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Sin señales de la sonda japonesa ‘Hakuto-R’

Perdida la comunicación con la nave privada que intentaba ser la primera en posarse en la Luna

Representación de la sonda japonesa 'Hakuto-R' en la superficie de la Luna. Foto: ISPACE | Vídeo: EPV
Nuño Domínguez

La sonda Hakuto-R, que intentaba hacer historia este martes y ser la primera nave comercial en posarse en la Luna, no ha dado señales después de la hora prevista para el contacto. Los responsables de la misión han cortado la retransmisión en directo tras unos tensos minutos de espera pasadas las 18.40, hora peninsular española, cuando el vehículo tenía previsto alunizar. Sin embargo, no se ha recibido ninguna señal de la nave, lo que parece indicar que se ha estrellado. Un intento similar lanzado por Israel se estrelló en 2019.

“Hemos perdido la comunicación” con la nave, ha dicho finalmente Takeshi Hakamada, presidente de Ispace, la compañía que lanzaba la sonda, visiblemente afectado. “Tenemos que asumir que es probable que la nave no pudiera completar el aterrizaje”, ha añadido el empresario. La sonda envió señales hasta instantes después del momento en que supuestamente iba a alunizar. En cualquier caso, la empresa asegura que sigue adelante con sus planes de enviar al satélite otras dos misiones similares. “Hemos conseguido muchas cosas con esta primera misión y ganaremos mucha información de cara a las próximas”, ha añadido Hakamada.

El equipo de la sonda japonesa 'Hakuto-R' explica que han perdido la comunicación con la nave.
El equipo de la sonda japonesa 'Hakuto-R' explica que han perdido la comunicación con la nave.

La sonda tenía previsto posarse en el cráter Atlas, una depresión de unos 80 kilómetros de diámetro formada por el impacto de un meteorito que está situado en el Mare Frigoris, o Mar del Frío, en el extremo norte de la Luna. La zona fue elegida porque cumplía las especificaciones de la sonda y los requerimientos de los dos clientes de Ispace: la agencia espacial japonesa y los Emiratos Árabes Unidos, que han desarrollado los dos pequeños vehículos de exploración que transportaba esta misión.

Desde su lanzamiento en diciembre de 2022, la nave japonesa había ido cumpliendo todos sus objetivos con éxito. Su planteamiento era llegar a la Luna en un viaje de unos cinco meses porque esto supone un importante ahorro de combustible. El 14 de abril, la sonda encendió sus motores durante 10 minutos para ajustar su órbita en torno al satélite y prepararse para posarse sobre él. Hakuto-R significa conejo blanco. El nombre se debe a la leyenda asiática que dice que en la Luna vive un roedor de ese color.

La sonda ya había enviado sus primeras imágenes de la superficie lunar. En este primer intento de alunizaje, la nave llevaba consigo dos pequeños vehículos de exploración lunar. El primero era un artefacto diseñado por Jaxa, la agencia espacial japonesa, que probaría tecnologías destinadas al futuro Lunar Cruiser, un espectacular vehículo de seis ruedas que será tripulado por astronautas y que pretende llegar al satélite a finales de esta década. El segundo tripulante era la sonda Rashid, diseñada por el centro espacial nacional de Emiratos Árabes Unidos. La Agencia Espacial Europea tiene un papel importante tanto en la Hakuto-R, a la que aportaba comunicaciones entre el centro de control y la nave, como en la Rashid, donde colaboraba para la prueba de materiales en las ruedas del vehículo, de unos 10 kilos de peso. El sistema de propulsión de la sonda y su ensamblaje final lo ha realizado la empresa europea Ariane.

El objetivo declarado de Ispace es liderar la “economía espacial” con la extracción de agua en la Luna y el envío de experimentos, suministros y otros materiales con gobiernos o empresas como clientes. “Imagina que la Luna permita la construcción de edificios, extracción de energía, metalurgia, comunicación, transportes, agricultura, medicina y turismo”, aventura la empresa en su web.

El sistema de guiado era de Draper, un laboratorio aeroespacial privado con sede cerca de Boston, Estados Unidos. Draper, que colabora con Ispace, ha ganado ya uno de los contratos millonarios de la NASA para llevar equipamiento científico al satélite en 2025 como parte del programa Artemis. El objetivo de este ambicioso programa de Estados Unidos, Europa, Canadá, Japón y otros países es enviar astronautas a la superficie de la Luna en 2025, asentar allí colonias y comenzar a extraer agua para fabricar combustible de cohetes con los que llegar a Marte dentro de dos décadas.

Draper y su socia nipona, junto a otras compañías, han sido elegidas por la NASA para llevar dos satélites de telecomunicaciones y un módulo de aterrizaje con carga a la cara oculta de la Luna en 2025 dentro de un contrato de 73 millones de dólares. La empresa japonesa, presidida por el empresario Takeshi Hakamada, también colabora con otras compañías para el desarrollo de aterrizadores, baterías, materiales y hasta seguros lunares.

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Sobre la firma

Nuño Domínguez
Nuño Domínguez es cofundador de Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo Científico por la Universidad de Boston (EE UU). Antes de EL PAÍS trabajó en medios como Público, El Mundo, La Voz de Galicia o la Agencia Efe.

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