Lucía Lacarra: “La celebridad ya no está unida al talento”
La bailarina, que asume la dirección artística del Ballet Víctor Ullate, participa en el espectáculo que repasa los 30 años de trayectoria de la compañía
Después de una exitosa carrera internacional como bailarina, Lucía Lacarra (Gipuzkoa, 1975) asume ahora la dirección artística del Ballet Víctor Ullate. Además, bailará en el espectáculo 30 años de danza, que se presenta la próxima semana en Madrid, con extractos de coreografías emblemáticas de esta formación
¿Qué o quién le llevó a la danza?
Creo que nací ya queriendo bailar. Desconozco qué es lo que me llevo a la danza, pero desde que tengo uso de razón lo único que he querido y deseando es bailar.
¿Qué espectáculo de danza le ha impresionado últimamente?
Sin duda alguna, Carmen de Víctor Ullate. Me impresionó como público y me sigue impresionando cada vez que lo bailo. Es un regalo para una artista el poder interpretarla.
¿Y su favorito de todos los tiempos?
La dama de las Camelias, de John Neumeier, porque es el rol más intenso, complejo, emocionante y apasionante que he interpretado nunca.
¿Y en cuál le habría gustado bailar?
Me siento extremadamente afortunada de poder decir que he tenido la suerte de bailar todo lo que querido en mi carrera. Lo que no quiere decir que no esté deseando seguir descubriendo nuevos roles maravillosos en el futuro.
Algún aspecto del mundo de la danza que no le guste…
Lo que menos me gusta en el mundo de la danza es el egocentrismo. La danza es mi vida, una pasión y una vocación, pero tampoco salvamos vidas y no siento esa necesidad de darme tanta importancia. Bailo porque disfruto cada segundo en escena, no por la fama.
¿Qué tipo de música le inspira más para bailar en un escenario? ¿Y fuera?
Todo tipo de música me inspira para bailar. He bailado desde los compositores clásicos a modernos, pasando por Pink Floyd y Duke Ellington. Con cada música se crea un universo diferente. Fuera es lo mismo, escucho la música que se adapta a mi estado moral de cada momento.
Vuelve a la compañía Víctor Ullate, donde empezó su carrera. ¿Qué ha cambiado en la danza en este tiempo?
Todo y nada. La danza está en continua evolución, los estilos, las coreografías, la forma de moverse y de sentirla va cambiando, pero en el fondo la base de la danza se mantiene siempre la misma. Es un arte vivo que evoluciona con el tiempo pero que mantiene su alma.
La compañía va a presentar un espectáculo que recoge una selección de sus 30 años de trayectoria. ¿Hay alguna pieza especial para usted?
Para mí todas las piezas que bailaré yo son especiales. Son muy diferentes unas de las otras, por lo que son incomparables. Dos de ellas, Carmen y Sola, las he bailado ya y son piezas que adoro. Y las otras dos, Samsara y Burka, serán un estreno para mí, lo que es siempre muy excitante.
¿Un libro para adentrarse en el mundo de la danza?
La vida y la danza. Memorias de un bailarín, de Víctor Ullate, escrito por la maravillosa Carmen Guaita. En él se plasma como en ningún otro la verdadera pasión y dedicación de un bailarín.
¿Y una película?
Turning Point, o Paso decisivo en Español. La mejor película de ballet en mi opinión y con un reparto de lujo.
¿Qué canción escogería como autorretrato?
El Canon de Pachelbel. Fue la primera coreografía que bailé con 10 años y me ha seguido y la he escuchado casualmente en momentos muy significativos en mi vida.
Si no fuera bailarina, ¿qué le gustaría ser?
Nunca he querido ni querré ser otra cosa que bailarina.
¿Cuál es su película favorita?
Lo que el viento se llevó. Escarlata O’Hara es para mí uno de los mejores papeles femeninos de la historia del cine.
¿Qué está socialmente sobrevalorado?
La celebridad, hoy en día ya no está unida al talento.
¿Qué coreógrafo vivo se merecería un Nobel?
Lo repartiría entre John Neumeier y Víctor Ullate. Por la única razón de sus ballets llegan al alma del espectador.
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