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¿Es posible escuchar el silencio como si se tratase de un sonido?

Con un experimento científico se demostró que es posible lograr las mismas ilusiones con los silencios que con los sonidos

Georges Perec en Francia en 1978.
Georges Perec en Francia en 1978.Louis MONIER (Gamma-Rapho via Getty Images)
Montero Glez

Georges Perec fue un escritor francés que consiguió contar lo que pasa cuando aparentemente no pasa gran cosa. De esta manera, convirtió el aburrimiento en cosa entretenida. Y lo consiguió a base de genio, tomándose la literatura como lo que es: un verdadero juego lleno de posibilidades. Sin ir más lejos, en una de sus novelas, la titulada El secuestro, construye una historia de intriga escrita como un lipograma, un texto donde Perec omite la letra “E”; la más utilizada en el idioma francés. Aquí, en su traducción al castellano, en vez de prescindir de la letra “E”, se prescindió de la letra “A”, que es la que más utilizamos.

Perec volvió a publicar en 1972 otra novela donde la letra E es la única vocal que aparece entre sus páginas. Su corpus literario es una grandiosa broma. Esta novela, no traducida aún al castellano, la tituló Les Revenentes. Si llevamos el juego de Perec hasta la expresión científica, podemos encontrar cierto paralelismo en la conferencia de Frank Nelson Cole, el matemático estadounidense que consiguió completar su exposición de una hora aproximadamente sin decir palabra. Fue un 31 de octubre de 1903.

Durante su conferencia, Cole se dedicó a identificar los factores del número de Mersenne M₆₇, los mismos factores que el matemático francés Édouard Lucas no pudo determinar cuáles eran años antes, en 1876. La tituló On the factoring of large numbers y durante el tiempo que duró la conferencia, Cole se dedicó a llenar la pizarra de fórmulas y números en completo silencio. Una vez concluida la conferencia, y sin mediar palabra, se retiró a su asiento. Fue entonces cuando la audiencia se puso en pie y rompió el silencio con su aplauso.

Se trata de una explicación científica que bien puede alcanzar lo que en años posteriores puso en práctica John Cage, el músico norteamericano que demostró que el silencio también es música. Con su pieza insonora, 4′33‘’, Cage demostró que el silencio también se puede escuchar. Porque no todo va a ser literatura; hay un estudio científico donde los participantes fueron engañados por ilusiones de silencio. En dicho estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences, se llega a la conclusión de que el silencio puede llegar a ser una experiencia auditiva, tal y como explica uno de sus autores, Rui Zhe Goh: “El mismo procesamiento cognitivo que se produce con el sonido también se desencadena en los momentos de silencio. Y dado que el sistema auditivo trata estos momentos de silencio igual que un sonido, esto sugiere que podemos tener experiencias auditivas del silencio”.

Para realizar el experimento, probaron con un grupo de personas a las que aplicaron “ilusiones de silencio”, cambiando los sonidos por artificios sonoros cuyo fondo era el silencio. Al lograr las mismas ilusiones con los silencios que con los sonidos, es posible comprobar que el silencio también se escucha. Si esto lo trasladamos al momento de la literatura, más allá de las palabras están los silencios que proponen la distancia entre cada una de ellas. Fue así, con esos mismos silencios entre palabras, como Georges Perec construyó toda su obra.

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Sobre la firma

Montero Glez
Periodista y escritor. Entre sus novelas destacan títulos como 'Sed de champán', 'Pólvora negra' o 'Carne de sirena'.
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