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Jeanne Lafortune: “Las mujeres en Chile tienen menos hijos por el costo de la maternidad en su carrera profesional”

La economista alerta sobre la urgencia de revisar políticas públicas “bien intencionadas” como la ley de sala cuna y el postnatal obligatorio, que perjudican el desarrollo del mercado laboral para las mujeres

Jeanne Lafortune
Jeanne Lafortune, en una cafetería en Santiago de Chile.FERNANDA REQUENA
Antonieta de la Fuente

La doctora en Economía del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y profesora del Instituto de Economía de la Universidad Católica, Jeanne Lafortune, es una de las economistas de Chile más citadas en publicaciones internacionales. De nacionalidad canadiense, llegó a Chile hace 13 años, justo después del terremoto de marzo de 2010.

Sus investigaciones sobre la economía de la familia cruzan diversas temáticas, desde demográficas, de género y laborales. Por lo mismo, los temas relacionados con la mujer y el mercado del trabajo son recurrentes en sus estudios, así como también la revisión de aquellas políticas públicas que hoy están castigando la incorporación femenina al mercado laboral y la igualdad salarial.

Una de ellas es la ley de sala cuna. Recientemente, Lafortune ha publicado un paper junto a Diego Escobar, Loris Rubini y José Tessada, que mide el impacto de las políticas de cuidado infantil en la equidad de género en Chile. Su conclusión, que explica en esta entrevista, es que la ley que obliga a las empresas con más de 19 trabajadoras a proporcionar sala cuna hasta los dos años del niño o niña, afecta la distribución de recursos y el bienestar de la población.

La discusión sobre la ley de sala cuna –cuyo contenido actual data de 1931–, se inició hace más de 20 años en el Congreso chileno, pero ninguna de las alternativas planteadas ha logrado concitar consensos para ampliar el beneficio, eliminarlo o reemplazarlo. “Se ha mencionado que la ley de sala cuna es mala, pero hasta ahora ningún estudio había cuantificado el impacto negativo de esa ley y el impacto positivo que podría tener una alternativa a esa política”, plantea Lafortune a EL PAÍS, mientras toma un chocolate caliente en un café de un barrio céntrico de Santiago.

Pregunta: Una publicación reciente de The Economist plantea que la maternidad daña las carreras profesionales de las mujeres. ¿Es un hecho?

Respuesta: Sí, y hay evidencia incluso para países modernos. La primera evidencia que obtuvimos fue para Noruega y Dinamarca, países donde uno creería que la equidad de género es mucho más alta. Pero igual, si comparas los salarios de una pareja antes del nacimiento de los hijos, éstos van en un camino paralelo. Cuando llega el primer bebé, la mujer tiene una caída muy marcada por dos a tres años y después empieza a recuperarse. Pero es lento y dependiendo del país se cierra o se mantiene esa brecha ocho años después, más o menos.

P. ¿Cómo ocurre este fenómeno en Chile?

R. Ahora tenemos evidencia para Chile, donde se ve algo de eso. Pero aquí la informalidad juega un rol. Algo que las mujeres hacen aquí, y que no hacen en países más ricos, es que se pasan al mundo informal cuando tienen hijos. Entonces suavizan un poquito la caída, pero de mala manera para su futuro, porque pasan a empleos mucho más frágiles.

P. ¿Esta multa a la maternidad tiene que ver también con el costo del cuidado infantil?

R. Los costos que miden esta multa o penalización a la maternidad no son monetarios de tener al bebé. Son puros costos de sueldos y de ingresos y de participación laboral de esas mujeres.

P. ¿Cómo se relaciona eso con la caída en la tasa de natalidad de las mujeres en Chile? Un reporte del Fondo de Población de las Naciones Unidas indica que estamos en el último lugar de América Latina en natalidad, con 1,5 niños en promedio por mujer

R. Cuando me preguntan si la tasa de natalidad está cayendo por el costo del colegio u otro costo, yo siempre digo que la evidencia que tenemos es que los pañales o el colegio no es el costo mayor, comparado a sacrificar años de sueldo por la inversión que yo hago cuando mis niños son pequeños. Eso es la evidencia que tenemos. Puede ser algo que las mujeres, en parte, eligen y no quiero decir que no es una alternativa valiosa, pero sí hace que algunas mujeres en Chile atrasen la edad en la que tienen hijos o tengan menos hijos por el costo de la maternidad en su carrera profesional.

Políticas malas, pero bien intencionadas

P. ¿Qué políticas públicas pueden ayudar a revertir esta realidad?

R. La ley de sala cuna o todo lo que es cuidado para mí son una de las cosas que pueden ayudar a suavizar esto de la mejor manera. Y sabemos también que el postnatal tiene un costo cuando no se vuelve a trabajar en seis meses. En los países que tienen postnatal de dos a tres años es aún peor, hay un costo muy importante de volver después de ese tiempo.

P. Recientemente usted lideró una investigación sobre los efectos de la actual ley de sala cuna en Chile. Si se elimina, ¿entrarían más mujeres al mercado laboral?

R. La contratación femenina está deprimida en parte por esta ley. Las firmas no quieren cruzar el límite (de 20 trabajadoras), pero incluso para las que lo hacen, cada mujer le cuesta más que cada hombre. Hay un incentivo a contratar menos mujeres. Cada vez que tenemos un beneficio que se entrega a una población visible, hay un riesgo que las firmas digan: perfecto, doy ese beneficio, pero lo cobro justamente a esa población.

P. ¿Pero cómo se compatibiliza eso con las mujeres que quedarían sin cuidado infantil?

R. Si se elimina esa política pública aumentaría el bienestar promedio (medido en unidades de consumo o mayor capacidad de consumo) para las mujeres en 2,3% a lo largo de su vida. No voy a decir que es el número mágico, pero estamos tratando de cuantificar ese bienestar. La eliminación de la política haría que las mujeres puedan entrar más a la fuerza laboral, con un costo para las que tienen hijos pequeños, pero que, dado que podrían ganar más, podrían en parte, hacerse cargo de ese costo. La política actual es como lo peor que hay. Puedes ganar algo eliminándola, pero te mata el cuidado. Y eso es valorado por razones laborales y no laborales.

P. ¿Cuál sería la alternativa entonces?

R. La pregunta es cómo podríamos ofrecer una misma tasa de cuidado a un costo menor para la economía. Nosotros estamos proponiendo que se financie a través de un impuesto laboral de un 0,6%, que (según los cálculos de la investigación) podría aumentar el bienestar agregado en más de 13%.

P. ¿Es una propuesta similar a la que hoy propone el Gobierno para destinar un 1% de la cotización adicional de la reforma previsional a financiar sala cuna?

R. Está orientada a algo muy similar, porque sería la misma base. Sería un impuesto a todos los trabajadores. Estamos proponiendo esto para dar una noción de cuán grande tiene que ser ese impuesto y también para limpiar de los problemas que sabemos que la legislación actual tiene.

P. ¿Qué otras políticas públicas había que revisar también pensando en potenciar el desarrollo profesional de las mujeres?

R. Yo creo que hay muchas políticas en Chile que asocian la maternidad con costo al empleador. Todo lo que son las horas de alimentación, que es una linda política, en teoría. Son todas políticas bien intencionadas, que tienen efectos malos para el mercado, no así para la mujer que se beneficia de ellas. Y esa es la parte difícil. Decirles: “Tú te beneficias, pero por eso hay 10 mujeres que no pueden encontrar trabajo”. Y también creo que hay que repensar la política de postnatal. Seis meses no es un período ridículamente largo, pero está cubierto al 100% y es obligatorio y en otros países es opcional. Otra política que estudia una de mis colegas en la Universidad Católica es que cuando un niño crece, vienen varios años más donde, en Chile en general, pasa de jardín a colegio y la situación de cobertura de tiempo se empeora. Los programas de cuidado infantil en edad escolar temprana, creo que también es algo importante de mirar.

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Sobre la firma

Antonieta de la Fuente
Es periodista de EL PAÍS en Chile, especializada en negocios y economía. Ha trabajado en los principales medios escritos del país, como 'Qué Pasa', 'La Tercera', 'Diario Financiero', 'La Segunda' y 'Revista Capital' de la que fue editora general entre 2013 y 2019.
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