda posición, se queda rezagada con 988 puntos de recarga, por delante de la Comunidad Valenciana, con 920. Barcelona ha anunciado su intención de que próximamente su oferta llegue a más de 660 puntos de este tipo. EL PAÍS realizó una prueba en 2019 y necesitó 12 horas para enlazar Madrid y Sevilla en coche eléctrico.
Falta infraestructura de recarga
Isabell Büschel, de la Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente, explica por su parte que la penetración del vehículo eléctrico en España es menor que en otros países europeos y que la realización de los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) pasa por invertir en “la infraestructura de recarga que dé soporte a los cinco millones de vehículos previstos para 2030“. En su opinión, “es fundamental asegurar la implicación de las entidades públicas para catalizar el esfuerzo económico que tendrá que hacer el sector privado”.
El autobús Karsan Atak EV de 220 kilovatios (kw) puede alcanzar una autonomía de hasta 18 horas en un entorno urbano. El vehículo se reposta con un cargador rápido llamado Raption con una potencia de 50 kilovatios (kw). El representante de la empresa ebusKar, Fran Ramis, comenta que dentro de una ciudad basta con una sola carga nocturna para poder completar dos turnos completos.
Isabell Büschel considera que esta prueba “no es un desafío”, sino que refleja lo que la tecnología ya puede hacer en la actualidad: “El alcance del vehículo, la potencia de carga y la duración del viaje, en combinación con tres paradas de carga, ya se pueden realizar hoy en día”. Ramis, por su parte, está contento con el resultado: “Hemos demostrado que, aunque un autobús urbano no es todavía idóneo para realizar viajes largos, este objetivo se puede conseguir a medio plazo con buena planificación”. El reto ahora es que los grandes viajes con este medio de transporte sean posibles en un futuro no muy lejano.
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