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La candidatura de Forn para Barcelona evidencia el choque entre PDeCAT y Puigdemont

Los neoconvergentes esperan que la presencia del político en prisión preventiva sea un revulsivo

Joaquim Forn, en la azotea del Ayuntamiento de Barcelona, en una foto de archivo de 2016
Joaquim Forn, en la azotea del Ayuntamiento de Barcelona, en una foto de archivo de 2016ALBERT GARCÍA

Joaquim Forn, exconseller de Interior y en prisión preventiva desde hace 448 días por un presunto delito de rebelión, será el cabeza de lista para la alcaldía de Barcelona del espacio neoconvergente, bajo la marca de Junts per Catalunya. Más allá del golpe de imagen y de denuncia, con una campaña para las municipales en pleno juicio al procés, la candidatura evidencia el poco margen que tiene el PDeCAT ante el envite de La Crida, el nuevo partido creado por el entorno del expresidente Carles Puigdemont y que se constituirá este sábado.

La decisión de Forn, que fue el número dosdel exalcalde Xavier Trias, llega tras meses de reflexión. Para el ánimo (y el relato) de un independentismo en horas bajas, es fundamental conquistar la alcaldía de Barcelona. Las encuestas dan ventaja de Esquerra, cuya candidatura lidera Ernest Maragall. Pero el voto está muy fragmentado: el entorno neoconvergente espera que el nombre de Forn sea un revulsivo.

“Me presento porque tengo derecho”, escribió Forn en una carta publicada ayer en Twitter y mediante la que comunicó su decisión. “Porque no hacerlo, y dar por hecho que se me arrebatan mis derechos políticos, justamente la libertad, sería aceptar y dar por buenas las razones de los que han construido artificiosamente la narrativa que me mantiene en prisión”, añadió.

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Sin embargo, quedan frentes abiertos. Esa candidatura llega en medio de la lucha entre el PDeCAT y la Crida, el nuevo partido impulsado por Puigdemont y el exlíder de la Assemblea Nacional Catalana, Jordi Sànchez. Este sector, por lo pronto, ha logrado que la actual portavoz del Govern, Elsa Artadi, sea muy posiblemente la número dos de Forn. Artadi sería la alcaldable de facto. De hecho, ella y Josep Rius, el actual jefe de gabinete de Quim Torra y ex colaborador de Forn, llevan el peso de la elaboración de la lista. Pero el rol de Trias también ha sido fundamental para acercar posiciones.

Tras el fracaso ante Ada Colau en 2015 —Trias sacó solo 17.000 votos menos—, el exalcalde capitaneó la oposición. Al año siguiente designó a Forn como su sucesor, un movimiento que no fue bien visto dentro de la dirección nacional de su partido, que no lo consideraba una buena cabeza de cartel. Después, Forn marchó al Govern justo antes del referéndum del 1-O, declarado ilegal por el Tribunal Constitucional.

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En mayo del año pasado, el PDeCAT organizó unas primarias y en ellas salió escogida como candidata la exportavoz del Govern Neus Munté. Parte del partido nunca terminó por creerse esa candidatura, que siempre tuvo perfil bajo. Munté viajó a Bélgica para verse con Puigdemont y desde allí él le mostró su apoyo. Incluso se hicieron un vídeo juntos. El expresident, huido de la justicia española, también bendijo ayer el paso adelante de Forn: “La capital de Cataluña en buenas manos”, afirmó en Twitter.

El PDeCAT vivió un verano de lo más convulso con una asamblea en la que se defenestró a Marta Pascal por no estar alineada con Puigdemont. En teoría el puigdemontismo intentó hacerse con las riendas del partido que ahora lidera David Bonvehí; eso no ha llegado a concretarse. Aún hay dentro del partido un orgullo convergente que si bien reconoce el valor simbólico del expresidente se niega a poner la formación a su completa disposición.

El rol de Artadi

En esa misma reunión se decidió que el partido se presentaría bajo la marca de Junts per Catalunya en las municipales. Con La Crida emergiendo y los deseos del entorno de Puigdemont de que ambas marcas se fundieran, la militancia del PDeCAT estableció que el formato de la colaboración con la Crida tenga que ser refrendada por las bases. En verano, un 30% se opuso a la ejecutiva que lidera Bonvehí.

Munté celebró ayer que Forn encabece una lista “de amplio espectro que sobrepasa las siglas y representa el soberanismo en Barcelona”. La exportavoz ocupará un lugar destacado en la lista, posiblemente el tercero. Su inclusión es una de las condiciones de Forn para equilibrar las familias.

Bonvehí, que también recibió la noticia con satisfacción, no ahondó si se irá a las elecciones municipales con La Crida en una coalición. Ni se quiso referir a Artadi, que rompió el carnet del PDeCAT antes de las elecciones catalanas, como posible número dos: “No soy yo quién debe decirlo. Deben decidirlo Forn y Munté”. Este sábado, en la asamblea de La Crida, se podría despejar esa duda.

Pese a la renuncia a las siglas, situando a Forn como cabeza de lista ganan tanto el PDeCAT como La Crida. Una mejor posición ante ERC. El PDeCAT puede ganar votantes partidarios de Puigdemont, y La Crida, cuenta con la estructura del partido. El paso de Artadi también implicará una remodelación en el gabinete de Torra.

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