La controvertida década del obispo de Alcalá
Reig Pla acumula críticas y querellas por sus opiniones sobre la homosexualidad, el aborto y los anticonceptivos
“Vivimos tiempos difíciles en los que no es posible hablar ni callar sin peligro”, avanzó en el siglo XVI el humanista Luis Vives. Cinco centurias después otro valenciano, el obispo Juan Antonio Reig Pla, de 71 años, acumula críticas y querellas (todas archivadas) por sus palabras sobre la homosexualidad, el aborto y los métodos anticonceptivos. De hecho, despidió 2018 con un sermón que sus detractores califican de homófobo y que el canal público La 2 transmitió en directo. Las asociaciones LGTBI llevarán este nuevo caso ante la fiscalía en los próximos días, apenas unas semanas antes de que cumpla una década al frente de la diócesis de Alcalá de Henares.
Reig Pla tomó posesión del cargo el 7 de marzo de 2009. Diez años de luces y sombras que han generado descontento, incluso, entre sus propios feligreses. “Confunde su opinión con la posición de la Iglesia”, reconoce una feligresa que, en señal de protesta, no acudió este domingo a la Epifanía de los Reyes Magos que el prelado ofició en la catedral-magistral de los Santos Justo y Pastor de Alcalá, sede de la diócesis, creada en 1991.
Su campo de acción abarca 54 municipios del este de Madrid con una población de más de 800.000 habitantes. “Reig Pla es nuestro tercer obispo. Ha invertido en infraestructuras, ha visitado todas las parroquias (94) y ha cuidado de las familias”, resume Juan Miguel Prim, vicario episcopal de Cultura en la diócesis de Alcalá, con un presupuesto anual de nueve millones de euros y una plantilla de 189 sacerdotes.
Si por algo es conocido este obispo es por sus polémicos discursos que han servido para que sea considerado uno de los más conservadores de España. Sus partidarios le defienden porque “solo trasmite los postulados que la Iglesia lleva protegiendo dos milenios”.
“Por su índole natural, la unión de un hombre y una mujer en el matrimonio está orientada por la bendición de dios a la procreación y la educación de los hijos. Solo su diferencia sexual les lleva a la complementariedad”, esgrimió durante la homilía del 30 de diciembre, celebrada en la parroquia de la Purificación de Nuestra Señora de San Fernando de Henares.
“Negar la diferencia sexual y la importancia de la familia es optar por una sociedad atomizada, de simples individuos”, prosiguió Reig Pla, para quien los anticonceptivos son “una malicia” que reduce la unión conyugal a los deseos de la pareja y no permite la procreación. El obispo también culpó al aborto del “invierno demográfico severo” que vive España y recordó que, desde que se aprobó la ley de interrupción voluntaria del embarazo en 1985, “más de dos millones de españoles no han llegado a nacer”.
Prim resta importancia a sus palabras. Explica que la homilía estaba dedicada a la familia y que su intención era enfatizar esa unión, y no atacar a los homosexuales. “Ni siquiera usa esa palabra. Solo habla de atracción entre personas del mismo sexo”, subraya. El obispo no atendió a este periódico. .
Rubén López, de la asociación Arcópoli, no comparte esa opinión. “Es un discurso de odio en toda regla”, afirma. Su organización va a llevar ante la fiscalía las palabras de Reig Pla en la última homilía del año pasado, por si fuesen constitutivas de delito. Las denunciará ante la Comunidad de Madrid por violar su ley LGTBI y emitirá una queja formal a RTVE por publicitar discursos de odio.
“No es la primera vez que lo hace. Pretende ser un obispo estrella dañando la dignidad de los más vulnerables”, insiste López. En julio, Reig Pla ya arremetió contra los anticonceptivos en otra homilía en la televisión pública. La Coordinadora Estatal de VIH-Sida (Cesida) recordó que estas técnicas han ayudado a prevenir infecciones de transmisión sexual.
Durante estos años, Reig Pla ha sido noticia por prometer la curación de los homosexuales, recomendar a las mujeres cinco pasos para recuperar la virginidad, aconsejar 12 medidas para dejar la adicción a la pornografía y combatir el aborto. Sobre esta última batalla, Prim dice que la diócesis ayuda con el proyecto Raquel a las mujeres y a quienes “incitan” al aborto y luego se arrepienten.
El caso más mediático data de septiembre de 2014, cuando el obispo comparó el aborto con Auschwitz, el campo de exterminio nazi. La denuncia fue archivada por la Audiencia Provincial de Madrid, que consideró que Reig Pla exponía opiniones que “podrán gustar más o menos, pero se hallan amparadas por la Constitución”.
Un año antes ya había vinculado el aborto a una conjura para reducir la población. Juan José Rico, de Europa Laica, denuncia el “distinto rasero” en España, donde la fiscalía “entra de oficio” cuando cree que alguien comete un delito contra los sentimientos religiosos, pero “no hace nada cuando un religioso atenta contra la propia legislación civil”.
Paracuellos, la “catedral de los mártires”
En noviembre de 2009, Reig Pla solo llevaba unos meses al frente de la diócesis de Alcalá y decidió acudir a la misa anual en la que la Hermandad de Nuestra Señora de los Mártires de Paracuellos homenajea a los más de 4.000 prisioneros que el bando republicano ejecutó durante la Guerra Civil en esta localidad a 22 kilómetros de la capital. El obispo rompió con un lustro de ausencia de su predecesor episcopal, Jesús Catalá, y celebró una ceremonia rodeado de símbolos franquistas, entre ellos una bandera preconstitucional con el águila de san Juan.
Durante la homilía, Reig Pla se refirió a Paracuellos como “la catedral de mártires más grande levantada jamás, pues ha sido construida con la sangre de miles de mártires”. Incluso encabezó una procesión por las siete fosas de los fusilados. Al acto asistió, entre otros, el líder de Fuerza Nueva, Blas Piñar. El PSOE manifestó su “indignación” con el obispo y pidió su traslado. Reig Pla pidió disculpas y aseguró que no se sentía identificado con “ninguna posición política”. Apenas cuatro años después aseguró que el aborto había producido en España más muertes que la Guerra Civil y tildó la interrupción voluntaria del embarazo como un “holocausto silencioso”.
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