Madrid gasta un 7,4% menos de agua que en 2007 con 425.500 habitantes más
La principal causa del ahorro es la detección de fugas, por las que ahora se pierde un 3,2%, la mitad que en 2010
La Comunidad de Madrid consume un 7,4% menos de agua que hace una década con una población un 7% superior. El año pasado la región gastó 504,2 hectómetros cúbicos, 40 menos que en 2007, cuando alcanzó los 544,3. Y eso pese a que la población ha crecido en estos diez años en 425.495 habitantes. La principal causa del ahorro es la detección de fugas en la red de suministro de agua potable, que en la región tiene una extensión de 17.556 kilómetros. El volumen de agua que se pierde ahora es de un 3,2% (16 hectómetros cúbicos anuales), uno de los más bajos de España y la mitad respecto a 2010.
El mantenimiento de la red de suministro implica, según datos del Canal de Isabel II, la reposición anual de 200 kilómetros de tuberías. También ha incidido en la caída del consumo el uso de agua regenerada, que ha pasado de 214 hectómetros cúbicos (hm³) en 2011 a los 588 actuales. “Es un resultado espectacular que se debe a la conjunción de muchos factores trabajados a largo plazo. De ello depende la sostenibilidad de Madrid”, asegura Francisco Javier Fernández Delgado, subdirector de Telecontrol en el Canal. Combatir las fugas es “una lucha sin fin” y la cifra actual es “difícil de bajar”, asegura.
Una de las armas de esa batalla es la sustitución de tuberías a largo plazo, pese a estar “limitados por la concesión de licencias de obra”. Para determinar cuáles hay que cambiar, explica Fernández, se analizan y cruzan datos acumulados durante más de 20 años, como qué tipo de tubería se rompe con más facilidad, su diámetro o su edad, lo que permite calibrar el riesgo y las probabilidades de daño. Las primeras que se cambian son las que más pérdidas y daños ocasionarían.
El pico histórico de consumo en la Comunidad se registró en 2005 con 610,1 hm³, muy lejos del estimado para 2018. En lo que va de año, los madrileños han consumido 273,9 hm³, un 6,2 % menos que en 2017. El consumo acumulado en la región desde el arranque del año hidrológico, el pasado 1 de octubre, es también un 3,1 % inferior al del anterior.
El pasado mes de julio, tras una primavera particularmente lluviosa, los madrileños consumieron 50,7 hm³ de agua: un 2,1% menos que el año pasado, y el consumo más bajo para un mes de julio que se registra desde hace 20 años. “Buscar más agua natural es algo a lo que no renunciamos, pero no contamos con ello porque no hay. Contamos con agua regenerada”, asegura Francisco Javier Fernández Delgado. Cada año, nuevos municipios la utilizan para usos industriales y riego de parques. “Ahora estamos en más de 600 kilómetros de red de agua regenerada entre la capital y la zona metropolitana”.
Otro elemento clave en el ahorro de agua es la política de tarifas, divididas en tres bloques en función del consumo, de menos a más. A quien hace un consumo responsable se le mantiene un precio razonable y la tarifa sube en función del gasto. “Si estás en el tercer bloque en verano puedes llegar a pagar más del doble que la tarifa normal”, aclaran fuentes del Canal. “En 2006 se estrecharon esos bloques seguramente debido a las piscinas, que se llenaban y luego se tiraba, de modo que sale más barato comprar productos químicos y una depuradora y que sea más barato conservarla que tirarla”. Un litro de agua en el primer bloque cuesta 0,001486€ (sin IVA).
13% del agua
El Canal de Isabel II representa aproximadamente el 13% del sector de la gestión del agua urbana en España. Para disponer de agua en cualquier época del año, esta debe ser captada y almacenada. Canal dispone de 14 embalses cuya capacidad de almacenamiento es de 946 hectómetros cúbicos.
La transformación del agua natural en agua apta para el consumo se lleva a cabo en 14 estaciones de tratamiento de agua potable (ETAP). La empresa, responsable del ciclo integral del agua de la Comunidad, cuenta con un millón y medio de clientes con contador y contrato y el fraude “no llega al 0,8 %”.
Otra técnica que emplean —“compleja y más a corto plazo”— es la implantación de una gestión inteligente de presiones. Para ello aíslan zonas de la red y colocan instrumentos de medida para controlar la presión de modo que se optimiza la salida de agua que le llega al usuario sin que este lo note. El Canal cuenta con una red dividida en más de 600 sectores repartidos en tramos de entre 20 y 60 kilómetros. 70 de ellos cuentan con equipos de medida. Con estos sensores pueden ir a reparar fugas “incluso antes de que rompan”. “Son tecnologías bastante emergentes, todavía en prueba. La próxima década empezarán a funcionar muy bien”, aclara Fernández.
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