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Un investigador chileno enmienda un error de más de 150 años sobre un mamífero descubierto por Darwin

Por más de un siglo se creyó que la pieza ósea correspondía a un animal que habitó Sudamérica hace 11.000 años, el Micrauchenia saladensis. Hoy, por el estudio de Hans Püschel, se sabe que era de un toro o una vaca de grandes proporciones

Charles Darwin Chile
Una recreación del 'Micrauchenia saladensis'.Josefina Lopez Ovalle (Universidad de Chile)

Tuvieron que pasar 159 años para que se corrigiera el error. Fue el investigador chileno Hans Püschel, de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile, quien se dio cuenta de que algo no calzaba. Un hueso, la vértebra que sostiene el cráneo, estaba inscrito dentro de la anatomía de un antiguo mamífero descubierto por Charles Darwin: el Micrauchenia saladensis, que cohabitó con los primeros humanos de Sudamérica. Sin embargo, luego de compararlo con el resto de las piezas óseas encontradas de este animal, Püschel comprobó que el hueso correspondía a otra especie, un toro o una vaca de grandes proporciones.

El Micrauchenia saladensis era parecido a un guanaco -aunque no pertenece a su familia-, pesaba una tonelada y se piensa que tenía una trompa en el extremo del hocico. Como muchos animales prehistóricos, esta especie fue representada en la película animada La era del hielo (2002). Vivió hace más de 11 mil años en gran parte de Sudamérica, incluidos Chile y Argentina.

Durante el llamado viaje del Beagle, el naturalista inglés Charles Darwin descubrió en Argentina, en 1834, los restos del Micrauchenia saladensis. Las partes del peculiar animal fueron llevadas al viejo continente. En Inglaterra llegaron al laboratorio de Richard Owen, fundador del Museo de Historia Natural de Londres y creador del concepto dinosaurio. Él denominó al animal descubierto por Darwin como Macrauchenia, nombre compuesto del griego que significa gran cuello.

Hans Püschel, investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile.
Hans Püschel, investigador de la Red Paleontológica de la Universidad de Chile.Mauricio Bustamante e (Universidad de Chile)

Mientras estaba realizando un estudio que le permitió identificar una nueva especie de este mismo mamífero, a Hans Püschel algo no le cuadraba. Para su análisis tomó como referencia la descripción científica de los huesos del Micrauchenia realizada por el investigador alemán radicado en 1861 en Argentina, Herman Burmeister. Entre ellos, el atlas, la vértebra que sostiene el cráneo. Püschel fue a muchos museos buscando información de esta especie y se topó con que lo descrito por Burmeister no correspondía con los restos óseos del animal que hoy se exhiben en el museo de Zúrich. “Tenían un ejemplar incompleto de Micrauchenia, pero con la serie cervical completa, parte del cráneo y partes de las patas delanteras. Lo interesante fue que, cuando vi el atlas, inmediatamente dije ‘¡este no se parece al atlas que Burmeister describió en 1864!’. Luego de eso me pongo a hacer un estudio en detalle, y veo que todas las características anatómicas no coinciden para nada y, por lo tanto, el atlas que describió Burmeister en 1864 no correspondía a Macrauchenia”. El hueso asignado por la literatura a esta especie en realidad correspondía al de un bóvido, probablemente un gran toro o una vaca.

Así, pasaron 159 años y muchos investigadores hasta que el chileno se diera cuenta de que las cosas no calzaban. “La importancia de esta investigación es que viene a corregir un error histórico en una especie emblemática, que ha sido muy estudiada e incluida en muchos trabajos y que, además, fue descubierta por Darwin. Entonces, es increíble que en todos estos años nunca se corrigiese este error, que nadie se haya dado cuenta. Este trabajo viene a corregir eso y da cuenta de un tema anatómico importante en la especie”, dice Hans Püschel sobre la relevancia del hallazgo que fue publicado en la revista Swiss Journal of Paleontology junto al paleontólogo argentino Agustín Martinelli.

A pesar de que esta investigación da nuevas luces de esta extraña especie, Hans Püschel señala que aún queda labor por hacer: “Falta una publicación que haga una especie de monografía o un trabajo más en detalle de todo el esqueleto, y un análisis más en detalle y con buenas imágenes e ilustraciones, porque todavía está todo muy repartido en cuanto al tema anatómico”.

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