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Manual de resistencia para atrincherarse en un edificio

Los vecinos de tres bloques en la capital se unen para evitar ser expulsados siguiendo el ejemplo de Lavapiés

Lucía Franco
De izquierda a derecha, los edificios de las calles de Olmo, Juan de Vera, Argumosa y Fray Luis de León
De izquierda a derecha, los edificios de las calles de Olmo, Juan de Vera, Argumosa y Fray Luis de León KIKE PARA

Los vecinos de tres edificios del centro de Madrid se han unido para paralizar los desahucios que penden sobre sus cabezas. Atrincherados, dispuestos a dar la batalla a los propietarios que los quieren expulsar, los inquilinos siguen un manual de resistencia. Esta guía, publicada por la web del Sindicato de Inquilinas, les pide hacer todo el ruido posible y no rendirse. El documento, además, promulga que deben dar a conocer su problema a través de redes sociales y colgar pancartas en los balcones para hacer partícipes a los vecinos del barrio.

Hasta ayer, Argumosa, 11 era el ejemplo más simbólico de la capital. Los vecinos de este inmueble en el corazón de Lavapiés resistieron a 13 intentos de desahucio gracias a su capacidad de llamar la atención. A pocos minutos de allí caminando se han organizado sus réplicas, en las calles de Olmo, 35, Juan de Vera, 13 y Fray Luis de León, 18. “Todos estos inquilinos tienen algo en común: tienen trabajos precarios y rentas bajas que les dan acceso precariamente a una vivienda”, dicen desde la plataforma Bloques en Lucha. Sin embargo, esa regla no siempre se cumple.

El Sindicato de Inquilinas, nacido a partir de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), explica en su web que existen tres fases para blindar un edificio a prueba de desahucios: primero, unir a todos los vecinos para luchar juntos contra los dueños de la propiedad; después, denunciar públicamente en los medios de comunicación y, por último, conseguir que los vecinos obtengan un aumento razonable de la renta.

Merche, Guillermo y Eva, tres de los inquilinos del bloque de viviendas de la calle Fray Luis de León, 18 a los que quiere desaloja.
Merche, Guillermo y Eva, tres de los inquilinos del bloque de viviendas de la calle Fray Luis de León, 18 a los que quiere desaloja.KIKE PARA

Los residentes de Fray Luis de León, 18 (Arganzuela), un coqueto edificio de 1942, se han puesto en pie de guerra desde que Urbania Internacional adquirió su inmueble en 2017 y les notificó que debían marcharse. De los 25 pisos que tiene el edificio seis permanecen en régimen de renta antigua. Ocho familias decidieron irse al recibir el burofax de terminación de contrato; otras 11 se quedaron y decidieron crear el Bloque Arganzuela. “Tras hablar con la PAH nos dimos cuenta de que había que luchar por hacer público nuestro caso”, dice Merche, una de las vecinas. Urbania International, por su parte, pretende “rehabilitar el inmueble y construir 35 apartamentos en un barrio muy atractivo”. 

Alejandra Fernández, de 85 años, decidió resistir. Paga 100 euros de renta antigua cada mes. Ha vivido en el edificio 60 años y dice que ahora no puede dormir porque tiene pesadillas con que los dueños del edificio quemen su casa para echarla. Lo mismo les ocurre a Natalia y Guillermo: pagan 860 euros por un piso de tres habitaciones y 110 metros cuadrados que no quieren dejar. “En ningún momento hemos dejado de pagar, pero la empresa ha querido confundir a los inquilinos dándole a cada uno un número de cuenta diferente, por ejemplo nosotros le pagamos a una empresa llamada Madrid Turistic Capital”, explican. Los propietarios lo niegan.

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Otro de los bloques en lucha es Juan de Vera, 13 (Arganzuela), cuya propietaria, Tessa Ibérica, envió burofaxes para no renovar los contratos a los inquilinos en abril de 2018. “Cada residente tiene una situación diferente y así es más difícil conseguir el objetivo, porque la coordinación entre los vecinos es esencial”, explica el portavoz de Bloques en lucha, Fernando Bandera. En este caso, la unión llegó tras reunirse con el Sindicato de Inquilinas, que les impartió formación para constituirse en un bloque en lucha y les facilitó una guía que cumplieron al pie de la letra.

Así, siguieron pagando los 400 euros de alquiler mensual que siempre habían consignado, de modo que la empresa no les pudiera denunciar por impago. “En la PAH nos dijeron que cualquier persona que tenga un problema con la vivienda era bienvenida allí”, dice Merche. Desde la PAH niegan que sea así, ya que le piden a las personas toda la documentación de su caso para poder defenderlas. En Juan de Vera, 13 hay tres pisos de renta antigua, cuatro ya con sus puertas tapiadas, de familias que se fueron y dos pisos aglutinados como bloque de lucha, donde viven Edison y Ana Beatriz. “Hemos pedido una renovación de contrato con una cifra justa”, dice Fernando Bandera, de la PAH. “Argumosa es como una onda expansiva que ha llegado a los barrios vecinos”, añade.

El tercer bloque en lucha es el de Olmo, 35. El edificio tiene tres plantas con un piso en cada una. Paco y Pepe llevan 30 años viviendo allí, cada uno en su planta. Pero en verano de 2017 Lian Lay Fournier, casada con Francis Franco —bisnieto del dictador—, adquirió el inmueble en verano de 2017. Y comenzaron los problemas. “Paco y Pepe llevan desde el verano ingresando el pago en el juzgado porque los propietarios empezaron a rechazarlos para poder denunciarles por impago”, explican desde Bloques en lucha. Por ahora siguen en su casa. Esperando tener más suerte que en Argumosa, 11.

El símbolo de la resistencia antidesahucios cae en Lavapiés

Entre gritos de "vergüenza" y "no toleramos ni un desahucio más", este viernes por la mañana ha hecho efectivo el desahucio de las vecinas de Lavapiés Pepi, Rosi, Juani y Mayra de los pisos que habitan en el edificio de Argumosa 11, el lugar de los desahucios más mediáticos de la capital. La presión vecinal no ha logrado frenarlo esta vez y alrededor de las 10.00, efectivos de la Policía Nacional han conseguido acceder al interior del portal, donde miembros de diferentes plataformas se habían atrincherado durante la noche para evitar el desahucio.

Al final después de múltiples intentos se han tenido que ir. El edificio de Argumosa, 11 ha perdido sus pancartas de resistencia que lo identificaba como un bloque en lucha y a sus cuatro vecinas que ayer ya no durmieron en sus casas. Dos de las familias desahuciadas se fueron a una pensión, otra a una plaza hotelera y una cuarta se instalo con familiares, han informado fuentes municipales. A la espera de una alternativa más estable.

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Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.

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