“El principio de paridad va a acabar beneficiando a los hombres”
La consejera andaluza de Innovación, Conocimiento y Universidad defiende la universidad pública frente al desprestigio de los casos máster y aboga por adoptar medidas prácticas para acabar con la segregación laboral femenina
Lina Gálvez (Sevilla, 1969) ha cumplido ya 100 días al frente de la Consejería de Innovación, Conocimiento y Universidad de la Junta de Andalucía, una cartera que abarca una miscelánea de sectores imbricados, sin embargo, en la necesidad de dotar de valor añadido a una cadena que comienza con la labor formadora e investigadora de la facultad, pasando por generar sinergias con el sector privado y poner en valor los frutos de esa confluencia. Un proceso que, para Gálvez, catedrática de Historia e Instituciones Económicas y directora del Observatorio de Género de la Universidad Pablo de Olavide, es la base de un cambio de modelo productivo que pueda adaptar la realidad académica y empresarial a la IV revolución industrial. En este empeño, la consejera ha aportado desde el primer momento su personalidad resolutiva y práctica, su amplia conciencia social y política y su activismo feminista.
Pregunta: ¿Está en peligro la universidad pública ante el desprestigio generalizado derivado de los escándalos de los máster?
Respuesta: Sí y creo que la amenaza no es nueva. Creo que toda la revolución neoliberal no está interesada en el modelo de Universidad democratizada que es la pública, ni en que sirva de ascensor social ni como base para una ciudadanía crítica, participativa, responsable. Desde ese punto de vista, la universidad pública está siendo desprestigiada. No las universidades de élite privadas que, efectivamente, van a reproducir a las élites. Utilizar la universidad simplemente para que nos dé unos títulos y no para la formación integral y humanista de los ciudadanos entra dentro del contexto de demolición de un modelo de universidad democrático.
P. ¿La Universidad pública está preparada para combatir esa sensación de nepotismo y clientelismo?
R. La Universidad ha cambiado muchísimo y nos hemos dotado de sistemas de mayor transparencia y de rendición de cuentas. Esa idea de endogamia creo que hay que relativizarla mucho porque se ha ido corrigiendo. En la Universidad andaluza no existen incentivos perversos, no se recibe financiación extra por parte del profesorado por participar en máster oficiales, como era el caso de la Universidad Rey Juan Carlos. Como tampoco, hasta donde yo sé, hay ningún Instituto oficial que tenga un CIF distinto del de la universidad, por tanto, todos están sujetos a la fiscalización de las universidades.
P. ¿En qué fase está su proyecto de racionalizar las titulaciones universitarias para evitar duplicidades o titulaciones similares?
R. Hemos encargado dos estudios, uno para conocer qué perfiles se van a demandar en el mercado y adaptar el mapa de titulaciones. El otro se centra en un mapeo de la investigación en Andalucía, para mejorar esta sinergia entre la investigación que se hace en la universidad, el sistema productivo y toda la sociedad en general para crear ecosistemas innovadores que permitan aprovechar el talento que hay en las universidades.
Usar la universidad solo para tener un título entra en el contexto de su demolición
P. ¿Qué responsabilidad tienen las empresas en el desarrollo de la innovación?
R. Las universidades han avanzado más en ese diálogo con las empresas que viceversa. Las empresas tienen cauces para participar en las universidades a través de los consejos sociales y, desde 2007, con el sistema de Bolonia. Los cauces existen, pero cuando hay niveles de paro tan altos, las empresas no necesariamente invierten en innovación porque tienen una mano de obra muy barata. Eso es perverso y hay que trabajar conjuntamente para que todos apostemos por la innovación, porque si no, no vamos a tener mucho futuro.
P. Estamos ante la cuarta revolución industrial, ¿está la Universidad andaluza preparada para dejar de ser una exportadora de talento?
R. Hemos puesto en marcha el programa de compra pública innovadora que vincula las necesidades que puede tener la Administración pública, de cosas muy concretas que no están en el mercado. Y hemos comenzado con el Talentia sénior. Ese se programa con un proceso de selección súpercompetitivo para traer a Andalucía a 10 investigadores de primer nivel. Lo que se va a intentar es recuperar talento, pero no solo, podemos traer a las personas que quieran venir a investigar. No solo andaluces que retornan. La idea es que el programa vaya creciendo, que gane un prestigio.
P. La Junta puso en marcha en 2016 otro ambicioso proyecto para atraer a investigadores que se ha quedado en nada. ¿Por qué no tener ahora los mismos reparos?
R. El Talentia sénior ha querido empezar de manera modesta. Son 2,5 millones y van a afectar a 10 personas. Creemos que esto se puede abordar y de allí crecer. Los Talentia máster se han mantenido. Ha habido un parón, pero han vuelto, es una manera de darle salida a los alumnos excelentes a los que se les pide un retorno. Talentia PostDoc sí ha tenido un parón, porque la Administración Pública es garantista y, por tanto, lenta. Pero esperemos que se pueda retomar. El presupuesto está y hay certeza de que lo vamos a hacer.
Las empresas no invierten en innovación porque tienen una mano de obra barata
P. Otra de las críticas generalizadas es que se invierte en proyectos para atraer talento, pero luego no se desarrollan planes de estabilidad para mantener las investigaciones…
R. La crisis aquí ha sido muy profunda. Hay sectores que se han resentido, entre ellos la investigación o la universidad. Aún así, Andalucía es la tercera comunidad que más invierte en investigación de España. Creo que debería producirse también un cambio en el modelo de gestión de la investigación en las universidades fuera de la ley de subvenciones, porque esto ahoga a la investigación.
P. ¿Cómo hacer para poder romper con el techo de cristal de que la ciencia, las nuevas tecnologías o la investigación son sectores masculinos, unos sesgos que abocan a la discriminación laboral?
R. En toda la sociedad está minusvalorado ser mujer, partiendo de que vale menos nuestra voz, nuestro criterio, nuestra investigación, hay muchos expertos y pocas expertas… Creo que el principio de paridad va a acabar favoreciendo a los hombres, porque al final los que van a tener que acabar garantizando el 40% van a ser los hombres porque efectivamente hoy por hoy el 60% de las egresadas universitarias son mujeres. En Andalucía vamos a convocar la mesa de la Mujer y la Niña en la ciencia para promover la mayor participación de las mujeres en el ámbito científico y en tecnología que es donde están menos presentes. Al final la segregación ocupacional es reflejo de una segregación educacional previa. No elegimos con total libertad, porque nos han socializado de manera diferente. Hay que trabajar desde la infancia.
Eso de que no se encuentran expertas… Búscalas porque las hay
P. ¿No se pueden establecer medidas concretas en la Universidad?
R. Aquí sí se pueden hacer políticas. En igualdad de resultados, priorizamos a la hora de dar un premio o dar un proyecto de investigación que sea una investigadora o que haya una investigadora principal; garantizamos que todos los procesos selectivos sean paritarios, en el sentido de que los jurados o los comités de evaluación sean paritarios, porque va a garantizar que van a mirar y a escuchar a la mujer. Necesitamos esa sensibilidad. Eso de que no se encuentran expertas… Búscalas porque las hay, hay que buscar. Lo que pasa es que hay que darles su sitio, su oportunidad. Porque los números valen. Estamos produciendo muchas más mujeres en las universidades, lo que hay que hacer es dar oportunidades.
P. Hace unos días usted zanjó con un tuit en catalán una polémica en redes sociales a raíz de las críticas por el sistema de subvención universal de la Universidad en Andalucía. ¿Cree que esos ataques son una consecuencia más del procés?
R. Me parece muy lamentable que la culpa de todo en Cataluña la tengamos los andaluces. Gobernar es priorizar y tú decides dónde pones el dinero y para eso nos hemos dotado de un Estado de las Autonomías donde tenemos competencia en el gasto. En Andalucía se ha hecho esta apuesta por garantizar que quien quiera estudiar y quiera esforzarse lo puede hacer.
P. ¿Por qué eligió responder en catalán?
R. A mí se me dan bien los idiomas, dejémoslo allí.
Me parece muy lamentable que la culpa de todo en Cataluña la tengamos los andaluces
P. Andalucía se ha consolidado como la segunda comunidad en volumen de exportaciones, China está interesada en el modelo del Parque Tecnológico de la Salud de Granada, hace unos días se presentó el modelo de Hyperloop fabricado íntegramente en esta comunidad, ¿por qué sigue teniéndose todavía una imagen de Andalucía como una comunidad retrasada?
R. Creo que los estereotipos funcionan de una manera muy perversa. Está como muy enraizado en el resto de España la imagen del andaluz y creo que desde Andalucía no hemos sabido vender bien esta Andalucía nueva, innovadora. Tenemos que comunicarlo mejor y saber venderlo, no solo por una cuestión de imagen que nos va a favorecer a todos, sino también por rendición de cuentas y transparencia, porque hemos invertido dinero público para que eso sea así y ese dinero es de todos nosotros, de la sociedad y por tanto hay que hacer esa rendición de cuentas.
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