A la caza de bombas bajo el agua
Desde 1982 la Armada ha neutralizado una cuarentena de minas en el litoral catalán, un 70% en la Costa Brava
En el fondo marino de Cataluña es habitual, desde hace al menos cuatro décadas, la aparición de explosivos y minas de las guerras europeas, y la actuación de unidades de las Fuerzas Armadas especializadas en su desactivación. Una de las más recientes fue la bomba de aviación encontrada en la playa de la Barceloneta, el pasado agosto, que generó gran expectación. Pero no es la única: la Armada Española ha neutralizado desde 1982 más de 40 minas de orinque —un artefacto con carcasa flotante usado contra buques de guerra o submarinos— y otros proyectiles localizados en el litoral catalán.
La mayoría de los explosivos —más de un 70%— encontrados en los últimos 40 años en Cataluña han aparecido en la Costa Brava, donde normalmente han llegado con las corrientes desde países que intervinieron en la II Guerra Mundial.
Los hallazgos se producen mayoritariamente en verano. La forma de desactivarlos cambió cuando, debido a la continua aparición de artefactos, los alcaldes de las poblaciones litorales reclamaron a la Armada —que tiene la competencia exclusiva en esa tarea— que interviniera con los buques “cazaminas”. En junio de 2006, tres buques localizaron y destruyeron ocho minas en el Alt Empordà, en la zona más próxima al Golfo de León (Francia). En Sitges (Garraf) los buques también encontraron proyectiles, en este caso abandonados durante la Guerra Civil por el bando republicano.
La neutralización de los explosivos submarinos necesita de buceadores especializados en las técnicas de desactivación, contraminado y neutralización de minas. Con ese propósito se creó, en 1981, la Unidad Especial de Desactivación de Explosivos (UEDE), que se dedicaba a la desactivación de explosivos; y en 1982, la Unidad de Buceadores de Medidas Contra Minas (UBMCM), que solo actuaba en apoyo a los buques “cazaminas”. En 2012 se unificaron.
El teniente de navío y jefe de uno de los grupos de desactivado de la UBMCM, Juan Pedro Saura, que participó en la intervención de la bomba de la Barceloneta el pasado agosto, apunta que según los archivos bélicos, en todo el mundo “hay miles de minas perdidas en fondos marinos que nunca se van a localizar”. Más de una veintena de las 31 minas neutralizadas en la Costa Brava desde 1985 estaban en la zona del Cap de Creus. Todas ellas con entre 200 y 300 kilos de explosivo, sobre todo Trilita (TNT). Saura considera que lo más probable es que “la mayoría de las minas viniesen a la deriva de otros países”, aunque no descarta que durante la II Guerra Mundial se colocaran las bombas para impedir el desembarco de los aliados.
Los especialistas de esta unidad están capacitados para descender hasta 102 metros de profundidad, y sus equipos hasta 80 metros. Sin embargo, suelen trabajar entre 15 y 40 metros, donde normalmente aparecen los artefactos transportados, “muchas veces por el arte de pesca de barcos arrastreros”, explica.
Hasta el momento no han tenido que lamentar ninguna baja personal. Su labor consiste en poner la carga justa para romper la carcasa del artefacto y quemar el explosivo levantando la mínima columna de agua, lo que se denomina low order. “Cuanto menos espectacular, mejor hemos hecho nuestro trabajo”, apostilla el especialista.A los ecologistas les preocupa el daño que se causa en la flora y la fauna. Para minimizarlo, las unidades evitan fondos de arena y posidonia, y buscan el fango para que haya menos vida. “Además, ponemos un cordón detonante, que produce pequeñas explosiones que no dañan pero sí ahuyentan a los peces”, explica.
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