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Madrid se prepara para actuar frente a una catástrofe radiactiva

La Comunidad es la primera región sin central nuclear que elabora un plan de protección

Un dispositivo de la Guardia Civil.
Un dispositivo de la Guardia Civil.EFE

Un atentado terrorista que haga explotar una bomba sucia cargada de componentes tóxicos. La caída de una pieza radiactiva de un satélite. O el robo de material sensible. La Comunidad de Madrid se prepara para afrontar una posible catástrofe radiactiva a través de un plan de protección que identifica zonas de especial interés, pautas de actuación y medidas de seguridad. La aprobación del proyecto será el pistoletazo de salida para que arranquen los entrenamientos de los especialistas encargados de reaccionar a la amenaza, aunque el Ejecutivo subraya que no hay ningún riesgo nuevo y que solo se trata de un plan preventivo obligado por la legislación estatal.

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Evitar el pánico en la población. Aislar el foco del problema. Y actuar limitando al máximo las dosis de radiación que reciban los operarios que intervengan frente a una emergencia radiológica. Esos son los principales objetivos del decreto con el que se quiere aprobar un plan especial de protección civil ante el riesgo radiológico de la Comunidad de Madrid, sometido ahora mismo a información pública. Aunque el Gobierno subraya que no hay ninguna amenaza, y que únicamente cumple con una obligación legal impuesta por la legislación estatal, solo cuatro Comunidades Autónomas con centrales nucleares en su territorio habían dado el paso hasta ahora: Castilla-La Mancha, Extremadura, el País Vasco y Cataluña.

“Este plan permite organizar cómo actuar en caso de que produzca un accidente de estas características”, destaca Carmen Martín Curto, la responsable de la mesa de trabajo que ha redactado el plan, de casi 200 páginas. “El riesgo que existe en la actualidad es el mismo que había en los últimos años. Lo único que hacemos ahora es adaptarnos a lo que nos obliga la normativa estatal”, añade sobre un proyecto que aborda desde posibles accidentes en instalaciones que tienen material radiactivo, como centros sanitarios o industrias, hasta atentados terroristas. “Hasta el momento no se ha producido ningún hecho de estas características en la región”, destaca la responsable del Gobierno regional. Y remata: “El número de movimientos por transporte de estos materiales en la Comunidad de Madrid no es muy alto”.

Barajas y Méndez Álvaro

El aeropuerto de Barajas y las aduanas de Coslada y Méndez Álvaro son los puntos calientes de esos movimientos, que se realizan con el máximo sigilo. Antes de que las mercancías realicen el viaje, las Administraciones implicadas se avisan de sus recorridos para que se adopten las medidas adecuadas de seguridad. Ese intercambio de información se hace siempre con carácter confidencial para evitar cualquier sabotaje o robo. Igual ocurre con las instalaciones fijas que contienen materiales de este tipo en la región. Existe un registro detallado pero absolutamente secreto.

El plan —que el Ayuntamiento de Madrid tendrá que adaptar a escala municipal— detalla cómo reaccionar frente a un accidente en esas instalaciones. Pero no solo eso. También prevé qué hacer frente a un atentado terrorista, ante la caída de un satélite con material radiactivo o si se produce la llegada de una nube tóxica o de productos contaminados hasta la Comunidad de Madrid.

El peligro del robo inconsciente de material tóxico

“Se han producido ocasionalmente robos de materiales radiactivos, fundamentalmente de fuentes radiactivas móviles utilizadas en zonas de obras y construcciones”, advierte el plan de protección civil que acompaña al proyecto de decreto del Gobierno, en el que se especifica que corresponderá a la policía investigar el delito y localizar el material sensible sustraído, cuya peligrosidad desconocen en muchas ocasiones los ladrones.

“En la mayoría de los incidentes que han ocurrido hasta ahora”, asegura el texto del Ejecutivo regional; “las personas que sustraen el material no son conscientes de que el material robado es radiactivo, e ignoran el peligro que representa, bien porque sustraen materiales diversos pensando en el provecho económico que pueda conseguir con la venta, como chatarra/equipos electrónicos, o bien porque el objetivo del robo era realmente otro —por ejemplo el robo de un vehiculo— y normalmente al darse cuenta abandonan el material radiactivo”.

“Para la fabricación de una bomba sucia es preciso disponer o adquirir una fuente radiactiva, además de contar con un explosivo convencional (...) Aunque la posibilidad sea baja, nunca se puede descartar que esta posibilidad pudiera producirse”, explicita el plan de protección, que incluso incide en que los autores del artefacto quedarían sometidos a unas dosis insoportables de radiación. “Incluso con terroristas sucidas se considera que fabricar y hacer explotar una bomba sucia de alta actividad radiactiva sería bastante complicado”, añade, considerando también “muy poco probable” que se produzca “la contaminación con materiales radiactivos de la red de distribución de agua o alimentos básicos”.

Además, los especialistas recuerdan que España está sembrada de más de 900 puntos detección que miden de forma constante los niveles de radiación gamma para encender las alarmas si hay niveles anormales. “En la Comunidad de Madrid existen sensores en los municipios y los datos son recibidos, en tiempo real, en un centro de control ubicado en el centro nacional de emergencias”, detalla el texto.

¿Qué hacer ante una catástrofe? Delimitar las zonas de intervención aplicando las distancias de seguridad que detalla pormenorizadamente el plan de protección. Medir la contaminación para cuantificar los daños. Proteger a los ciudadanos. Identificar y detener a los sospechosos. Movilizar a sanitarios, bomberos, policías, guardias civiles o militares en función del tipo de amenaza. Y trasladar a los heridos a centros especializados, especialmente al hospital Gregorio Marañón.

Paso a paso, la Comunidad lo tiene ya todo preparado.

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