El arte catalán ‘vence’ en Arco al coronavirus
Buenas ventas y actividad normal en la 39ª edición de la feria madrileña que cierra sus puertas este domingo
Dos años después de la polémica generada por la obra de Santiago Sierra sobre los políticos independentistas encarcelados, la paz social parece haber vuelto a Arco. Así lo han querido escenificar los reyes de España, que durante su habitual paseo inaugural se han detenido en la galería Joan Prats para recordar el galerista Joan de Muga, fallecido el pasado enero, con sus hijas Patricia y Marta que han ocupado su lugar al frente de la galería. Joan Prats, que acapara muchos flashes con una obra de Fernando Prats sobre las protestas en Chile (por cierto duramente criticada por un grupo de jóvenes curadoras chilenas), es una de las más veteranas de las 14 galerías catalanas presentes en la feria madrileña, exactamente las mismas de la anterior edición.
La emergencia sanitaria del coronavirus ha creado una situación algo extraña, está pero no se ve y se intenta remover, un poco como las escenas sexuales que Fito Conesa ha eliminado de un vídeo porno de los años 70, anterior al boom del Sida, que se exhibe en la valenciana Espai Tactel, con sede también en Barcelona desde hace dos años. Más allá de esto, la sensación generalizada es la de una feria exitosa con pocas anécdotas y muchas ventas. En los stands la tónica ha sido una presencia equilibrada de grandes nombres y jóvenes talentos y obras de todos los precios, si bien predomina cierta tendencia a la contención y la prudencia.
Un año más Marc Domènech, que con Mayoral (con sede en París desde noviembre) representa las vanguardias históricas, deslumbra con una hermosa cabeza de Pablo Gargallo, un grande fresco de Torres-García (2.250.000 euros) y toda una pared dedicada a los surrealistas catalanes con unos raros dibujos de Jaume Sans, prácticamente inéditos. En una feria, que reconfirma el triunfo de la pintura, a menudo de lo más tradicional y conservadora, RocioSantaCruz destaca con una gigantesca obra de Lluís Hortalà, que recupera técnicas pictóricas en riesgo de desaparición, en trabajos absolutamente impactantes que demuestran que la pintura tiene todavía mucho que decir. Con su reproducción de una pared del Museo del Prado, Hortalà firma también una de las raras intervenciones site-specific de la feria. SantaCruz que hace doblete como galerista y directora de la feria Arts Libris, en su quinta edición totalmente consolidada, presenta también una “capillita” monográfica dedicada a Ceesepe.
Aunque la dirección de ARCO empuja las galerías a presentar sólo uno o dos artistas, como han hecho etHAll con Marc Vives e Itziar Okariz y Bombon Project con una muestra de Jordi Mitjà, que enlaza con su retrospectiva abierta en el centro de arte Fabra i Coats, la mayoría sigue apostando por ofrecer una visión panorámica de los artistas de la galería. Es el caso de Miguel Marcos con Campano Alcolea y Navarro Baldeweg; ADN con Nuria Güell, Carlos Aires, Eugenio Merino y Carlos Pazos entre otros o Senda con Evru/Zush, Peter Halley, Yago Hortal, Gino Rubert y una de las cabezas de Plensa (que se multiplican como setas) inusualmente en madera. Viendo las ventas parece las dos opciones son igual de válidas.
Por segunda vez en 15 ediciones el Premio Arco-Beep de Arte Electrónico, que prevé la adquisición de una obra para la Colección Beep de Reus, ha recaído en una galería catalana. La primera vez había sido para Llucià Homs, que ya ha cerrado y este año para la pujante Àngels Barcelona por Prosopagnosia de Joan Fontcuberta, uno de los fotógrafos y teóricos de la imagen más reconocidos del mundo, que con Pilar Rosado ha creado un software capaz de crear rostros inéditos a partir de imágenes históricas. La obra, que consta de tres fotografías, un libro, un vídeo y el programa informático, reflexiona sobre la complejidad del retrato contemporáneo a partir de un desorden neurológico que no permite reconocer adecuadamente los demás.
América Sánchez en la Blanquerna
El mundo del arte catalán se dio cita este viernes en el centro cultural librería Blanquerna para la inauguración de una nueva versión de la muestra de América Sánchez, que se estrenó en el Palau Robert. Las incendiarias declaraciones de Santi Vila cuando era conseller de Cultura ya son sólo un recuerdo lejano y este año ni siquiera hubo visita de su homóloga actual, Mariàngela Vilallonga. En cambio, por los stands se paseó el director del Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC), Miquel Curanta, que poco antes había anunciado la voluntad de recuperar una línea histórica de subvenciones para la promoción de las galerías que se canceló en 2018 y 2019, porque no formaba parte de los presupuestos 2017 que se fueron prorrogando. También reiteró la idea de que el ICEC aumente las ayudas para material tecnológico (de 25.000 a 40.000 euros) y para la internacionalización de las galerías (de 250.000 a 3000.000 euros).
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