Patricio Azcárate, testigo de excepción del corto siglo XX

Patricio Azcárate, Pío para los amigos y familiares, pertenecía a una familia de la burguesía ilustrada de origen leonés, su tío abuelo Gumersindo de Azcárate fue uno de los fundadores de la Institución Libre de Enseñanza, y su padre, Pablo, fue secretario general adjunto de la Sociedad de Naciones, embajador de la República en Londres y secretario de la Comisión Palestina de la ONU.

Patricio nació en Londres en 1920 durante la estancia de su padre como becario de la Junta para la Ampliación de Estudios, al poco tiempo la familia se instala en Ginebra donde su padre empieza a trabajar como funcionario de la recién creada Sociedad de Naciones. Muy joven se afilia a las Juventudes Socialistas Unificadas y al Partido Comunista de España. Tras la sublevación militar del verano de 1936 el Gobierno de la República nombra a Pablo de Azcárate embajador en Londres. Patricio, una vez concluidos sus estudios de bachillerato, decide abandonar las comodidades de la Embajada y con el preceptivo permiso paterno se incorpora como voluntario en el Ejército Popular de la República, donde ya se encontraban otros familiares como su tío Patxi, inspector general del Cuerpo de Ingenieros.

A primeros de mayo de 1938 la Batalla del Ebro estaba a punto de comenzar. Su conocimiento de varios idiomas, (y su desconocimiento total y absoluto de la práctica militar) hizo que fuera destinado como ayudante del coronel Sánchez Rodríguez, Jefe del Estado Mayor del Ejército del Ebro, en calidad de secretario e intérprete. En el mes de noviembre se le adscribe a la Comisión Internacional que supervisaba la retirada de combatientes extranjeros radicada en Barcelona, ciudad desde la que parte hacia un exilio en el que recorrerá ciudades como Paris, Londres, Viena, Budapest y Praga. Durante su estancia en Londres cursa estudios de Ingeniería Eléctrica, son años en los que frecuenta la casa de Juan Negrín, presidente del Gobierno de la República en el exilio, gran amigo y estrecho colaborador de su padre.

Regresa a España en la década de 1950 y, tras una breve estancia en Córdoba, se desplaza a Madrid donde reside hasta su jubilación, momento en el que decide trasladarse a Alicante donde ocupa su tiempo libre en impartir clases de inglés y escribir artículos sobre política internacional. En los últimos años se involucra y participa de una forma muy activa en actividades relacionadas con la recuperación de la Memoria Democrática. El último acto público en el que participó fue el homenaje que la Generalitat Valenciana rindió a Juan Negrín el 17 de mayo de 2017 con motivo del 80º Aniversario de su nombramiento como presidente del Gobierno de la República. Conservó la lucidez y el entusiasmo de siempre hasta el final, aunque el deterioro físico de los últimos meses le impidió mantener su apretada agenda con la misma intensidad. Una larga y fecunda vida se apagó en la madrugada del pasado viernes 15 de junio, pero su memoria y su recuerdo permanecerán indelebles en todos los que le conocimos.

Félix Vidal es el presidente de la Asociación Amigos de la Fundación Juan Negrín.