Mecánica popular: el misterio del tapón de corcho
¿Cómo adaptarías un tapón de corcho para poder usarlo con una botella cuya boca tiene un diámetro inferior al del tapón?
El coche atascado en el barro de la semana pasada ha activado el ingenio de nuestros sagaces lectores, que han ofrecido un amplio abanico de soluciones.
“Creo que una buena opción sería rodear con la cuerda el árbol, y atar cada uno de los extremos de la cuerda, enroscándolos en los ejes de cada una de las ruedas que giren. Si esto último es costoso, atar la cuerda por un extremo al árbol y enroscar el otro al eje de una rueda que gire”, propone Salva Fuster. Y puede ser una buena solución, si las ruedas giran, el motor no se cala… y la cuerda no se desliza sobre el eje sin enrollarse.
Por su parte, Ignacio Alonso opina que “la solución es atar el coche al árbol con la cuerda tensa y empujarla perpendicularmente en su mitad”. Esta opción tiene la ventaja de que no hace falta que el motor funcione ni que las ruedas giren (ni que la cuerda se enrolle, en ambos sentidos del término); pero solo permite desplazar el coche un corto trecho, pues la tracción disminuye rápidamente al aumentar el ángulo que forman los dos tramos de la cuerda; aunque, eso sí, con un gran incremento inicial de la fuerza aplicada (tan grande que, en el caso de una cuerda ideal inextensible, haría falta una tensión infinita para conseguir que una fuerza aplicada perpendicularmente en su mitad no la desplazara en absoluto).
Más sencilla es la solución que propone nuestro veterano comentarista Francisco Montesinos: “Me parece que una opción sería atar uno de los cabos de la cuerda a un árbol cercano con un nudo a prueba de esfuerzo. El otro cabo pasarlo por el gancho de remolque que suelen llevar casi todos los coches por no decir todos y a continuación situarse cerca del árbol donde hicimos el nudo. Tendríamos armada una polea y la fuerza aplicada por nosotros en el cabo suelto multiplicado por dos igualaría la resistencia R del coche. Yo creo que la tensión de la cuerda proviene, por un lado, de la fuerza F ejercida por quien tira del cabo suelto, que se transmite a lo largo de la cuerda hasta el árbol, pero ahí entra en juego la reacción del árbol igual a F pero de sentido contrario, de ahí que R = 2F”. Otra forma de decirlo es que por cada metro de cuerda que estiras el coche avanza (si avanza) medio metro, por lo que la fuerza de tracción se duplica. Si el doble de tu fuerza es suficiente para desatascar el coche, esta es la mejor solución, y si hay varios viajeros tirando todos a una de la cuerda en la improvisada polea, seguro que funciona.
Por cierto, en sus comentarios Montesinos menciona, como venero de soluciones ingeniosas, la maravillosa revista Mecánica Popular, versión en castellano de la estadounidense Popular Mechanics, de la que algunos disfrutamos en nuestra juventud gracias a las ediciones mexicana e italiana (Meccanica Popolare). Como pequeño homenaje a la inspiradora revista (que, lamentablemente, hace mucho que ya no se publica en castellano), he aquí un acertijo basado en su sección de bricolaje y chapuzas domésticas:
Cuando un tapón de corcho no cabe en la boca de una botella a la que no estaba destinado, es habitual adelgazarlo a base de arrancarle virutas con un cuchillo; pero de este modo no se consigue una superficie lisa ni simétrica, por lo que el ajuste suele ser bastante defectuoso. ¿Se te ocurre una manera más limpia y eficaz de rebajar unos milímetros el diámetro de un tapón de corcho?
Y para terminar, un acertijo propuesto por Ignacio Alonso, que es una variante de un “clásico” que apareció por primera vez -si mis fuentes no me engañan- en el libro de Saul X. Levmore y Elizabeth Early Cook Super Strategies for Puzzles and Games (1981):
Hay cuatro personas con una linterna en una misma planta de un edificio en ruinas. Para llegar a la calle tienen que bajar por una escalera estrecha, desvencijada y oscura, necesariamente con la linterna, y como mucho de dos en dos, pues la estructura podría hundirse bajo un peso mayor. Las cuatro personas, de distintas edades y complexiones, se mueven a muy distintas velocidades, y cada una tarda lo mismo en bajar que en subir: 8, 4, 2 y 1 minutos respectivamente. ¿Cómo lo hacen para bajar todos en 15 minutos?
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