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Encuesta Chile Dice: un 60% piensa que el autoritarismo se justifica en algún caso, pero los chilenos buscan una democracia participativa

A 50 años del golpe de Estado, la entrega 2023 del sondeo de la Universidad Alberto Hurtado-Criteria muestra una crítica velada al actuar de la justicia en la resolución pacífica de los conflictos

Un hombre votando durante las elecciones para el consejo constitucional
Un hombre mayor vota durante las elecciones para el Consejo Constitucional, en la ciudad de Santiago, en mayo de 2023.Esteban Felix (AP)
Rocío Montes

Cuando Chile parece tomado por las conmemoraciones de los 50 años del golpe de Estado, que se cumplen el 11 de septiembre próximo, EL PAÍS publica en exclusiva la encuesta 2023 de la Universidad Alberto Hurtado-Criteria sobre los imaginarios ciudadanos de la democracia. Es una nueva entrega de este sondeo impulsado por la universidad que debutó en 2017 y que busca comprender la percepción y expectativas de los chilenos sobre las transformaciones sociales más relevantes que atraviesa el país. El objetivo de Chile Dice apunta a aportar a través del análisis reflexivo al debate público y a la construcción de Chile más inclusivo, solidario y justo.

Estas son las claves del estudio de opinión pública 2023:

Chile quiere democracia

La encuesta, a través de diferentes preguntas, muestra que “la democracia como abstracción aparece mayoritariamente valorada entre las personas encuestadas”, explica Cristián Valdivieso, fundador de la encuestadora Criteria. “Se valora como procedimiento, tanto en la vida política formal, como en los espacios de la vida cotidiana. Las personas aprecian la posibilidad de participar en las decisiones, en poder elegir el tipo de sociedad en el que desean vivir y en los derechos y libertades asociados a la misma”, agrega el analista. Tal como muestra el gráfico, la democracia, a priori, aparecería como la forma de Gobierno más legítima y valorada en un sentido amplio por la ciudadanía: un 64%, mientras una de cada cinco personas (21%), asegura que “en algunas circunstancias, un Gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”. Los que les da lo mismo un régimen democrático que uno autoritario llegan al 6%.

Al desagregar los datos, los que prefieren la democracia son del segmento ABC1 –los más acomodados–, donde esta opción llega al 74%, y entre las personas que se identifican con la izquierda (87%).

Entre los que piensan que “en algunas circunstancias, un Gobierno autoritario puede ser preferible a uno democrático”, la mayoría es mayor de 60 años (30%) y se identifican más con la derecha (39%).

Poco orgullo por el funcionamiento de la democracia

Aunque la democracia aparece mayoritariamente valorada entre las personas encuestadas, “es relativizada por algunos grupos de la población: las personas se sienten poco orgullosas de su funcionamiento y desconfían profundamente de sus soluciones y sus principios. En ojos de una mayoría, la democracia aparece como incapaz de procesar las urgencias que aquejan la vida de las personas”, analiza Valdivieso, de Criteria. “El estudio muestra, entonces, una especie de paradoja”, agrega el analista.

En la pregunta “¿Hasta qué punto se siente orgulloso del sistema político de Chile?”, un 35% se declara nada orgulloso. Este grupo está compuesto sobre todo por las personas mayores de 45 años, de derecha (44%) o que no sabe dónde se ubica en el espectro político (40%), y de los sectores económicos menos acomodados (C3 y D).

Justicia por las propias manos

El descrédito institucional general y, en particular, del sistema de justicia, por la dificultad para acceder, socava la adscripción a la democracia: un porcentaje relevante de personas considera justificable tomar la justicia por las propias manos en temas de delitos, ya sea usando armas de fuego (45%), realizando funas públicas (33%) o linchando a delincuentes (26%).

“La gente habla mucho de que es difícil acceder a la justicia y que la justicia no es justa, lo que socava la adscripción a la democracia”, explica Valdivieso, de la encuestadora Criteria. “O dicho de otra forma: la insatisfacción con la democracia tiene que ver con la sensación de que no hay justicia, es decir, que el sistema de justicia es elitizado”, agrega el analista.

Los derechos humanos, elitizados

Si bien el respeto a los derechos humanos se juzga como esencial para una democracia, las personas en su mayoría consideran que esos derechos humanos no se respetan en Chile: un 61% dice que nada o no mucho. En este grupo son mayoritariamente mujeres, sin adscripción política y del estrato económico más bajo (D).

La cuestión de los derechos humanos, por lo tanto, aparece como un nudo problemático central en la encuesta. De partida, explican desde Criteria, el concepto se entiende con una perspectiva de mayor amplitud –hacinamiento, barrios tomados por el narco, inseguridad, contaminación– y no solo de una dimensión básica relativa a la negación de derechos y libertades por parte del Estado.

Nuevamente –como sucede con la democracia– los derechos humanos parecen elitizados. “Mientras las personas de mayores ingresos son quienes más adscriben a estos valores, los sectores populares se sienten más distanciados y desafectados de los mismos. Probablemente, porque se sienten excluidos de las promesas que estos valores encarnan”, dice Valdivieso de Criteria.

La encuesta consultó, además, sobre los derechos humanos de otros grupos de la población:

El sondeo Chile Dice muestra que, según los encuestados, deberían priorizarse los derechos de la gran mayoría de la población por sobre los delincuentes (un 27% cree que “para detener a un delincuente es necesario pasar a llevar algunos de sus derechos humanos”) y de los chilenos respecto de los migrantes (un 40% piensa que “el Gobierno debiera preocuparse más de los derechos humanos de los chilenos que de los inmigrantes”).

En caso de crisis: las justificaciones para el autoritarismo

La encuesta evidencia el riesgo de pérdidas de valores democráticos en favor de regímenes de corte autoritario. Aunque está claro que la mayoría de los chilenos apuesta por la democracia, en determinadas crisis un 60% de los encuestados menciona que el autoritarismo se justifica en alguna de las siguientes circunstancias: violaciones de derechos humanos, aumento de la corrupción, incumplimiento de leyes, delincuencia descontrolada. “Todas cuestiones que han estado presentes en la agenda de la ciudadanía de los últimos años”, analiza Valdivieso, de la encuestadora Criteria.

Entre quienes justifican el autoritarismo en alguna circunstancia crítica, sobresalen los hombres (64%), los mayores de 60 años (66%) y los que se identifican con la derecha (80%).

Las ‘fake news’, en el centro de una sociedad desconfiada

Para Gonzalo García, abogado y académico de la Universidad Alberto Hurtado, “uno de los mayores arrebatos del bien común es que no creemos que tenemos la misma información para construir opiniones y pasar sobre el mismo sitio común”, lo que se refleja en los datos que entrega la encuesta Chile Dice 2023.

García dice que “nuestra democracia aparece acechada por mentiras institucionales (los políticos mienten 84%) y sociales (empresarios 64%, redes sociales y noticiarios digitales, un 57% y 50 % mienten, respectivamente), así como por desinformación profesional (los canales de TV mienten un 65%), lo que redunda en la construcción de una desconfianza que lleva a sobreestimar nuestra inteligencia para enfrentarlas y subestimar a los demás como engañados (54% cree que otros creen las fake news)”.

El académico dice que la ausencia de relatos comunes es compleja, aún cuando existe un margen de tolerancia relevante favorable (64% cree que es “valioso que existan muchas ideas distintas sobre lo que tenemos que decidir como sociedad, incluso si son muy diferentes a las mías”). Están, sin embargo, en disputa “con la acción directa que proviene desde una versión de los hechos que puede llevar a vías de hecho, como es el ejemplo de las funas, las que son justificadas por un 33% y rechazadas por un 39%”.

Para el abogado, esta cuestión es central, porque hay relatos de postverdad que han alcanzado un apoyo significativo: un 22% de la población estima que el estallido social fue obra de organizaciones terroristas extranjeras o que un 44% estima que las municipalidades priorizan a los migrantes por sobre los chilenos.

Los chilenos empujan una democracia participativa

“La democracia no se encuentra frente a un colapso, sino que es activa la búsqueda por fundarla en la dimensión participativa”, dice el académico García, de la Universidad Alberto Hurtado (UAH). Y entrega un contexto: “No hay que descartar que han sido años muy difíciles en Chile y en el mundo, y esta decepción se manifiesta no como una crisis de modelos alternativos, sino que de profundidad del proyecto democrático. Que así como la democracia es un ejercicio de distribución del poder por plazos, tiene mucho camino por recorrer en la división real del poder y en sus contrapesos”.

Esta encuesta muestra evidencia, dice, que el camino que queda por recorrer es la apertura hacia instituciones semidirectas de participación. “Desde este punto de vista, existe una realidad que contrasta con los ideales. Esta insatisfacción tiene salida, porque apenas un 20% apoya el modelo de democracia representativa que se limita a la elección de representantes y a una participación periódica en elecciones. En cambio, un 65 % cree que la democracia representativa debe vigorizarse o perfeccionarse mediante el recurso de instituciones de democracia semidirecta en una ampliación de la participación hacia iniciativas populares de norma, referéndums o revocatorios”, asegura García.

Y concluye: “En tal sentido, el respaldo democrático no es un seguro a todo evento, sino que se manifiesta más como un mecanismo condicionado permanentemente a la reformulación del sistema vigente”.

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Sobre la firma

Rocío Montes
Es jefa de información de EL PAÍS en Chile. Empezó a trabajar en 2011 como corresponsal en Santiago. Especializada en información política, es coautora del libro 'La historia oculta de la década socialista', sobre los gobiernos de Ricardo Lagos y Michelle Bachelet. La Academia Chilena de la Lengua la ha premiado por su buen uso del castellano.

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