Agosto de descubrimientos al fresco en Madrid
A pocos kilómetros del calor de la capital, la naturaleza ofrece paisajes y actividades para quienes buscan algo más que pozas y piscinas
Más allá de la montaña sin más y al agua en sus diversas variantes (pozas, piscinas naturales, pantanos...), la naturaleza al aire libre en agosto en Madrid ofrece otras oportunidades de disfrute igual de fresquitas. La hiperdigitalización de nuestra mirada y de nuestra comunicación y el sedentarismo hacen que se acentúe nuestro alejamiento de todo aquello que no pase por tendencia o noticia en una pantalla.
Pero resulta que en Madrid hay setas en agosto, y hacia mediados fructifica la zarzamora y provee de sus ricos frutos a las personas que optan por aventurarse por caminos y veredas; que además miran al cielo estrellado, extasiadas y alejadas de la contaminación lumínica de la capital y alrededores; y escuchan los cantos de ranas y sapos entre charcas y arroyos o contemplan concentraciones de golondrinas en pueblos y campos, preparadas para su viaje migratorio hacia el sur.
Madrid tiene montaña, bosques, ríos, campiña, praderas, cielo estrellado y un conglomerado de ecosistemas y biodiversidad que no descansa en agosto. Solo hay que saber dar con ello.
1. Mirlo acuático. Empezamos con una propuesta muy fresquita y establecemos nuestra base de operaciones en el río Lozoya. Río serrano por excelencia, comienza llamándose arroyo de La Angostura al poco de nacer en las cumbres de Peñalara. Es en dicho arroyo, aguas arriba de Rascafría, donde se aprecian las evoluciones del mirlo acuático, más pequeño que el mirlo común y algo más grande que un gorrión común. De garganta y pecho blancos, se sitúa entre las piedras del cauce y se zambulle de vez en cuando en busca de invertebrados acuáticos. Aguas abajo del Lozoya, entre el embalse de Pinilla del Valle y Garganta de los Montes, también se le ve en las zonas más encajonadas, donde el río alcanza mayor velocidad.
En el centro de visitantes Valle del Paular, del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, orientan muy bien sobre la fauna y flora del Lozoya (918 691 757 / www.parquenacionalsierraguadarrama.es).
2. Luciérnagas. Es difícil concretar un punto donde ver luciérnagas. La sorpresa puede llegar en cualquier paseo campestre nocturno. Aun así, recomendamos acercarse a la sierra del Rincón y a la vecina sierra de Ayllón, ya en Guadalajara. El menor abuso en la transformación urbanística de estas zonas ha hecho que en algunos lugares se aprecien con más notoriedad sus destellos nocturnos. El exceso de iluminación artificial, la desaparición de huertos y acequias y la sustitución de muros recubiertos de vegetación autóctona, que retienen la humedad, por otros de hormigón, vallas metálicas o hileras de arizónicas ha expulsado a estos "gusanos de luz" de numerosos enclaves. Son realmente escarabajos, que "encienden" el abdomen debido a unas reacciones químicas que se producen para llamar a la cópula entre sus congéneres.
El portal www.gusanosdeluz.com ofrece abundante información sobre la mejor manera de detectar luciérnagas.
3. Perseidas. No salimos del triángulo del extremo septentrional madrileño, esta vez virando hacia el oeste, entre Somosierra y el puerto de Navafría, en los denominados Montes Carpetanos. Por aquí buscamos la oscuridad nocturna más limpia para disfrutar un año más en agosto de las Perseidas, lágrimas de San Lorenzo o "lluvia de estrellas", que realmente son una lluvia de meteoros procedentes de la constelación de Perseo. El punto álgido se produce entre el 11 y el 13 de agosto, y aunque se divisan, con nula o escasa contaminación lumínica, en varios puntos de la región, los claros que se abren entre los pinares del puerto de Navafría ofrecen un paisaje idóneo.
El camping Monte Holiday (91 869 52 78 / monteholiday.com), cerca de Navafría, y Astroafición (633 371 075 / astroaficion.com), en San Martín de Valdeiglesias, en este caso con cata de vinos incluida, organizan observaciones de Perseidas.
4. Moras. Para degustar la presente propuesta hay que dejar que avance agosto y que maduren las zarzamoras. Solo así se apreciará el agradable sabor de las moras más frescas, que entre las zonas más húmedas del pie de sierra y de la ribera de algunos ríos se dejan ver ya a finales de la primera quincena. De nuevo hay que salir a recorrer campo, a hacerlo en las horas menos calurosas, a evitar terrenos hormigonados o polvorientos y a buscar sotobosques donde la zarzamora, junto al escaramujo y el majuelo, rodeen y orlen bosquetes de robles melojos, castaños y fresnos. En Madrid, el bosque de La Herrería, en San Lorenzo de El Escorial, cumple con estas premisas, e incluso el cercano monte Abantos.
En el monte Abantos está el centro de educación ambiental Arboreto Luis Ceballos (91 898 21 32 / arboretoluisceballos.blogspot.com), buen lugar en el que informarse e incluso ver zarzamoras.
5. Olmos. No nos olvidamos del sur en esta ruta por la naturaleza en agosto. Y para ello elegimos un árbol que quizá se haya visto en algunos de los pueblos ya mencionados, ya que es muy típico que forme parte de sus plazas. Sin embargo, enfermedades como la grafiosis tienen contra las cuerdas a los olmos autóctonos (Ulmus minor) y resulta complicado dar con ejemplares sanos, y no digamos con olmedas. Si se viaja en tren hasta Aranjuez, nada más salir de la estación en dirección a la ciudad, a la izquierda del camino, se levanta uno de los olmos catalogados como singulares por la Comunidad. Sus más de treinta metros de altura y cinco de diámetro lo hacen inconfundible. También se lo ve en algunos de los sotos históricos de Aranjuez, y remontando el río Tajo desde los Jardines del Príncipe hasta el Cortijo de San Isidro y la playa de la Pavera crecen algunas olmedas.
En la oficina de turismo de Aranjuez (918 91 04 27 / www.aranjuez.es) informan sobre las rutas por sus sotos históricos.
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