“Los profesores tienen que enseñar a pensar”
Pablo Soto, madrileño de 17 años, es campeón nacional en la olimpiada de matemáticas y reclama a los docentes una nueva forma de instruir
El joven Pablo Soto, madrileño de 17 años, ya reconocía los números antes de empezar a andar; los canturreaba cuando los veía en las matrículas de los coches. Este estudiante de 2º de bachillerato en el instituto San Mateo aprendió a multiplicar solo con la ayuda de un libro que le regaló su madre cuando tenía cuatro años. Desde entonces, las matemáticas han conquistado su lógica y él, la olimpiada de esta disciplina que se celebró en marzo y donde compitieron 78 chavales de toda España. Dos exámenes en dos días con tres problemas cada uno. Soto —el único madrileño—, y otros cinco jóvenes, representarán a España en la olimpiada internacional de Bath (Reino Unido). “No te ponen los típicos ejercicios de instituto, sino problemas que requieren creatividad”, cuenta. Por eso, asegura que los profesores deben cambiar la manera en que enseñan matemáticas. “Se hace como si fueran un método y no lo son”, cuenta.
¿Cómo se deberían enseñar?
De manera que cuando te enfrentes a un problema no utilices ningún método, sino que lo resuelvas usando ideas que, aunque al principio no tengan mucho que ver, te permitan alcanzar la solución. A lo mejor no te sabes una fórmula en concreto, pero es más útil que sepas demostrar que en un problema un enunciado es cierto para cualquier número, algo que no se suele trabajar. En lugar de muchas fórmulas, los profesores tienen que enseñar a pensar.
¿Quiénes son sus referentes en el mundo de las matemáticas?
Galois, que era un matemático francés que con 20 años murió en un duelo, y la noche de antes escribió un montón de papeles que en los que plasmó una nueva rama de las matemáticas: la teoría de grupos. Es una historia muy inspiradora.
Un campeón más allá de las mates
El madrileño Pablo Soto, de 17 años, conquistó el oro en la olimpiada de Química, que se celebró en Santander el pasado fin de semana, y que congregó a 118 chavales de todo el país. Antes se hizo con la plata en la de Física, en Salamanca, entre el 26 y el 28 de abril.
¿A qué se quiere dedicar?
Me gustaría investigar un poco y llegar donde nadie ha conseguido llegar en ciertos puntos. Pero no sé si dedicaré toda mi vida a la investigación o acabaré trabajando en una empresa. Ojalá pudiera crear una teoría y probar un problema súper complicado y famoso.
Parece que se olvida del resto de asignaturas...
También me gustan, pero me cuestan un poquito más. Eso sí, si lees un libro profundo te genera satisfacción intentar descubrir los misterios que guardan los hombres.
¿Alguna vez ha suspendido un examen de matemáticas?
No, nunca. Pero bueno, alguna vez pasará, digo yo. Siempre uno puede tener un mal día.
¿Qué aficiones tiene?
En cuanto tengo tiempo aprovecho para ir a nadar. Es el vicio que me queda de cuando estuve en un equipo de waterpolo. Y siempre he jugado mucho al ajedrez.
¿Dónde están las matemáticas en el ajedrez?
Este juego se considera una ciencia; hay muchísimas combinaciones. Por así decirlo, el ajedrez es un problema matemático muy complejo, en el que siempre tienes que calcular la mejor opción.
¿Qué problema no matemático le gustaría resolver?
En España se invierte poco en proyectos como las olimpiadas matemáticas. Somos un país bastante desarrollado, pero suele quedar en posiciones medias. En Alemania hay más apoyo. Este año nos pagan el viaje a la olimpiada internacional, pero el pasado hubo miedo de que no llegaran a financiar el viaje a los chicos que se habían clasificado.
¿Cómo se prepara?
Compagino un poco matemáticas, con el instituto y el deporte. Intento más o menos dedicarle cada semana 6 horas de estudio. Además, hay una especie de programa voluntario que es de preparación de las olimpiadas. Madrid suele hacerlo bien en estos campeonatos.
¿Por qué?
Porque hay programas de innovación matemática, como el ESTALMAT,que coge a 25 alumnos para estimularlos, al final la olimpiada es algo distinto de lo que has visto. El secreto para el éxito es hacer muchos problemas, pero la mentalidad que necesitas es muy distinta. Tengo amigos que han venido conmigo a esas clases y, aunque saquen un 10 en matemáticas, les cuesta resolver estos problemas, ya que requieren de una forma de pensar a la que no están acostumbrados.
¿Qué le dicen sus amigos?
Me animan y están orgullosos. Yo también les ayudo en cosas de matemáticas. Tener a alguien al lado que te apoye es muy importante.
¿Y sus profesores?
Para ellos es un orgullo tener a un alumno que tenga buenos resultados. Me apoyan bastante.
¿Qué consejos le daría a quien quiera exprimir las mates al máximo?
Que profundice, que no se quede en lo que hay en clase, porque no es que tengamos una educación desastrosa, pero sí que hay muchísimo que mejorar. Que se presente a concursos, que resuelva problemas por sí mismo.
¿Y a quien las aborrece?
Que no se frustren porque no les salga algo, porque hay muchas variedades de mates. Es que en realidad no son como las enseñan. Son muy amplias; te las encuentras en un número o en cualquier línea que ves.
¿Cómo usa las mates en casa para ayudar en casa?
Mi padre dice que fuera de las matemáticas suelo ser muy desastroso. Intento ser ordenado, pero no soy Sheldon Cooper. No estoy pensando la manera de optimizar el número de jerséis que caben en mi armario.
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