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El análisis genético de una masacre de hace 6.200 años revela los secretos de la violencia prehistórica

El estudio de 41 esqueletos encontrados en Croacia muestra que el asesinato indiscriminado a gran escala no se limita solo a los períodos modernos, sino que también fue un proceso significativo en las sociedades europeas de la edad del Cobre

Los restos de 41 personas enterradas hace más de 6.000 años fueron encontrados Potočani, Croacia.
Los restos de 41 personas enterradas hace más de 6.000 años fueron encontrados Potočani, Croacia.Novak M, Olalde
Juan Miguel Hernández Bonilla

Las fuertes lluvias del verano de 2007 en un pequeño pueblo del norte de Croacia erosionaron el suelo y dejaron al descubierto un pozo lleno de esqueletos humanos. El hallazgo del entierro masivo se dio por accidente cuando uno de los 70 habitantes de la localidad de Potočani estaba construyendo un garaje para el patio de su casa. Mario Novak, jefe del Laboratorio de Antropología Evolutiva y Bioarqueología de la Universidad de Zagreb, cuenta que en ese momento los investigadores de su equipo estaban en la zona haciendo otra excavación y alcanzaron a llegar al lugar antes de que los huesos se deterioraran. “Después de la excavación de rescate analizamos los restos humanos siguiendo un procedimiento estándar y registramos numerosas lesiones craneales perimortem”, dice Novak. En el lenguaje forense este tipo de lesiones son las que están relacionadas o pudieron causar la muerte del individuo. Los golpes en la cabeza de la mayoría de los 41 cadáveres encontrados demostraban que habían sido asesinados y no habían muerto por accidente o causa natural.

Cuando los arqueólogos comenzaron a excavar el entierro, explica Novak, creyeron que los restos provenían de una de las guerras más recientes en la región. “Nuestro primer pensamiento fue que eran víctimas de la Segunda Guerra Mundial o de la guerra de los 90 en Croacia”, dice el investigador. Y se lamenta: “Tenemos muchas experiencias de muerte similares en nuestro país”. Sin embargo, en el pozo, junto a los huesos, no había materiales modernos que confirmaran la precedencia reciente de los fallecidos, sino pequeños fragmentos de cerámica antigua. Al llevar los restos al laboratorio los investigadores hicieron una datación directa por radiocarbono de tres fragmentos de esqueletos humanos de diferentes capas del pozo y descubrieron que eran del 4200 a. C., es decir, de hace más de 6.200 años.

El accidental hallazgo se convirtió entonces en uno de los pocos casos de masacres prehistóricas conocidos en Europa. “Queríamos obtener la mayor información posible de estos esqueletos. Invitamos a varios especialistas de diferentes instituciones y campos de investigación de Croacia y del extranjero para estudiar los huesos con un enfoque multidisciplinario. Hasta la fecha solo hay un estudio similar publicado en revistas científicas. Esto hizo la investigación más interesante”, reconoce Novak. En ese momento se unieron al trabajo David Reich, investigador del Departamento de Genética de Harvard, y Ron Pinhasi, del Departamento de Evolución Antropológica de la Universidad de Viena. El objetivo ahora era realizar análisis de ADN antiguo de los huesos para entender quiénes eran los muertos y por qué habían sido asesinados en grupo. Los resultados del estudio han sido publicados este miércoles en la revista Plos One.

Los investigadores explican que hasta la fecha todos los análisis antropológicos y genómicos de las primeras masacres en el mundo revelaban casos en los que las víctimas fueron asesinadas en una batalla, en conflictos entre familias o en rituales de sacrificios religiosos. Por el contrario, esta masacre, en Potočani, Croacia, es la primera evidencia de un asesinato colectivo sin un motivo claro aparente. “Los resultados muestran que la matanza indiscriminada a gran escala no se limita solo a los períodos modernos, sino que también fue un proceso significativo en las sociedades prehistóricas”, se lee en las conclusiones del estudio. Los autores, sin embargo, insisten en que aún es necesario hacer otros análisis genéticos de los antiguos lugares de masacres para determinar por qué razones y con qué frecuencia ocurrieron este tipo de violencias en el pasado.

De acuerdo con los científicos, que pudieron recuperar datos genómicos de los huesos de 38 de los 41 individuos enterrados, las personas asesinadas pertenecían a la cultura Lasinja del Eneolítico Medio, en la Edad del Cobre. Aunque no hay forma de saberlo con certeza con la evidencia disponible, los autores sugieren que la razón de la masacre pudo haber sido una combinación de condiciones climáticas adversas con un aumento significativo en el tamaño de la población. Novak cuenta que con el estudio de ADN establecieron que en la fosa común había casi la misma cantidad de hombres y mujeres. Esto demuestra que los fallecidos eran víctimas de una masacre y no del conflicto armado entre dos bandos. “Si hubieran muerto en combate habría muchos más hombres que mujeres”, dice Novak, “esto hace que Potočani sea uno de los primeros casos de matanza sistemática a gran escala en Europa comprobados por datos genéticos”.

Los autores sugieren que la razón de la masacre pudo haber sido una combinación de condiciones climáticas adversas con un aumento significativo en el tamaño de la población

Otra de las conclusiones del estudio es que la ascendencia genética de los fallecidos era homogénea y casi idéntica a otras poblaciones contemporáneas de la región. Esto muestra que los muertos eran locales, eliminando así la hipótesis de que la masacre estuvo asociado con la llegada de nuevas poblaciones inmigrantes. Los científicos, además, comprobaron que solo una pequeña parte de estos individuos eran familiares, mientras que la mayoría (alrededor del 70%) no tenía señales de parentesco entre sí. “Este conjunto representa solo una pequeña parte de una comunidad pastoril más grande. Desafortunadamente, no podemos decir qué pasó con el resto de la comunidad”, concluye Novak. Un hallazgo adicional revela que esta masacre no se debió a un sacrificio religioso. “Tales eventos son claramente evidentes en el registro arqueológico que está ausente en este caso”.

A pesar de las certezas de la investigación, los científicos reconocen que aún hay al menos dos grandes preguntas por responder: ¿Cuál fue la causa exacta de este acto? ¿quiénes fueron los perpetradores? “Si podemos entender cuál fue el principal motivador de las masacres prehistóricas, tal vez podamos aprender algo de esto y tratar de no repetir errores similares en el presente y en el futuro”, concluye Novak.

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Sobre la firma

Juan Miguel Hernández Bonilla
Periodista de EL PAÍS en Colombia. Ha trabajado en Materia, la sección de Ciencia de EL PAÍS, en Madrid, y en la Unidad Investigativa de El Espectador, en Bogotá. En 2020 fue ganador del Premio Simón Bolívar por mejor reportaje. Estudió periodismo y literatura en la Universidad Javeriana.

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