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Más de un centenar de operarios para recoger orugas procesionarias a mano

El Ayuntamiento destina un millón de euros a un plan de choque durante tres semanas

Gloria Rodríguez-Pina
Dos trabajadores municipales retiran bolsones de orugas de un pino en Madrid.
Dos trabajadores municipales retiran bolsones de orugas de un pino en Madrid. AYUNTAMIENTO DE MADRID

La habitual aparición en primavera de las orugas procesionarias, esas larvas cubiertas de pelo que se mueven entrelazadas en fila y que son peligrosas para niños y mascotas, este año se ha convertido en plaga. El Ayuntamiento ha estado destruyendo 700 bolsones (sus refugios de invierno) al día, pero ante la magnitud de la invasión, ha puesto en marcha un plan de choque con un presupuesto extra de un millón de euros. Desde este miércoles y hasta el próximo 10 de abril, más de un centenar de operarios se dedicarán a retirar a mano los nidos y las orugas en los distritos madrileños.

Estos insectos "forman parte del paisaje madrileño y español", pero estas semanas su presencia se ha intensificado por "causas climáticas, el cambio climático y la falta de lluvias", como ha señalado la portavoz Rita Maestre en la rueda de prensa tras la Junta de Gobierno. "Somos conscientes de que son una preocupación para las familias, particularmente en lo que respecta a la población canina", ha subrayado Maestre.

Las orugas viven en pinos y cedros la mayor parte del año, pero en abril y mayo suelen bajar a tierra para enterrarse y reproducirse. Los operarios trabajarán en estos árboles y en el suelo, para evitar su enterramiento y frenar así su ciclo de reproducción al evitar que se conviertan en mariposas y pongan huevos. Se centrarán sobre todo en zonas infantiles, estanciales y centros educativos, según ha explicado Maestre. El refuerzo en equipos de entre cuatro y cinco personas por distrito se suma a los tratamientos habituales que el Área de Medio Ambiente y Movilidad realiza habitualmente para luchar contra estas orugas.

La Dirección General de Agua y Zonas Verdes del área de Medio Ambiente y Movilidad trabaja de forma habitual en la destrucción de bolsones y de procesiones, y coloca trampas sobre los árboles para evitar que lleguen al suelo. En verano, también se colocan trampas de feromonas para los machos.

A la plaga de este también han contribuido que se ha reducido los productos fitosanitarios permitidos para combatir este insecto y no se realizan fumigaciones para proteger la salud de los ciudadanos y evitar los efectos negativos para el medioambiente. Hasta el pasado mes de febrero, asegura el Ayuntamiento, no había ningún producto fitosanitario autorizado por la legislación nacional. Ahora hay uno, que se podrá utilizar el próximo otoño, pero mientras tanto las actuaciones tienen que ser manuales y mecánicas. Mientras la ciudad experimenta con trampas ecológicas en un banco de pruebas en una finca situada en Fuencarral-El Pardo.

El peligro de las orugas

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Los pelillos que cubren a estos insectos son urticantes y pueden producir intoxicaciones, que en el caso de los animales pueden llegar a ser mortales. Además, se desprenden con facilidad y se propagan por el aire. A los perros les puede producir una inflamación de labios y lengua que puede llegar a producir necrosis.

El Ayuntamiento recuerda que hay que evitar acercarse a ellas y no tocarlas, sobre todo los niños y las mascotas. Si se ve una procesión, una oruga o un bolsón, pide llamar al 010 para avisar y que puedan ponerse en marcha soluciones.

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