El sueño de la naturaleza hecho arte
La artista Noemí Martínez redefine los objetos cotidianos al fusionarlos con ramas, plumas y otros restos del campo que ha atesorado
Las manos de Noemí Martínez encierran setenta años de dedicación al arte, aunque cuenta con la voz entrecortada que casi todo lo que ha creado se lo ha guardado para ella. A sus 85 años, tan solo ha protagonizado tres muestras. La última, Mi estudio. Sueños y realidades, se trata de una retrospectiva de su obra escultórica con la que redefine los objetos cotidianos al fusionarlos con ramas, plumas y otros restos del campo que ha recopilado durante décadas. Para esta profesora jubilada de bellas artes en la Universidad Complutense de Madrid, trabajar en sus obras es "hablar con ellas". Las que tiene expuestas en el Centro de Arte Moderno de la calle de Galileo, dice, "son la realidad de los sueños que tengo; me cuentan que las formas de la naturaleza son muy bellas". Para Martínez, “una rama es en sí una escultura”, comenta.
Así, los troncos, por ejemplo, sirven a Martínez —nacida en Buenos Aires—, para dar forma a todo tipo de seres, incluso a “los que quieren volar, pero no pueden”. Acompaña las obras expuestas en la sala con guiños al gen de los artistas. Una de las citas que más le gustan es una de la escritora chilena Victoria Parra: "La creación es un pájaro sin plan de vuelo que jamás volará en línea recta". A continuación, mira hacia a las esculturas de escayola o bronce, también expuestas, en las que se enfrascaba hace cuatro décadas, y que son el germen del expresionismo abstracto en España; de la que esta artista fue pionera, opina Ana Mampaso, comisaria de la exposición, y profesora en el departamento de Educación Artística en la Universidad Autónoma de Madrid.
“La exposición, que recrea el estudio de la artista, reivindica la creación con objetos sencillos, naturales y cotidianos. Muestra cómo se les puede dar un valor subjetivo para transmitir a los demás”, asegura la comisaria, quien mantiene que entrar en ella "es penetrar en la vertiente más privada de Martínez". "Las esculturas de bronce no tienen forma conocida, sino que están guiadas por el instinto y también por la relación que el cuerpo establece con el material", cuenta el director de cine y escritor Pablo Llorca, quien ha colaborado en la exposición firmando algunos textos.
Martínez cambia el significante de cada pieza. Por eso, en un rincón de la exposición introduce sus obras en otras, algo así como sobreponer sus esculturas, —“sus sueños”, como ellas las denomina—, unas sobre otras en cuadros y fotografías de otros artistas. En otro rincón, hay una serie escultórica —cuatro medio relieves— que evoca las vicisitudes amorosas de una joven que termina suicidándose, y una alusión a la leyenda de la vagina dentata, el mito presente en varias culturas que remite la existencia de mujeres con vaginas con dientes.
La artista cuenta que al mirar al horizonte, siempre se dice a sí misma que más allá está el mar. Lleva en Madrid más de seis décadas y es lo que más echa de menos de su Buenos Aires natal. En la capital argentina se vinculó con el campo y la naturaleza que marcan esta exposición.
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