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La vida marina vuelve al litoral de Barcelona

La biodiversidad en el frente marítimo crece gracias a 365 bloques artificiales que el zoo de la ciudad colocó en 2003

Un cabracho en el fondo marino de Barcelona. En el vídeo, imágenes de las especies en los bloques de hormigón.Vídeo: ayuntamiento de barcelona

El litoral de Barcelona esconde un jardín secreto bajo sus aguas. Las playas de la ciudad no solo albergan plásticos, residuos y contaminación. Gracias a un proyecto del Zoo de Barcelona, decenas de langostas, cabrachos y corales se refugian en 365 arrecifes artificiales donde antes no había vida. El Ayuntamiento de Barcelona ha presentado este lunes los resultados del programa, que inició en 2003, y que ha servido para proteger la flora y fauna autóctona. La iniciativa ha incrementado la variedad de las especies acuáticas y ha servido para estudiar las profundidades marinas.

La teniente de alcalde Laia Bonet ha asegurado, a unos metros de los escollos en el espigón Bac de Roda, que gracias al proyecto los fondos marinos acogen hoy “más de 300 especies de algas, invertebrados y de peces”, entre las que se encuentran ejemplares de pulpos y langostas. La edil ha resaltado que el zoo ha invertido 3,2 millones de euros en la última década en la preservación y conservación de la fauna, según declaraciones recogidas por Europa Press.

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El Ayuntamiento ha explicado que el siguiente paso será la creación del Centro de Conservación de la Biodiversidad Marina en el recinto para concienciar sobre la protección de los hábitats amenazados. El zoo, a través de su fundación, ha sido el responsable de dar seguimiento al proyecto que observa el desarrollo y evolución de las especies.

La iniciativa surgió hace 16 años con la propuesta de la recuperación general del frente litoral del Besòs. El lugar se encontraba en una situación de degradación previa debido a que las infraestructuras de saneamiento “vertían residuos de la depuración incompleta de aguas industriales al mar”, según un comunicado del consistorio. Los arrecifes artificiales ocupan 11 kilómetros cuadrados. Desde el comienzo del proyecto, se han instalado 365 de estas estructuras de hormigón con forma piramidal entre el nuevo acceso del Puerto de Barcelona y los espigones sumergidos del colector de Bac de Roda, al norte de la ciudad.

El director del zoo de Barcelona, Sito Alarcón, ha resaltado por su parte que la calidad del agua “ha mejorado” debido al saneamiento del ecosistema y a unas condiciones medioambientales más favorables en el litoral. Alarcón ha destacado que la presencia de nudibranquios —un molusco sin cáscara que habita en aguas de buena calidad— es “un indicador de que las condiciones ambientales han mejorado”.

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El Ayuntamiento asevera que el grado de recuperación de las estructuras es superior al 100%, “ya que se han localizado diferentes capas de organismos sobre el sustrato rugoso artificial del hormigón”. Los estudios realizados por el zoo de Barcelona en los últimos años aseguran que la fauna que habita en el Parc dels Esculls abarca especies como anguilas, así como diferentes variedades de peces como el mero o la palometa. En las columnas verticales predominan organismos filtradores que se alimentan de las sustancias en suspensión en el agua, como corales blandos o moluscos. Mientras que los organismos que necesitan mayor exposición lumínica, como las algas, abundan en las partes superiores de los escollos de cemento.

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