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Madrid realmente aumentado

La aplicación Faro Explorer permite descifrar el horizonte urbano de Madrid desde el Faro de Moncloa

Sergio C. Fanjul
Aplicación para que los visitantes del Faro de Moncloa puedan ver de cerca los edificios singulares.
Aplicación para que los visitantes del Faro de Moncloa puedan ver de cerca los edificios singulares. Carlos Rosillo

Al Faro de Moncloa, la torre de comunicaciones de 92 metros de altura que se encuentra donde Madrid empieza por el este, se accede mediante un ascensor que sube por el fino fuste hasta la plataforma de observación. Una vez arriba, y si el vértigo lo permite, uno domina buena parte de la urbe. Rascacielos, amplias avenidas, parques, cúpulas y miles de tejados forman un intricado mar que se extiende hasta donde alcanza la vista. Si no se está familiarizado con los perfiles de la ciudad cuesta distinguir los hitos urbanos entre toda la frenética maraña madrileña.

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Para tener las cosas más claras, el Ayuntamiento ha puesto recientemente en funcionamiento el servicio Faro Explorer, basado en la tecnología Suprascope, desarrollada por Rafael Rodríguez, que los visitantes pueden contratar por tres euros. Se presentó en Fitur en 2017 y, tras un largo periodo de prueba, tuvo su puesta de largo el pasado junio, dentro del programa Mira Madrid, que proponía conocer rincones poco frecuentados de la capital.

Faro Explorer consiste en una mini tablet cargada con un software de Realidad Aumentada que, superpuesta al paisaje, y con un giro de 360 grados, señala sobre la propia realidad los lugares de interés y da información sobre ellos, desde las Cuatro Torres hasta el Teleférico de la Casa de Campo; desde la Torre Picasso hasta el Parque de Atracciones.

“La aplicación hace que la gente vea de verdad la ubicación de los puntos de interés de la ciudad. A ojo es mucho más complicado saber a dónde estás mirando”, dice Victoria Peña, supervisora de la red del Servicio de Atención e Información Turística (SAIT) del Ayuntamiento. Otra de las opciones es la de telescopio: en la imagen aparece un círculo a modo de ocular que permite ampliar hasta 20 veces las vistas, incluso con las personas que cruzaban la calle o se sentaban a tomar el fresco en unas escaleras cuando se hizo la foto panorámica de gran precisión.

Y, por último, otra de las opciones, si el vértigo no es suficiente, permite elevarse 500 metros sobre el Faro y ver la ciudad completa a vista de pájaro. Además, uno puede seleccionar algunos lugares, introducirse en ellos como un espía y disfrutar de una vista, también en 360 grados, de su interior: el Parque del Capricho, el Palacio de Cibeles, Matadero Madrid, el Museo Nacional de Ciencias Naturales, etcétera. Para los más aguerridos, si siguen ascendiendo como en una nave espacial, se pueden llegar a abarcar de un plumazo toda la Península y las costas que la bordean.

Interés creciente

El Faro de Moncloa, obra del arquitecto Salvador Pérez Arroyo, se inauguró en 1992, pero en 2005 se clausuró, después del incendio del edificio Windsor, para adaptarlo a la nueva normativa de seguridad. Su ascensor volvió a subir a las alturas en 2016, y desde entonces el Ayuntamiento trabaja para atraer al público a este mirador privilegiado a través de novedades como Faro Explorer o actividades infantiles como el show de Farolín y Monclovita. “Tenemos sobre todo público familiar. A los niños les gusta mucho subir tan alto y mirar las vistas”, dice Peña. “Además, es una actividad que resulta económica para los visitantes y que con los años cada vez se va dinamizando más”. En 2016, el Faro tuvo 99.786 visitantes; en 2017, 123.268, y solo en los primeros siete meses de este año, 87.661.

“Lo que más curiosidad despierta en los visitantes es conocer dónde vive el presidente del Gobierno, el palacio de la Moncloa, que se puede ver desde uno de los extremos del mirador”, explica la trabajadora Silvana Moreira. “Luego también quieren ver el palacio de la Zarzuela, residencia de los Reyes, o estadios como el Santiago Bernabéu o el Vicente Calderón, pero desde aquí no son visibles sin la aplicación”. Con la tecnología, todo es visible.

Farolín (interpretado por Aitor Cortés) y Monclovita (Sara Núñez) entretienen a los niños sentados en cojines de colores. “Les hablamos de los sitios que se pueden visitar en Madrid con estos personajes de corte cómico”, dice Cortés. “Farolín es como el hijo de este faro y Monclovita es una amiga de Farolín, vecina del distrito de Moncloa y gran conocedora de la ciudad. Ellos también aportan muchas ideas sobre los lugares que han visitado”. 

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Sobre la firma

Sergio C. Fanjul
Sergio C. Fanjul (Oviedo, 1980) es licenciado en Astrofísica y Máster en Periodismo. Tiene varios libros publicados y premios como el Paco Rabal de Periodismo Cultural o el Pablo García Baena de Poesía. Es profesor de escritura, guionista de TV, radiofonista en Poesía o Barbarie y performer poético. Desde 2009 firma columnas y artículos en El País.

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