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El 22% de los usuarios de albergues para sin techo son menores de 25 años

Un informe del Ayuntamiento alerta de que si los menores tutelados no tienen alternativa cuando cumplen los 18 años, pueden acabar en la calle

Jóvenes migrantes en Sant Pau del Camp, en Barcelona, en verano pasado.
Jóvenes migrantes en Sant Pau del Camp, en Barcelona, en verano pasado.ALBERT GARCÍA
Clara Blanchar

El Ayuntamiento de Barcelona está alarmado por el aumento de jóvenes de entre 18 y 25 años que detecta en los servicios para personas sin techo y que en parte son jóvenes ex tutelados por la Generalitat. En cuatro años, su presencia en albergues, comedores y centros de día se ha duplicado. Estos jóvenes ya son el 22% de los usuarios de albergues. Son datos del informe Menores y jóvenes migrantes sin referente adulto en Barcelona, que alerta de que el 44% de los menores migrantes tutelados atendidos por el Govern tienen 17 años. Si a los 18 no tienen alternativa, corren el riesgo de acabar en la calle, avisa el consistorio.

El permiso de residencia y trabajo, clave de la inserción

Para los jóvenes migrantes tutelados hasta los 18 años, resulta clave salir de la tutela con permiso de residencia y de trabajo. La tutela depende de las comunidades autónomas y al llegar a los 18 años el mayor condicionante para su futuro es su situación legal. La Ley de Extranjería y el permiso de trabajo son la gran barrera. La Dgaia puede solicitar permisos de residencia al Estado y con una oferta de trabajo a jornada completa se puede conseguir el permiso de trabajo. Tiene una vigencia de un año y después puede renovarse aunque sea con contratos de un día.

“La llegada de jóvenes ex tutelados al sistema de atención a personas sin hogar demuestra que existen importantes carencias en el acompañamiento de los menores en la transición a la vida adulta”, afirma el informe. Y detalla que los servicios sociales municipales reciben “llamadas diarias de centros residenciales y de acogida buscando plazas para chicos que cumplen 18 años y no tienen donde vivir”.

El informe alerta de “derivaciones directas de chicos” desde el sistema de protección de menores a Centros de Primera Acogida (albergues) municipales “y se tiene constancia de instrucciones escritas de la propia Dirección General de Atención a la infancia (Dgaia)” que indica a sus profesionales que ante la falta de soluciones de vivienda dirijan a los jóvenes a estos centros de gestión municipal.

El Ayuntamiento no cuantifica cuántos de estos jóvenes que acuden a los servicios para sin techo son menores migrantes sin referentes adultos —los llamados mena— que salen de la tutela de la Generalitat. Pero sí apunta, entre las causas, a la presión migratoria y a una legislación laboral y de extranjería que lo pone todo menos fácil... Y pide prevención para que cuando un menor salga de la tutela de la Generalitat —la desinstitucionalización— no acabe en la calle. El informe también afirma que el 9% de las personas atendidas por los educadores sociales que duermen en la calle tienen también entre 18 y 25 años. Y apunta que entre ellos “hay una importante sobrerepresentación de los hombres de origen magrebí”, procedencia de la mayoría de menores no acompañados.

“No puede ser que una persona salga de una institución y tenga que acudir a otra”, lamenta la Comisionada de Acción Social, Sònia Fuertes. Sobre el hecho de que el 44% de los menores tutelados por el Govern tengan 17 años, alerta: “Si no hacemos una buena previsión de salida, con un piso o un programa de ocupación, no les podremos acompañar y les dejaremos en una situación precaria, de calle”.

La comisionada alerta de que “los dispositivos de sinhogarismo no están pensados para jóvenes”. Históricamente, la función de los albergues no ha sido acompañar a jóvenes a la vida adulta, recuerda. Además, los centros existentes, están llenos hace tiempo. El único recurso para personas sin hogar para menores de 25 años, el Maria Freixa, se llenó al poco de abrir.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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