Respuestas para las principales dudas sobre las vacunas contra la covid
Media docena de expertos responden a cuestiones como la seguridad a largo plazo de las inyecciones y la duración de la protección en los vacunados
El actor británico Ian McKellen, el mítico Gandalf de El señor de los anillos, ha sido esta semana una de las primeras personas en ponerse una vacuna autorizada contra la covid, a sus 81 años. “Me siento muy afortunado de haberme vacunado. No dudaría en recomendárselo a todo el mundo”, afirmó McKellen este jueves. El intérprete recibió en su músculo deltoides izquierdo 30 millonésimas de gramo de tozinamerán, una molécula con información genética del nuevo coronavirus. Esta diminuta receta inyectada contiene las instrucciones para que las propias células humanas fabriquen la auténtica vacuna: fragmentos inofensivos del virus que entrenan a las defensas del organismo. El 2 de diciembre, el Reino Unido se convirtió en el primer país del mundo que autorizaba una vacuna contra la covid, la mencionada tozinamerán, desarrollada por la biotecnológica alemana BioNTech y la estadounidense Pfizer. La UE podría aprobarla esta misma semana. El intérprete de Gandalf no dudó a la hora de vacunarse, aunque se necesitará que más del 70% de los ciudadanos también se la inyecten para detener la pandemia, pero mucha gente todavía tiene dudas: solo el 39% de los españoles se vacunaría mañana mismo. Estas son las respuestas a sus preguntas más habituales.
¿Estas vacunas desarrolladas en tiempo récord son seguras?
Algo es seguro cuando está exento de riesgo, según el diccionario, pero en medicina el significado es diferente. “La seguridad es el balance favorable entre los beneficios y los daños”, resume el estadístico británico Stephen Evans. El beneficio para los hombres de más de 80 años, como el intérprete de Gandalf, es enorme: el coronavirus mató alrededor del 15% de los octogenarios infectados durante la primera ola en España, según los datos del Centro Nacional de Epidemiología. Los riesgos de la vacuna, por el contrario, son escasos. Unas 22.000 personas recibieron la vacuna de Pfizer durante su etapa experimental, mientras otras 22.000 recibían inyecciones de agua salina para comparar. La incidencia de reacciones adversas graves fue muy baja y similar en ambos grupos: el 0,6% y el 0,5%, respectivamente. La fatiga y un ligero dolor de cabeza sí fueron síntomas comunes en alrededor de la mitad de los vacunados.
“Todavía no podemos conocer las reacciones que sean muy raras, con una frecuencia menor de un caso por cada 1.000 vacunados; o las que ocurran en grupos excluidos de los ensayos clínicos, como las personas con un historial de anafilaxia [la sensibilidad excesiva a alimentos o medicamentos]; ni tampoco las que aparezcan a largo plazo, más allá de cuatro meses”, explica Evans, expresidente de la Sociedad Internacional de Farmacoepidemiología. Tras 137.000 personas vacunadas en Reino Unido en la primera semana, solo se han conocido dos casos de reacciones alérgicas graves, más un tercer caso en Alaska (EE UU). Los pacientes, ya recuperados, tenían antecedentes similares.
El médico argentino Fernando Polack ha encabezado el ensayo de la vacuna de Pfizer con 44.000 personas. Los datos de seguridad, con un seguimiento medio de dos meses, son similares a los de otras vacunas ya autorizadas contra virus, como la de la multinacional GSK contra el herpes zóster. La empresa estadounidense Moderna, que ha sido la segunda en cruzar la meta, también ha presentado esta semana los resultados detallados de su vacuna —similar a la de Pfizer— tras un ensayo con 30.000 personas. “Ambas han sido muy seguras hasta hoy, tan seguras como las vacunas en el calendario, desde la del sarampión a la de la gripe”, afirma Polack.
El médico argentino quita importancia al hecho de que todavía no haya datos sobre su seguridad a largo plazo. “Se ha generado una noción algo fantasiosa de las evaluaciones de vacunas candidatas en tiempos anteriores. Ninguna vacuna que completa exitosamente un ensayo clínico de fase 3 [con decenas de miles de personas, como los realizados por Pfizer y Moderna] queda en observación y sin aprobación durante años”, defiende. Según recalca Polack, este es el procedimiento habitual: seguir monitorizando una vacuna una vez aprobada para estudiar su efectividad en el mundo real y las posibles reacciones adversas. “Lo diferente ahora es que nunca se habían testeado vacunas frente a la mirada atenta de 6.000 millones de personas”, opina Polack.
¿Puede haber sorpresas a largo plazo?
El virólogo Agustín Portela, de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, no espera grandes sorpresas. “Hay vacunas frente a unos 20 patógenos. Si nos ponemos a buscar en cuántas de ellas ha ocurrido una reacción adversa después del mes de haberse vacunado hay que ir a mirar con lupa”, subraya. Portela recuerda un par de excepciones. En 2017 se descubrió que la nueva vacuna de Sanofi contra el dengue agravaba la enfermedad en un porcentaje minoritario de los vacunados, un fenómeno que también se observó en animales inmunizados contra otro coronavirus detectado en China, el causante del síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Las autoridades han vigilado cualquier indicio de este fenómeno en las vacunas experimentales contra la covid.
“Tenemos los datos de casi 60.000 personas que se han vacunado con tres vacunas diferentes —las de Pfizer, Moderna y AstraZeneca—, con un seguimiento de varios meses, y en ninguna de ellas hay ninguna evidencia de enfermedad aumentada. Yo creo que las evidencias son sólidas para pensar que este fenómeno no va a ocurrir”, tranquiliza Portela, también miembro del Comité de Vacunas de la Agencia Europea de Medicamentos.
“Esperar seis meses [para autorizar las vacunas contra la covid] no nos daría una garantía adicional”, afirma el virólogo Agustín Portela
El virólogo recuerda un segundo caso excepcional: la vacuna Pandemrix de la multinacional GSK, autorizada en Europa en 2009 frente a la gripe pandémica H1N1, la famosa gripe porcina. Suecia y Finlandia detectaron meses después de la aprobación un ínfimo riesgo de narcolepsia, ataques de sueño profundo durante el día, con unos cuatro casos adicionales por cada 100.000 vacunados. Otras vacunas antigripales se han vinculado desde entonces a casos anecdóticos de narcolepsia. “Si ocurre un fenómeno así nadie sabe cuándo va a ocurrir, pero tenemos toda una experiencia previa de vacunar frente a muchos patógenos y esto no ha ocurrido nunca. Esperar seis meses [para autorizar las vacunas contra la covid] no nos daría una garantía adicional”, opina Portela.
¿Las vacunas impedirán los contagios?
Las vacunas de Pfizer y Moderna —y la de AstraZeneca en menor medida— han demostrado ser eficaces a la hora de evitar que los vacunados sufran la covid, pero todavía no hay datos sólidos sobre si también impiden que una persona se infecte sin síntomas y siga diseminando el virus. “La vacuna podría disminuir el número de enfermedades y de muertes causadas por el coronavirus, pero el virus seguiría circulando”, advierte la viróloga Isabel Sola, codirectora de otra vacuna experimental contra la covid en el Centro Nacional de Biotecnología, en Madrid.
En un rodaje, el intérprete de Gandalf, pese a estar vacunado, podría provocar un brote entre los actores que hacen de elfos, por ejemplo. En un hospital, los trabajadores sanitarios vacunados deberían seguir extremando las precauciones. “El porcentaje de población que tendría que estar vacunado para conseguir la inmunidad colectiva tendría que ser mayor. Y hasta entonces habría que seguir utilizando medidas como la mascarilla y guardar las distancias”, señala Sola.
Hay vacunas, como la del sarampión, que impiden la enfermedad y también cortan las infecciones asintomáticas, facilitando el control de las epidemias. Otras inyecciones, como la Bexsero de GSK para prevenir la meningitis B, no impiden que un vacunado se convierta en un foco epidémico, pese a no sufrir la enfermedad.
“Nadie sabe aún si la vacuna impide la transmisión, aunque el coronavirus no es precisamente Messi”, afirma el médico Fernando Polack
“Nadie sabe aún si la vacuna impide la transmisión, aunque el coronavirus no es precisamente Messi. Este germen daña por nuevo mucho más que por ágil”, afirma Fernando Polack, el principal autor del estudio de Pfizer. “Tradicionalmente, las vacunas respiratorias, como la del virus respiratorio sincitial, fracasan en el tracto superior —en la nariz y la garganta— y obtener una eficacia del 40% a la hora de evitar la enfermedad pulmonar es para salir a festejar. Aquí, algo sorpresivamente para mí, la vacuna previno el 95% de toda la covid”, celebra.
La comunidad científica espera que esta alta eficacia en evitar la enfermedad se traduzca al menos en una reducción de los contagios. Los datos preliminares de Moderna y los de AstraZeneca ya apuntan a una cierta prevención de las infecciones asintomáticas. Y, además, datos de Singapur publicados este viernes en la revista médica The Lancet sugieren que la infectividad de los contagiados sin síntomas es solo una cuarta parte de la de los sintomáticos.
“No tenemos evidencias sólidas de que estas vacunas vayan a cortar la transmisión y a generar inmunidad de rebaño. Esa información la obtendremos cuando empecemos a vacunar a mucha población, por ejemplo al 50% en todos los grupos de edad, y veamos que la tasa de enfermedad baja un 80%. Ese desfase de 30 puntos porcentuales mostraría que la vacuna está cortando la transmisión”, explica Portela. “Inicialmente, mientras no haya mucha gente vacunada, la única forma de protegernos todos es llevar la mascarilla”, alerta.
¿Cuánto durará la protección de la vacuna?
Los datos publicados de la vacuna de Pfizer incluyen un seguimiento de dos meses de los vacunados, con un subgrupo que llega a tres meses y medio. La propia compañía reconoce que todavía no se sabe cuánto durará la protección frente a la covid generada por la vacuna. “La duración de la inmunidad es otra pregunta a responder, aunque los datos de los estudios de fase temprana sugieren que habrá anticuerpos por un buen rato”, señala Polack, director de la Fundación Infant.
Los últimos datos de Moderna son esperanzadores: cuatro meses después de recibir la primera dosis, todos los vacunados, incluidos los mayores de 71 años, presentaban niveles de anticuerpos más elevados que los de las personas que han superado la covid. Las vacunas más adelantadas parecen generar defensas robustas y duraderas. “El peor escenario, razonable pero improbable, es tener que revacunar anualmente. No suena dramático, ya que hoy lo hacemos con la gripe, una vez que la producción de vacunas esté solucionada”, opina el médico argentino.
“Nunca sabemos cuánto dura la inmunidad de una vacuna al aprobarla”, afirma el virólogo Agustín Portela
El virólogo Agustín Portela, de la agencia reguladora española, también es optimista. “Nunca sabemos cuánto dura la inmunidad de una vacuna al aprobarla”, explica. Portela recuerda el caso de otro virus, el de la varicela. EE UU introdujo en 1995 una vacuna de una sola dosis de la farmacéutica MSD y la incidencia de la enfermedad cayó rápidamente un 90%. Sin embargo, años después se empezaron a detectar brotes de varicela en colegios en los que los niños estaban vacunados. Las autoridades sanitarias estadounidenses recomendaron en 2006 administrar una dosis de refuerzo. “Y desapareció el problema”, afirma Portela.
“Lo que hemos conseguido con las vacunas de la covid es enseñar al sistema inmune a enfrentarse al SARS-CoV-2 y vencerle. Eso es lo que nos dicen los datos de Pfizer y Moderna. Si el sistema inmune se olvida o pierde potencia dentro de cuatro años, lo que hacemos es darle otra dosis de vacuna para recordarle cómo estar preparado para luchar contra el virus. Normalmente, cuantas más dosis das, más estimulado queda el sistema inmune. Si una caída de la inmunidad ocurre a los cuatro años, la siguiente a lo mejor ocurre dentro de 20 años”, hipotetiza el regulador.
¿Hay otros países que prefieran esperar antes de vacunar?
“La vacunación apresurada no es la respuesta para Suiza”, afirmó en un comunicado el 11 de diciembre la agencia reguladora de los medicamentos del país centroeuropeo, Swissmedic. “La seguridad de los ciudadanos suizos es la prioridad principal”, aseguró el organismo. Suiza ha aparecido en las últimas semanas como la alternativa prudente frente a las prisas por empezar a vacunar del Reino Unido y EE UU, pero el portavoz de la agencia, Lukas Jaggi, desmintió esta versión esta semana. “Swissmedic no está adoptando una estrategia más lenta ni demasiado cautelosa. Estamos alineados con otras agencias con las que colaboramos”, señaló Jaggi el martes a este periódico.
“Si no nos vacunamos, ¿cuál es la alternativa?”, pregunta la viróloga Isabel Sola
En Suiza, con 8,5 millones de habitantes, ha habido menos de 6.000 muertos por covid desde que empezó la pandemia, así que las autoridades parecían no tener la misma urgencia que otros países. Sin embargo, este sábado Suiza se ha convertido en el primer país que autoriza una vacuna contra la covid, la de Pfizer, por el procedimiento ordinario, no por uno de emergencia. “Las autoridades sanitarias suizas ya han publicado la estrategia de vacunación, con un inicio previsto a comienzos de enero”, explica el vacunólogo Paul-Henri Lambert, de la Universidad de Ginebra.
Lambert es uno de los expertos de la Colaboración Brighton, una organización internacional para garantizar la seguridad de las vacunas. El investigador alerta de que, al vacunar a millones de personas, habrá muchas enfermedades que parecerán estar vinculadas a las inyecciones, sin estarlo. “No será fácil descartar una relación de causa y efecto. Necesitaremos grandes estudios epidemiológicos”, advierte.
La viróloga Isabel Sola anima a los indecisos a vacunarse en cuanto puedan: “Hay que tener confianza. No confianza ciega, sino confianza en lo que sabemos, en la evidencia científica. Los resultados que conocemos son convincentes: estas vacunas son eficaces y seguras. Si no nos vacunamos, ¿cuál es la alternativa?”.
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