En el epicentro de la contaminación
Poblenou es uno de los barrios que lleva una semana superando cada día los límites de polución por micropartículas mientras el Ayuntamiento sigue sin restringir el tráfico ni paralizar las obras que generan polvo
A escasos 20 metros de un parque infantil que da acceso a la escuela de primaria Les Acàcies se alza un cubo coronado por antenas que los últimos días ha advertido sistemáticamente a los habitantes del barrio del Poblenou que respiran uno de los aires más contaminados de Barcelona. Lleno de grafitis que tapan el mensaje “Aquí medimos la calidad del aire que respiras”, día tras día este punto de control registra un exceso de polución por polvo en suspensión. Ello es uno de los principales factores que han motivado la activación de la alerta por contaminación en toda la ciudad.
El Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat activó el pasado lunes, un aviso preventivo por contaminación atmosférica en Barcelona y su área metropolitana, que desembocó en la declaración de episodio ambiental el jueves. Un cóctel contaminante formado por la entrada de polvo sahariano; el incremento de las emisiones debido a la huelga del metro y la celebración del Mobile World Congress; y la persistencia de un potente anticiclón que dificulta la dispersión atmosférica, incrementó los niveles de las partículas en suspensión de menos de 10 micras.
Varios coches con las luces de emergencia esperan a la estampida de niños que cada día a las 15.30 abarrota el parque y la cancha enfrente del colegio Les Acàcies. “Deberían restringir el tráfico los días que se superan los límites. Es insostenible que se use un coche por persona”, señala Juan Carlos Barba mientras vigila el partido de fútbol que disputan sus dos hijos de cuatro y seis años. “No sabía lo de los niveles, pero me entran ganas de coger a los niños y llevarlos a casa. Llegas a pensar que están mejor en casa que haciendo ejercicio en la calle”, bromea Barba.
“Por la mañana he salido a correr y no he notado nada, pero evidentemente me parece muy mal que esta zona sea una de las más contaminadas de la ciudad”, señala Xavi González al tiempo que coloca a su hija en la silla de su bicicleta.
“Como no cambie el tiempo vamos a empezar a pasarlo mal”, dice un vecino
Cruzando la acera, Inés Santasusana de 62 años, regenta una tienda de moda de mujer a la que acude cada día en su coche desde Vilassar de Mar. A pesar de que siempre encuentra problemas para aparcar y suele tener que recurrir a un parking privado, prefiere desplazarse en su vehículo personal. Prioriza la comodidad y la media hora de tiempo que ahorra frente a los varios transbordos que tendría que hacer. Santasusana entiende que la solución tiene que llegar por parte del Ayuntamiento y confía en que la lluvia mejore la situación. “Como no cambie el tiempo vamos a empezar a pasarlo mal, y tendremos un verano complicado”, señala la comerciante.
También responsabiliza a “las autoridades” Josefina Sijes que cada jueves acude a recoger a sus nietos: “Me parece fatal este nivel de contaminación, pero ¿qué podemos hacer nosotros?”
Ya sea porque los vecinos se han acostumbrado o porque los efectos de la contaminación sobre la salud suelen manifestarse a largo plazo los servicios médicos del barrio no han atendido a personas con dolencias relacionadas con el polvo en suspensión. El CAP de Poblenou dice no haber percibido un incremento en el número de pacientes, ni recuerda a ninguna persona con dolencias de tipo asmático o alérgico relacionadas con el actual episodio. “Los catarros han sido la afección más común”, señala este trabajador del centro sanitario.
Atravesando la Diagonal, la antigua fábrica Ca l’Alier tiene tanto polvo a su alrededor que parece que siga en funcionamiento. El Ayuntamiento está remodelando las calles del entorno. Y los trabajos se mantienen pese a que una de las medidas que comporta el aviso preventivo, activado por la Generalitat el pasado lunes, es la “recomendación a los municipios de parar o reducir las actividades u obras polvorientas”. “Nadie nos ha dicho nada sobre dejar de picar el suelo”, explica un operario. Hay que acabar las obras cuanto antes: faltan menos de tres meses para las elecciones.
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