El rincón más venezolano de Madrid
El histórico Mercado de Maravillas en la capital de España ha añadido una nueva identidad a su mezcla de culturas gracias a la comunidad de inmigrantes que más rápido crece en la región
Cuando hace tres años la inmigrante venezolana Lisbeth Briceño abrió su local en el Mercado de Maravillas en Madrid, pensó que lo mejor sería servir el desayuno más español, tostadas. Al poco se dio cuenta de que la clientela de venezolanos era tan grande que se puso a vender empanadas como hubiera hecho en Caracas. Ahora Píllalos no da abasto. El sábado sirvió 314 empanadas en seis horas. “Y eso que estamos en la cuesta de enero”, dice contenta, mostrando el tique con la caja del día, 1.168 euros.
El Mercado de Maravillas, fundado en 1942 en el distrito de Tetuán, ha ido latinizándose desde hace dos décadas con el desembarco de comerciantes peruanos, bolivianos y ecuatorianos. La última adición son los venezolanos, la comunidad inmigrante que crece más rápido en la región de Madrid, con más de 66.000 residentes nacidos en ese país sudamericano y un protagonismo cada vez mayor como se vio este miércoles en la Puerta del Sol con una multitudinaria manifestación de apoyo al opositor Juan Guaidó en su desafío al presidente venezolano Nicolás Maduro.
En Maravillas los venezolanos se hacen notar con sus areperas, tequeñerías y otros comercios que ofrecen sus productos básicos más tradicionales, como la harina pan, las aceitunas con pimentón y las hojas de plátano para cocinar hallacas. Los venezolanos son ya más del 10% de los casi 200 comerciantes del mercado según la gerencia de Maravillas y han dado un nuevo aliento a un espacio que, como los otros 45 mercados municipales de la capital, está amenazado por las nuevas modalidades de compra.
Mientras que otros mercados de abastos como San Miguel o Chueca han encontrado en los turistas una tabla de salvación, Maravillas se ha beneficiado del gusto de los inmigrantes venezolanos y otros latinoamericanos por hacer sus compras en comercios tradicionales. A muchos venezolanos les recuerda, aunque con un tamaño menor, al Mercado de Chacao, en el este de Caracas. “Estás acá y es como sentirse allá”, dice Fabiola Pérez, que regenta Sabores Tienda Gourmet. “Este es nuestro lugar de encuentro”.
En parte, la latinización de Maravillas se explica porque el mercado está ubicado en Tetuán, uno de los distritos más diversos de Madrid, con un 28% de población nacida en el extranjero. Pero muchos han elegido este lugar para “hacer mercado” a pesar de vivir lejos, como es el caso de Denis Marchetti, que reside en Las Rozas, en la periferia. “La sangre nos llama”, dice Marchetti, mientras come una empanada en un descanso de las compras con su esposa Yimar y su hijo Matías, de ocho años. “A la hora de hacer mercado buscamos el sitio que más se adapta a nuestro país y nuestro paladar”.
Para los comerciantes españoles y de otras nacionalidades, el último boom venezolano ha supuesto un dilema. Unos han apostado por adaptarse incorporando los productos por los que pregunta la clientela mientras que otros han preferido enfocarse en los compradores del barrio. Las banderas de distintos países latinoamericanos y españolas facilitan la compra.
“Este mercado en 2014 estaba casi vacío, pero los venezolanos han invertido dinero y han incentivado a la gente a comprar aquí”, dice un comerciante ecuatoriano que se ha adaptado a los nuevos tiempos, Rafael Minaya. “Nos han dado vida”.
En diciembre, sus proveedores se quedaron sin hoja de plátano debido a la alta demanda de venezolanos que la usan para envolver su plato navideño típico las hallacas, una masa de harina rellena de carne. “Les pedí tres palés con cien cajas, pero me quedé corto”, dice Minaya.
Hoy las areperas venezolanas proliferan por las calles del centro de Madrid, hay fábricas locales de tequeños, los palitos de queso blanco, y como pasa con otros productos regionales de España, también se celebran concursos de cocina venezolana, como “La Mejor Hallaca de Madrid”.
Según los comerciantes, los españoles están adaptando muy bien su paladar al gusto venezolano. “A los españoles les encanta probar sabores diferentes y si están hechos con amor mejor todavía”, dice la gerente de Sabores Tienda Gourmet. “La vanguardia culinaria de España está en sus mercados”, dice un cliente madrileño, Javier Criado, de 53 años, que agradece que además de productos latinos en Maravillas también puede encontrar ingredientes asiáticos que no encuentra en otros lugares de Madrid.
“Tenemos clientes fieles a los que les gusta venir todos los sábados y traen a nuevos amigos”, dice Briceño, la dueña de la popular tienda de empanadas. Según Briceño, que da empleo a ocho venezolanos, uno de los secretos del éxito es que la comunidad apoya a los recién llegados que vienen huyendo del drama: “En estos momentos hay mucha solidaridad entre venezolanos”.
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