Ullate compone una figura de origami con lo mejor de su obra
La compañía del bailarín celebra tres décadas de éxitos con ‘30 años de danza'
La obra del bailarín y director de espectáculos de danza Víctor Ullate (Zaragoza, 1947) se compone de miles de caras de variadas formas y múltiples colores. De todas ellas, Ullate reúne en su último espectáculo, 30 años de danza, los extractos de las coreografías más representativas de su carrera, los dobla, los une entre sí y construye una perfecta figura de origami. Con esta obra, que se estrenó ayer viernes y estará en cartel en los Teatros del Canal hasta el 9 de septiembre, el conocido coreógrafo celebra tres décadas de una vida artística cargada de éxitos y reconocimientos.
Historias como Coppélia, Samsara y Wonderland se dan la mano bajo los mismos focos y sobre las mismas tablas durante casi tres horas. En total, 18 fragmentos de coreografías creadas por el mismo Ullate y Eduardo Lao, actual director artístico, que tras este espectáculo abandona después de 18 años el puesto. “El objetivo era seleccionar un número de piezas que han significado diferentes cosas durante varios momentos de mi vida. Tanto eufóricos como melancólicos”, cuenta Lao.
Lao reconoce vivir un déjà vu cuando, en este show, vuelve a bailar de nuevo junto a Lucía Lacarra, bailarina que le sustituirá como directora a partir de la nueva temporada teatral. “La verdad es que va a ser muy agradable. Va a ser un baile lleno de emoción por todo lo que significa”, afirma.
Rodeados por espejos cóncavos y envueltos en la música de autores como Bach, Beethoven, Georges Bizet, John Williams y Max Richter, los bailarines transmutan constantemente la atmósfera de la sala con cada paso. Del erotismo que transmiten los movimientos de Carmen hasta los guiños autobiográficos de 2 you maestro. “No es una de esas galas donde van pasando los numeritos”, dice Lao. En 30 años de danza, las diferentes historias se enlazan bajo un mismo hilo conductor que permite al espectador acomodarse durante el transcurso del espectáculo sin notar ningún atisbo de forcejeo y artificialidad entre cada extracto.
Ullate, que ya ha anunciado que se apartará de la dirección de la compañía para centrarse en la creación de una casa de acogida para niños en situación de exclusión, vuelve a demostrar que la danza es un vehículo para contar sentimientos, sensaciones e historias. Ya sea en silencio o vestida con la melodía de las pisadas de los bailarines o de los aplausos del público.
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