El imperio comercial de los chinos en Chile despierta las dudas de los gremios

Un día cualquiera en el Barrio Meiggs de Santiago es agitado. Filas de maniquíes y tarantines en las calles, tiendas con letreros escritos en mandarín o hindi, compradores que caminan acelerados, un pórtico con dos leones míticos de Fu que prometió ser la atracción, y la joya de la corona, a la que todos concurren en masa por encontrar de todo y a bajo precio: un centro comercial con un sobresaliente dragón dorado. Es el Chinatown de Santiago, donde se concentra la comunidad asiática de la ciudad, como Li Jin Long, un comerciante nacido en la provincia de Jiangxi, al sureste de China.

Llegó a Chile en 2007 porque “la economía estaba buena”, dice en un español enrevesado que traduce Leticia Sánchez, una de sus empleadas chilenas que ha aprendido algunas palabras en mandarín. Y, aunque ya el país no crece al 4,3% de hace dos décadas, todavía su importadora de calzados se mantiene pujante. “Tengo 15 años con ellos. Hablan casi siempre en chino en el local y ya les entiendo algo. Son una comunidad muy unida, se ayudan entre sí, y son respetuosos”, relata Leticia.

Estos centro comerciales han crecido a un ritmo del 25% anual desde 2022, según la consultora Collier. La firma privada ha contabilizado cerca de 200 a lo largo del país, de los cuales un 40% están localizados en la Región Metropolitana de Santiago. Para la Multigremial de Chile, una asociación que agrupa a unas 224 pequeñas y medianas empresas, son una “verdadera amenaza al comercio establecido que opera de manera formal y cumpliendo estrictamente la ley” –como los calificaron en una reciente declaración pública–, por lo que exigieron a los ministerios de Salud, Trabajo y Obras Públicas; al Servicio de Impuestos Internos (SII), Aduanas y al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) investigar exhaustivamente sus actividades. También la presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago, María Teresa Vial, cree que detrás del auge se esconde un “comercio ilegal, informal, que aprovecha algunos espacios para incumplir”, según indicó en una entrevista con Emol TV.

Para Leticia, que vio estas noticias, sus jefes solo “están ayudando a nuestra economía y generando empleos, pagando imposiciones y siguiendo las leyes”. Por otro lado, la antropóloga Carol Chan, investigadora principal del Núcleo Milenio sobre los Impactos de China en América Latina y el Caribe (ICLAC), estudió, unos años atrás, las relaciones entre las personas migrantes latinoamericanas y de ascendencia china, encontrando una diversidad de experiencias que incluyen relatos de explotación, pero también narrativas sobre empleadores generosos y comprensivos. “Es difícil e incluso peligroso generalizarla por los estereotipos que existen que vinculan las personas de ascendencia china con temas de explotación laboral”, dice la académica.

Las filtraciones que levantaron sospechas

La duda sobre estos comercios se profundizó después de que la Fiscalía abrió una investigación a la diputada comunista Karol Cariola por posible tráfico de influencias, luego de pedir en enero de 2022 a la entonces alcaldesa de Santiago, Irací Hassler, también del Partido Comunista (PC), en un chat – borrado por ellas y recuperado la Policía de Investigaciones (PDI)–, ayuda para que un empresario y lobista chino, Bo Yang, conocido como Emilio Yang, no le cierren su centro comercial. Según un informe policial revelado por La Tercera, la parlamentaria le escribió a Hassler: “Tengo un cacho [problema], necesito tu ayuda. Uno de mis amigos chinos empresarios, tiene un mall chino en Santiago y por problemas administrativos no alcanzaron a pagar la patente y los van a clausurar, o algo así. Les quitarán la patente, que solo requería renovación”.

El caso es investigado por el fiscal Patricio Cooper, que incluyó una serie de conversaciones entre ambas políticas y también con el entonces coordinador del departamento de actividades comerciales de la Municipalidad de Santiago, Reynaldo Morales. La influencia ejercida por Cariola sobre Hassler habría tenido efectos inmediatos porque la exalcaldesa intervino ante Morales para que convenciera a otros funcionarios públicos de renovar una licencia de licores del negocio del empresario, Chinamart, según conversaciones publicadas por el medio Ex-Ante. Sin embargo, el Concejo Municipal de Santiago no renovó la patente de licores de 53 comercios, entre los que estaba el de Yang. Pero la embajada china ha dicho que el empresario operaría al alero de la misión diplomática y del Gobierno de Xi Jinping. Sin embargo, los registros de reuniones de Yang con distintas autoridades -al menos seis, según la plataforma de Ley de Lobby- deja ver que es un empresario que se mueve en altas esferas.

La historia de la expansión

Pero la historia de los mall chinos en Chile partió a principios de este milenio, cuando se instala el primero de estos centros comerciales en Santiago, entre las calles Padre Alonso de Ovalle y San Diego. Al establecimiento, que actualmente luce una fachada deteriorada, siguieron otros parecidos en la ciudad. Fue en el barrio Meiggs, antiguamente ocupado por comerciantes de la India, donde se asentó un centro comercial de capitales chinos a partir de 2010.

Pero se han instalado fuera de Santiago. Carol Chan y profesora de la Universidad Diego Portales, junto con Benjamín Jara y Valentina Fuentes, del Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, elaboraron un estudio, publicado el miércoles, donde abordan la expansión de estos comercios en la región de Ñuble. Lo que detectaron fue que la expansión de los mall chinos en esta localidad comenzó antes de la pandemia, aunque experimentó un incremento significativo entre 2020 y 2023. “Esto sugiere que, si bien la pandemia pudo haber acelerado la apertura de nuevos establecimientos, existen otros factores socioeconómicos que impulsaron su expansión inicial”.

Pese al aumento de estos comercios, no son la principal fuente de negocios del gigante asiático en Chile. El economista Francisco Urdinez, director del ICLAC, explica que, de hecho, son pequeñas: “Entran bajo el filtro de los 10 millones de dólares. Las inversiones más grandes de China en Chile son la adquisición de un 24% de SQM de parte de Tianqi Lithium en el sector del litio en 2017, que son como 4 mil millones de dólares, y la compra de State Grid, la gran empresa estatal energética de líneas de transmisión eléctrica del país y eso son los activos más grandes e importantes que empresas chinas tienen en nuestro país”.

Chile ha recibido desde 2003 unos 17 mil millones de dólares en inversiones de capitales chinos en un total de 50 proyectos. “Eso es un montón para el tamaño de la economía chilena. Por ejemplo, otros países como Perú o Argentina han recibido más, pero son territorios más grandes y numerosos. Chile ha recibido una cantidad de inversión grande, una especie de boom de inversión china que ha habido en los últimos cuatro años”, dijo Urdinez.