La editorial Springer Nature retira 75 estudios del rector de Salamanca y sus colaboradores por prácticas fraudulentas
La retractación masiva, sin precedentes, convierte el caso de Juan Manuel Corchado en el mayor escándalo de la ciencia española
Una de las principales editoriales científicas del mundo, Springer Nature, ha decidido retirar de golpe 75 estudios científicos de Juan Manuel Corchado, rector de la Universidad de Salamanca, y de sus colaboradores. La multinacional inició una investigación en mayo, después de que EL PAÍS revelase mensajes internos que demostraban que Corchado solicitó a sus trabajadores durante años que añadiesen decenas de menciones a su trabajo en cada estudio, con el fin de fingir ser uno de los científicos más citados del mundo. El número de estudios retractados, sin precedentes en España, convierte el caso de Corchado en el mayor escándalo conocido de la ciencia española.
Chris Graf, director de integridad científica de Springer Nature, explica que la retractación de los 75 estudios ya está en marcha. “Nuestra investigación ha identificado varios problemas, incluidos, entre otros, dudas sobre el manejo editorial, citas inapropiadas o inusuales y conflictos de interés no declarados”, señala Graf. El grupo de Corchado organizaba multitud de congresos y aprovechaba sus actas, publicadas por Springer Nature, para añadir ristras de menciones a trabajos del actual rector de Salamanca, aunque no tuviesen nada que ver con la temática. Este periódico ya reveló en mayo que, en solo 75 publicaciones, los colaboradores de Corchado citaban casi 1.700 veces al catedrático salmantino, una artimaña que hacía que el actual rector apareciese en los rankings internacionales como uno de los científicos más citados del planeta en su campo.
Algunas retractaciones ya se han ejecutado, como la de un estudio sobre una tecnología para clasificar olores, firmado por Corchado y con una decena de menciones a sí mismo, y otro trabajo de su colaborador Pablo Chamoso, sobre conteo de animales mediante drones, con 22 citas al catedrático salmantino. Chris Graf asegura que Springer Nature se toma muy en serio las denuncias que recibe. “Las citas son un elemento importante de la investigación académica, para reconocer con precisión las fuentes, proporcionar contexto, ofrecer evidencia, crear una ruta de investigación en beneficio de otros investigadores y evaluar el impacto. Es esencial que se apliquen de manera adecuada y responsable”, advierte Graf.
Uno de los padres de la inteligencia artificial en España, Ramon López de Mántaras, pide al rector que asuma los hechos: “Siempre he tenido una relación muy cordial con Corchado y por eso me sabe muy mal que haya caído en la trampa de inflar sus indicadores bibliométricos. Me ha defraudado. Si me hubiese pedido mi opinión, le habría aconsejado reconocer su error, en lugar de emprender una huida hacia adelante, y renunciar a su candidatura a rector para evitar perjudicar a su universidad”, opina.
Un informe elaborado a petición del Comité Español de Ética de la Investigación certificó en septiembre la “manipulación deliberada” y “sistemática” del currículum de Corchado. El documento, de 131 páginas, lleva la firma de Emilio Delgado y Alberto Martín, dos investigadores de la Universidad de Granada que son expertos mundiales en cómo hacer trampas para engañar a los rankings. Delgado y Martín concluyeron que Corchado y sus colaboradores organizaron “una fábrica de publicaciones y citas” con “estrategias basadas en cuestionables conductas de publicación y malas prácticas editoriales, cuando no en praxis abiertamente fraudulentas”.
La respuesta de Corchado fue un documento de 54 páginas, titulado “En defensa de mis derechos” y publicado el 30 de septiembre. En ese argumentario, el rector de Salamanca sugiere que existe una conspiración contra él en la que participan el Comité Español de Ética de la Investigación, EL PAÍS y los dos profesores de Granada. La realidad es que las trampas de Corchado reveladas por este periódico ya han aparecido en los medios internacionales, como Science, Nature y Times Higher Education.
Ramon López de Mántaras fundó hace tres décadas el Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial, en Cerdanyola del Vallès (Barcelona). “Cualquiera con dos dedos de frente puede darse cuenta de que el informe [de los expertos de Granada] es impecable y bien argumentado. Los miembros del Comité Español de Ética de la Investigación que yo conozco tienen una ética y una moral irreprochable. No se sostiene que haya ningún tipo de contubernio oscuro, es un argumento ridículo”, señala López de Mántaras, que es el único especialista fuera de Norteamérica que ha ganado el prestigioso premio Robert S. Engelmore de la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial.
La viróloga española Nonia Pariente lleva 16 años dedicada a las revistas científicas. Es la editora jefa de PLOS Biology, en Cambridge (Reino Unido), y antes lo fue de Nature Microbiology, en Londres. “No se comprende que se pueda permitir que una persona con estas malas prácticas manifiestas pueda ser rector de una universidad”, explica. “Me parece vergonzoso, pero no raro. La manera de evaluar a los científicos es terrible en muchas partes, pero particularmente en España. Hay gente que publica como churros artículos terribles todo el rato, porque les funciona para las evaluaciones al peso de la ANECA”, lamenta. La Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) es la entidad que decide si un profesor puede ascender a catedrático o si merece aumentos salariales.
Pariente considera que el caso de Corchado es “una vergüenza” para la ciencia española. “Lo que me preocupa mucho es que, aun así, le hayan votado para ser rector. Me produce incredulidad que los que le votaron no viesen que esto es un problema. La universidad española y los rectores se deberían movilizar”, insta la editora. “Yo, si fuese Corchado, dimitiría”.
Yo, si fuese Corchado, dimitiríaNonia Pariente, editora jefa de 'PLOS Biology'
El catedrático salmantino considera “una cuestión menor” la retractación de 75 estudios de su grupo. “Ni compartimos ni aceptamos la retirada de estos artículos, perfectamente revisados en procesos de evaluación por pares y cuyas referencias son totalmente necesarias. En todo caso, la eliminación de estos artículos, unas decenas de entre los miles que hemos publicado, supone un número ínfimo de ellos. Concretamente, en mi caso se trata de una docena de artículos en talleres, en los que no soy autor de correspondencia ni primer autor, de entre casi el millar en los que he colaborado”, afirmó en su documento del 30 de septiembre.
El biólogo Isidro Aguillo, responsable del Laboratorio de Cibermetría del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), actualiza cada año un ranking de los investigadores españoles más citados, con datos de Google Académico. Corchado aparecía en el puesto 157 de un total de 123.000 científicos, hasta que el catedrático salmantino desactivó su perfil al enterarse de que EL PAÍS estaba investigando sus prácticas. Aguillo es muy contundente: “Me preocupa especialmente la falta de respuesta de la comunidad académica tanto local como nacional. Es lamentable que el paraguas de la impunidad que protege la prevaricación endogámica y el nepotismo se extienda al fraude y la manipulación”.
Corchado no solo organizó lo que se denomina un cártel de citas (un grupo de investigadores conchabados para citarse unos a otros), también se benefició de unos 30 perfiles falsos de científicos inventados dedicados a citarle de manera masiva en la red social ResearchGate. Además, Corchado, catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, subía al repositorio científico GREDOS de su universidad multitud de documentos llenos de autocitas, como un párrafo sobre edificios inteligentes con 227 menciones a sí mismo.
Es lamentable que el paraguas de la impunidad se extienda al fraude y la manipulaciónIsidro Aguillo, responsable del Laboratorio de Cibermetría del CSIC
Gracias a estas prácticas, presumía de ser el cuarto científico más citado de España en su campo. El segundo más citado era Enrique Herrera Viedma, al que ya han retractado un estudio firmado junto a Corchado, en el que más del 50% de las citas estaban dedicadas al catedrático salmantino. Herrera asumió las funciones de rector de la Universidad de Granada en septiembre.
Corchado se declara víctima de una campaña de difamación. “He denunciado amenazas contra mi integridad física recibidas a través de mi correo personal, vinculadas a mi candidatura a rector de la Universidad de Salamanca. Dichas amenazas, enviadas desde cuentas anónimas, contenían mensajes que instaban a acabar con mi vida”, asegura. El rector salmantino también afirma que le han suplantado la identidad. “Todos los delitos han sido denunciados ante las autoridades policiales y judiciales competentes, y se encuentran en fase de investigación, por lo que no puedo ofrecer más datos”, sostiene en su respuesta titulada “En defensa de mis derechos”.
La epidemióloga Cristina Candal, de la Universidad de Santiago de Compostela, ha consagrado su tesis doctoral a la mala conducta en la investigación científica. No tiene dudas respecto al caso de Corchado. “Es claramente mala conducta científica. Es un cártel de citaciones para manipular el sistema para tu beneficio personal. Con estos indicadores inflados consigues más financiación y mejor salario. Es una competencia completamente desleal. No es nada ético”, sentencia.
Candal reconoce que la ANECA está dando pasos para dejar de evaluar a los científicos al peso, pero insta a hacer cambios más profundos. “Corchado es un síntoma del sistema. Estas cosas pasan más de lo que creemos”, alerta. La experta recuerda que el Comité Español de Ética de la Investigación, un órgano independiente creado hace un año por el Gobierno y las comunidades autónomas, puede emitir informes y recomendaciones, pero poco más. Candal sugiere darle poder sancionador, como la Oficina de Integridad Científica que vigila el sistema público de salud de Estados Unidos. “El comité de ética, a la hora de la verdad, no puede hacer nada. A la vista está. Es como si los radares de tráfico, cada vez que te pillan con un exceso de velocidad, te hacen una foto, pero no te multan. Si no se imponen sanciones, seguirá habiendo malas conductas científicas”, advierte.
La profesora de Santiago de Compostela cree que Corchado debería dimitir. “¿Quién tiene poder para echar al rector? El daño va más allá de su persona, está dañando a su propia institución y a todo el sistema universitario español. Los medios internacionales se están haciendo eco. Me parece muy fuerte que Corchado siga ahí como cabeza de una de las instituciones universitarias más importantes de este país”, lamenta.
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