Las listas de espera sanitarias se ceban en las visitas a especialistas
Las consultas externas son donde más se notan las demoras, que han crecido un 15% en un año. Los retrasos varían según la especialidad, pero llegan a alcanzar los 651 días
No hay alivio para las listas de espera sanitarias en Cataluña. Desde que se terminó el plan de choque aprobado por el Govern en 2017 para rebajar las demoras, el número de personas que aguardan para un procedimiento médico sigue al alza. Donde más se notan las listas de espera es en las consultas externas, que han crecido un 15% en un año: cerca de medio millón de personas esperan visita. Los retrasos varían según la especialidad, pero llegan a alcanzar los 651 días. Esa es la espera media, por ejemplo, para visitar al urólogo en el hospital de Terrassa (Vallès Occidental).
En noviembre de 2019, un total de 492.694 personas estaban en lista de espera para consultas externas. Otras 181.969 estaban en la cola para entrar a quirófano. Y finalmente, 148.507 pacientes más aguardaban una prueba diagnóstica. “Es cierto que el volumen de personas que esperan ha crecido en los últimos años y entendemos que cada vez irá a más a causa de la ampliación de las indicaciones, el envejecimiento de la población y la incorporación de nuevas técnicas diagnósticas y terapéuticas”, admite el Departamento de Salud.
El Govern defiende que en estos años ha aumentado la actividad quirúrgica (un 11,35%), la de pruebas diagnósticas (21,7% más) y la de consultas externas (un 1%). Pero ese incremento no ha sido suficiente para equilibrar los tempos y las cifras de entradas y salidas. “Esto es un desgobierno absoluto. Solo se montan planes y reuniones ante cada problema, pero como no hay recursos, todo se queda en nada. La etiología del problema es siempre la misma: hay una infrafinanciación de la sanidad y una acomodación a esa falta de financiación”, zanja Toni Barbará, portavoz de la Marea Blanca de Cataluña.
Eduardo Vellido lleva casi dos años esperando una cita en la Unidad del Dolor del Hospital de Mataró. “Me diagnosticaron unas protrusiones discales y la traumatóloga me mandó a la unidad del dolor. En febrero hará dos años”, lamenta este electricista industrial de 51 años. Le cuesta atarse los zapatos o subirse al coche. Y combate el dolor a base de Tramadol, un analgésico opioide que produce dependencia. “Cuando fui al hospital a preguntar por mi expediente, si se había perdido o qué, me dijeron que no, que simplemente no era mi turno”, rememora.
Según la Generalitat, el 65,42% de los pacientes que aguardaban una consulta externa en 2018 estaban dentro del tiempo de espera de referencia estipulado —30 días máximo para consultas preferentes y menos de 90 días para una visita ordinaria. Pero el caso de Eduardo no es una anécdota. El tiempo medio de espera para una consulta de otorrinolaringología en el hospital de El Vendrell es de 407 días; para acudir al urólogo en el Parc Taulí de Sabadell, la demora media era de 538 días. Salud sostiene que, de media, “una consulta ordinaria se mantiene en 63 días y en 32 para una preferente”.
En algunas pruebas diagnósticas también se repite la historia. La espera para una ecografía abdominal era, a octubre de 2019, de 92 días, un mes más que en diciembre del año pasado. El tiempo de espera para una ecografía urológica también ha pasado de 57 a 110 días y hay unas 4.000 personas más aguardando para ser atendidas. Salud apunta que, para una prueba ordinaria, la espera media es 51 días, y para la visita preferente, un mes. Sin embargo, los extremos se disparan: una ecocardiografía en el hospital Sant Pau i Santa Tecla de Tarragona se demora casi 300 días; en Figueres, 230; y en cualquiera de los dos hospitales de Terrasa, entre 200 y 300 días. Un TAC en el hospital Plató de Barcelona tarda un año y una resonancia magnética, 427 días.
“Desigualdad absoluta”
“El problema está en que si no resuelves la base de la pirámide, se genera una desigualdad absoluta”, advierte Barbará en alusión a las listas de espera que arrastra también la atención primaria, puerta de acceso al sistema sanitario. Según la normativa, una persona debería poder ver a su médico de cabecera en menos de 48 horas. Sin embargo, la Marea Blanca ha denunciado que hay centros de salud, como en el barrio de Llefià de Badalona, que tienen demoras de más de un mes.
El Departamento de Salud ultima un decreto para mejorar la accesibilidad, pero el sector sanitario avisa de que la falta de presupuestos dificulta su activación.
Líder en retrasos, colista en inversión
La sanidad pública catalana aún no se ha recuperado de los drásticos recortes presupuestarios iniciados en 2011, durante el Gobierno de Artur Mas. Los tijeretazos alcanzaron los 1.600 millones de euros en 2014. Desde entonces, las listas de espera no dejan de crecer y presentan una de las tasas más altas del Estado. Cataluña, sin embargo, está a la cola en inversión. En 2017, el gasto fue de 10.330 millones de euros, lo que le sitúa como la comunidad autónoma que dedica menos porcentaje de su PIB (4,8%), solo por detrás de Madrid.
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