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Cataluña no consume ni la mitad de la energía limpia prevista para 2020

Los últimos datos revelan que las renovables solo cubrieron el 8,5% del consumo, frente al 20% del objetivo de la Generalitat

Dani Cordero
Parque eólico en Lleida
Parque eólico en LleidaCarles Ribas

El consumo de energía renovable en Cataluña lleva estancado toda la década y a cada año que pasa se aleja más de los objetivos fijados por la Generalitat para 2020, cuando tenían que copar el 20% del consumo. Según el último balance del Departamento de Empresa, en 2017 solo alcanzó el 8,5%, un porcentaje que el mismo documento considera que está “lejos” del objetivo europeo para el fin de la década. El fiasco en la promoción de parques eólicos explica en parte el resultado actual y permite prever que los resultados no cambiarán en los próximos años.

Cataluña ha estrenado un parque eólico en los últimos seis años. Ese hecho es el que ha acabado destrozando las previsiones de la Generalitat, que marcó —siguiendo el criterio de la Unión Europea— para 2020 el hito de que una quinta parte del consumo se cubriera a través de energías renovables, ya fuera gracias a centrales hidráulicas, parques fotovoltaicos o eólicos u otras tecnologías. Pero ni una ni otra.

De hecho, el 8,5% actual es el resultado de usar la fórmula de cálculo fijada por la Unión Europea para calcular de forma homogénea el consumo de energía renovable. La realidad es que ese porcentaje es todavía inferior. Se situaría en el 5,1% del total de consumo de energía primaria al cierre del 2017. Es una demostración de la dependencia que tiene Cataluña del petróleo (origen del 46,1% de la energía consumida), el uranio que utiliza la energía nuclear (25%) y el gas natural (21,9%).

El transporte, el sector más contaminantes

El transporte concentraba el 42,9% del consumo energético en 2017. Es el ámbito que más ha crecido desde que concluyó la crisis, un incremento que se explica por la mejora de la economía pero que también puede ser el resultado del auge de los repartos asociados al comercio electrónico. El transporte, además, es el que más responsabilidad tiene sobre las emisiones de dióxido de carbono, un 39,6% del total. Por encima incluso de la industria, responsable del 29% de las emisiones, y de la generación eléctrica (16%).

“La realidad es que las energías renovables tienen muy poco peso en Cataluña y que estamos muy lejos de los objetivos”, afirmó ayer Manel Torrent, director del Instituto Catalán de la Energía, que admitió “una gran preocupación” por la evolución que puedan tener las energías renovables en la próxima década.

Torrent considera que hay tres razones que explican que en Cataluña no se hayan desarrollado parques solares ni, sobre todo, de molinos de viento. Una está vinculada con la legislación estatal y al cambio de retribución de este tipo de parques; la segunda se refiere a un decreto aprobado por la Generalitat en 2009 para ordenar e impulsar los parques eólicos que ha acabado convertido en una barrera; y la tercera es la oposición a la implantación de nuevas instalaciones.

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Una de las medidas anunciadas por el Departamento de Indústria para invertir la tendencia es la derogación del decreto de 2009, pero Torrent también explica que será necesario explicar por Cataluña la necesidad de poner en marcha parques eólicos y fotovoltaicos para intentar ampliar el protagonismo de energías limpias. En todo caso, por el tiempo de maduración de un proyecto energético, es difícil pensar que haya resultados a corto plazo.

El último Balance Energético de Cataluña elaborado por la Generalitat, que actualiza dos ejercicios de datos, deja en evidencia que tras la caída del consumo durante la crisis éste vuelve a crecer, aunque todavía no ha recuperado los máximos de 2007. Entre 2007 y 2013 cayó un 3,7% y entre 2014 y 2017 ha subido un 2,3%. Esa subida puede tener la lectura de la mejora económica, pero también arrastra datos perniciosos. La contaminación se está volviendo a disparar después de que se desplomara a partir del inicio de la recesión y se situara muy por debajo de los objetivos de emisiones de dióxido de carbono. Ahora está a punto, otra vez, de superar los objetivos.

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Sobre la firma

Dani Cordero
Dani Cordero es redactor de economía en EL PAÍS, responsable del área de industria y automoción. Licenciado en Periodismo por la Universitat Ramon Llull, ha trabajado para distintos medios de comunicación como Expansión, El Mundo y Ara, entre otros, siempre desde Barcelona.

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