Lo que muestra la PAES 2023 de la educación chilena, según tres expertos
Solo dos establecimientos municipales se hallan entre los 100 colegios con los mejores puntajes, en un ranking liderado por colegios particulares pagados
Los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Universitaria en Chile (PAES), entregados esta semana, abrieron un intenso debate sobre el estado de la educación pública en el país sudamericano. Es una discusión que se reedita cada año por esta época y que da cuenta de las brechas que persisten, y en algunos casos se ensanchan, en la enseñanza escolar entre los estudiantes de mayores y menores ingresos.
En Chile existen tres tipos de establecimientos educacionales. Los colegios públicos, algunos de ellos que dependen de las municipalidades y otros de los Servicios Locales de Educación (SLEP); los particulares subvencionados, es decir, aquellos que están en manos de privados pero reciben aportes del Estado para operar; y los particulares pagados.
Este año, entre los 100 establecimientos escolares con los mejores puntajes promedio en la PAES, según un ranking difundido por fuentes ligadas a la educación, solo dos corresponden a escuelas municipales (Liceo Augusto D´Halmar de Ñuñoa en el número 21 y el Liceo Bicentenario de Temuco en el número 60) y un particular subvencionado (San Pedro Poveda de Maipú, en el número 85).
La cifra no es muy diferente de lo ocurrido en 2022, cuando solo tres municipales entraron en el listado. Marca un retroceso, sin embargo, respecto de lo que ocurría hace 10 años cuando eran parte del ranking los que eran conocidos como liceos emblemáticos. El Instituto Nacional, un establecimiento ubicado en la comuna de Santiago, y del cual egresaron varios expresidentes de Chile, es el caso más evidente. Pasó de estar en los primeros lugares de las pruebas de selección universitaria durante la primera década del 2000, a desaparecer del ranking. Este año se posicionó en el puesto 267.
El ministro de Educación, Nicolás Cataldo ha hecho un contrapunto respecto a esta medición. Junto con recalcar que la PAES “no constituye una evaluación del sistema educativo”, argumentó que el caso de los liceos emblemáticos que hoy no están entre los mejores puntajes se explica porque “antes de la ley de inclusión tenían un 30% de estudiantes vulnerables y hoy día esa cifra se eleva por sobre el 60%, lo que quiere decir es que se ha democratizado el acceso”.
La ley de inclusión, que entró en vigencia en abril de 2018 en Chile, fue parte de la reforma educativa llevada a cabo por el segundo Gobierno de Michelle Bachelet (2014-2018). Con esta reforma se eliminó la selección para entrar a la educación pública y subvencionada, el financiamiento compartido y prohibió el lucro en establecimientos educacionales con aportes del Estado. Es esta normativa la que hoy es apuntada por varios expertos en educación como “una política pública fallida” para generar menor segregación. Mientras, otros dicen que hoy los mejores puntajes están repartidos en diferentes colegios públicos y no concentrados en algunos, lo que explica que no entren en las cifras de puntajes promedio por establecimiento.
Tres académicos expertos en educación comparten con EL PAÍS su conclusiones respecto de los resultados de la última PAES.
Alejandra Mizala: “El desafío es una matrícula más diversa donde a todos les vaya bien”
La académica de Ingeniería Industrial e investigadora del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, CIAE, considera que cuando se mira el listado de los 100 establecimientos con mejores puntajes promedio en la PAES queda claro que existe un efecto de la ley de inclusión. “Lo que pasaba con las escuelas emblemáticas que seleccionaban es que eso les permitía acumular buenos puntajes en el mismo liceo y estar en todos los rankings, pero hay análisis que muestran que los buenos puntajes en la educación públicas están repartidos ahora en más escuelas”.
La economista dice que para evaluar establecimientos es importante definir qué se entiende por calidad. “Si defines calidad como sacarte buenos puntajes en el Simce (la prueba de evaluación de aprendizajes que se aplica desde 1968 en Chile) y en la PAES, la pregunta es qué valor agregado entrega ese establecimiento educacional con ese resultado. Es mucho más determinante que recibas una matrícula más diversa y asegurar que todos aprendan y les vaya bien. Y ese es el gran desafío que tenemos como país”.
Los resultados de esta prueba de acceso a la educación superior, enfatiza Mizala, también deben ser mirado desde el prisma de los efectos de la covid 19 en la educación pública. “Estamos mirando generaciones que estuvieron en la enseñanza media en la pandemia, cuando las diferencias entre los distintos establecimientos afectaron en mayor medida los aprendizajes de las familias de menores recursos que muchas veces no tenían buena conexión a Internet o compartían un celular para sus clases. Todavía estamos viendo los efectos de eso”, dice.
Raúl Figueroa: “El hecho que no se pueda seleccionar por mérito académico empieza a tener consecuencias”
Para el exministro de Educación del segundo Gobierno de Sebastián Piñera (2018-2022) y actual director del Instituto de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello, los resultados de la PAES muestran que “la política pública dejó de preocuparse de las verdaderas necesidades educativas y del aprendizaje”.
El abogado cree que el foco de la reforma de la educación de Bachelet estuvo mal diseñada, lo que sumado a la pandemia y la interrupción del proceso educativo producto de las movilizaciones que han afectado en los últimos años en algunas escuelas públicas, son las responsables de la brecha entre establecimientos.
“El deterioro de los liceos emblemáticos se traduce en que estos vehículos de movilidad social han dejado de cumplir su propósito y eso impacta negativamente a los alumnos que veían en estos liceos una oportunidad concreta de poder acceder a la educación superior. El hecho que no se pueda seleccionar por mérito académico empieza a tener consecuencias”, plantea.
Sergio Urzúa: “La educación universitaria se hará más homogénea”
El profesor de la Universidad de Maryland en Estados Unidos, observa los resultados de la PAES con frustración. Exalumno del Instituto Nacional, el economista viene hace años alertando de las consecuencias de la reforma a la educación implementada en el segundo Gobierno de Bachelet.
Su lectura es que en ese entonces se apostó por la gratuidad en la educación superior cuando lo que más se necesitaba era apoyo en la base, en la educación preescolar y escolar. Y luego, indica, “el fin de la selección cambió las reglas del juego y dejó a la clase media sin opciones”.
“A las familias de clase media las dejó desarmadas de opciones de progreso. Aquí primó una lógica anti selección por mérito. Dicen que estos colegios segregaban, pero jugaban un rol importante en la historia republicana, eran un referente, un modelo de educación pública que hicieron desaparecer”, dice.
Y agrega: “Hoy un jefe de familia de clase media que ve los resultados de la PAES y no puede pagar un colegio particular va a terminar por endeudarse y eso era lo que había que evitar”, advierte como una de las consecuencias. La otra es que a su juicio esto terminará por hacer de las élites aún más homogénas. “La educación universitaria se hará más homogénea y después vamos a ver lo mismo en el mercado laboral. Esto elitiza las oportunidades”, sentencia.
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